martes, 14 de enero de 2025

H10 PALACIO COLOMERA (CÓRDOBA)


H10 PALACIO COLOMERA (****)
Plaza de las Tendillas 3
14002 Córdoba

Habitación: 307
Fecha de entrada: 28/11/2024
Tarifa: 

En el corazón de la ciudad andaluza, en el mismo centro comercial de la misma y a un paso del casco histórico, en una animada plaza llena de locales de hostelería encontramos un edificio clásico, completamente reformado, encalado, con una terraza superior entre dos labradas torres. Cristal en toda la planta baja que nos deja a la vista desde el exterior el bar y la recepción. Entre dos macetas, y bajo un pequeño porche con el nombre del hotel en letras metálicas accedemos al establecimiento, salvando unos escalones y cruzando una alfombra gruesa y unas puertas correderas automáticas. Dentro, de frente encontramos una espectacular escalera antigua en mármol muy labrado. Delante, un coqueto patio andaluz, bien decorado con sofás y butacas para la conversación en torno a mesas bajas. En el centro un pozo decorado con flores de pascua. 

Hacia la izquierda, señalizado con un cartel encontramos un espacio casi circular, completamente acristalado a la calle con dos escritorios de trabajo con sendos ordenadores. Una bandeja ofrece agua fresca, café y dulces de cortesía. Tras la mesa, nos atiende una joven muy amable. Nos pregunta por nuestro viaje, por si es la primera vez en el hotel y nos ofrece una copa de vino o de cava. Rápidamente prepara los trámites de registro, nos hace firmar un par de documentos sobre alergias y el registro policial y nos entrega un cartoncito con la tarjeta de la habitación, y otro con una bebida de cortesía por ser miembros preferentes del programa de fidelidad de la cadena. Después se levanta y nos acompaña por los pasillos del hotel hasta el edificio en el que se encuentran nuestras habitaciones mientras nos explica el funcionamiento del wifi, que es bastante sencillo a través de un portal de conexión y correcto en su utilización, el horario y lugar del desayuno y algunas curiosidades sobre el hotel.

Atravesamos el primer patio del hotel y a continuación, por un pasillo pasamos junto a un salón acristalado que hace las veces de coqueta biblioteca. Todo huele a nuevo y moderno. Luces indirectas, cristal, tonos claros... Una puerta de cristal nos saca al pequeño patio en el que está la piscina, con ruido de agua incluido. A su alrededor una valla de cristal, y en su interior tumbonas, hamacas y sillas. Una puerta de cristal nos introduce en el edificio anexo. Allí, junto a restos arqueológicos de un pozo medieval conservados para ser visitados encontramos un ascensor de puertas negras automáticas. Su interior, en vidrios negros y espejo, y suelo de piedra. Moderno, con botonadura metálica y una pantalla con anuncios de los servicios del hotel. Allí se despide de nosotros la recepcionista. 

El ascensor de abre a un vestíbulo delante de las escaleras. Suena música navideña en el suave hilo musical. Indicadores metálicos estilizados adheridos a la pared nos orientan en la dirección adecuada a nuestra habitación. Hacia la derecha encontramos un pequeño pasillo de gruesa moqueta en tono rosa en el que encontramos dos habitaciones. Grandes puertas de madera, modernas, con un tirador de metal negro y un lector de tarjetas, redondo también en negro. Los números en metal sobre la madera, y una tira de led sale del marco creando una agradable sensación.

Tras la puerta entramos directamente en el dormitorio. Cuadrado, moderno, luminoso, con un suave aroma. Suelo de madera natural muy cuidada, aunque en su mayoría está recubierto por una gruesa alfombra en color gris claro. Paredes en color crudo con algunas molduras clásicas. Techo en blanco con una decena de puntos de luz y un moderno ventilador de techo. A la izquierda de la puerta, el moderno mando digital para manejar el aire acondicionado, que no necesitamos encender, porque la temperatura de la habitación es más que agradable. Aún así, su manejo resulta sencillo, casi silencioso y bastante eficaz. En la pared encontramos un televisor de plasma. Debajo una sencilla mesa de trabajo en madera y finas patas metálicas. Debajo una incómoda butaca tapizada en terciopelo azulón. Sobre ella una botella de cristal con flores artificiales, un par de folletos del hotel y un flexo de aire retro en metal negro algo desmontado. A su lado un enchufe disponible. 

En el lado derecho encontramos la puerta del baño con un interruptor de B-ticino y a continuación un armario de doble cuerpo. El primero, abierto, incluye un minibar con buen -y carísimo- surtido y una modernísima caja fuerte digital, ambos encerrados en un armario de color blanco brillante. Encima, una bandeja de cortesía con una cafetera Nespresso. Cuatro juegos de café, dos botellas de agua mineral, vasos y tazas con unas galletas en un dorado armario iluminado con una tira de led. A su lado un armario de cuerpo entero en madera natural. En su interior cajones en la parte de abajo, una barra colgadora para colgar la ropa 'de frente', la bolsa de la lavandería y un paraguas con el logo del hotel. Por encima una balda con dos mantas envueltas en plástico.

En la pared del fondo, junto a un espejo de cuerpo entero con sencillo marco de metal retroiluminado encontramos el pequeño balcón con vistas al coqueto patio de la piscina. Un visillo en tonos ocres y dos grandes cortinones a juego, que hacen las veces de foscurit, impiden el paso de la luz exterior. 

A la izquierda encontramos las dos camas. Colchones cómodos de gran calibre vestidos con un elegante nórdico de rayas, suave y ligero. Tres grandes almohadas de distinta dureza se apoyan sobre un cabecero de tela gris. A un lado una mesilla alargada, de madera y metal oscuro, con una lámpara de noche que se enciende con una pera, un jarroncito de porcelana con otras flores artificiales, una bandeja dorada y el mando de la televisión. Debajo una papelera de piel negra y una especie de banqueta metálica en tonos cobrizos. Por encima, enchufes disponibles (incluido uno USB) e interruptores para las luces. Lástima que el juego de luces sea sólo encendido todo o apagado todo. Sólo hay una opción de encender unos pequeños y potentes reflectores negros, para el trabajo desde la cama, ubicados encima del cabecero. En el otro lado de la cama la mesilla es redonda, y allí se presenta un bloc de notas, un bolígrafo y una lámpara dirigible de pie en metal negro. Por encima del cabecero dos cuadros con marco de madera y escenas de la ciudad.

El baño resulta algo pequeño. Pero moderno, con una curiosa luminosidad algo amarilla procedente de algunas tiras de led situadas en el espejo. Suelo de baldosas porcelánicas hexagonales en tonos grises. Una encimera de granito color cobrizo recoge un lavabo exento en piedra negra con una moderna y ostentosa grifería algo suelta que funciona bien aunque con escaso caudal. Sobre la encimera encontramos también un par de jarroncitos de vidrio con detalles vegetales, dos vasos de cristal, recubiertos por unos cartoncillos que nos invitan a ahorrar agua, una caja con un variadísimo set de amenities envueltas en cajitas de color negro con el logo de la cadena (peine, lustrazapatos, set dental, de afeitado, gorro de baño...). A la derecha, en la pared, un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante. Por encima, un espejo rectangular, retroiluminado que incluye un círculo de aumento. Del techo cuelga una bola de luz de cristal. Por debajo, en una balda, una bandeja con el secador de pelo de buena potencia, una caja oscura con pañuelos de celulosa, dos toallas de manos, dos enormes de baño y dos albornoces con zapatillas de felpa completan un más que correcto set de lencería, todo ello en blanco de buena calidad con el logo de la cadena. 

En el lado izquierdo encontramos, junto a una ventana protegida con un estor en tono crudo un moderno inodoro, algo bajo, con cisterna empotrada en la pared. Sobre él dos láminas con detalles de la ciudad. A un lado un portarrollos y al otro una escobilla de baño. En el lado derecho la sugerente cabina de ducha. Protegida por unas puertas correderas desde el techo hasta el suelo en metal y cristal. Suelo blanco y paredes en pequeña porcelánica del mismo color. Dentro, en la pared, tres botes anclados con champú (de dulce aroma), gel y acondicionador. La moderna grifería dispone de dos botones para elegir qué grifo queremos que funcione y una manecilla para seleccionar la temperatura. Una terminación en efecto lluvia, y un grifo de tipo teléfono. Buena temperatura en ambos pero al efecto lluvia le falta un poco de caudal.

En un luminoso y gran comedor se sirve por la mañana un amplio buffet atendido por una amable, simpática y servicial camarera que nos explica la ubicación de los productos y nos sirve en la mesa el zumo de naranja natural y un croissant. Platos calientes (huevos fritos, revueltos, salchichas, tomate, champiñones, judías...), embutidos, fiambres y quesos, bocadillos preparados, cereales, una seria variedad de panes, fruta cortada y preparada, yogures y otros lácteos, bebidas frías y un par de máquinas de correcto café sin más.    

Por la mañana, en la salida del hotel, un joven nos atiende, algo más frío y distante que la llegada. 

Calidad/precio: 
Servicio: 9
Ambiente: 9
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 9
Desayuno: 9
Valoración general: 9

miércoles, 11 de diciembre de 2024

PULLMAN BRUSSELS CENTRE MIDI (BRUSELAS)

PULLMAN BRUSSELS CENTRE MIDI (****)
Pl. Victor Horta 1
1060 Bruselas 

Habitación: 419
Fecha de entrada: 18/11/2024
Tarifa: 

Anejo a la Gare du Midi, en la parte sur de la ciudad, encontramos un edificio en esquina de siete plantas en granito negro que combina en el vértice, con otro en forma de cilindro y en tonos ocres, donde encontramos la enorme puerta giratoria de entrada bajo un enorme pórtico metálico con dos robustas columnas decoradas con algunas macetas altas. Todo ello delante de una plaza adoquinada llena del típico trasiego ferroviario. No en vano debajo se encuentra la terminal del Eurostar que viaja a Londres.  

La acristalada planta baja recoge la recepción. A la izquierda un tranquilo bar, una gran escalera giratoria en blanco con unas bolas enormes en dorado alrededor. De frente una pared de madera en tono gris con media docena de butacas en tonos anaranjados para la espera y algunos indicadores de los servicios del hotel. A la derecha, además de alguna butaca más hay tres pequeños mostradores, individuales para la recepción. Luz tenue, música suave. Nos atiende un joven de origen árabe en casi perfecto castellano. Muy amable y correcto, el trámite de registro se hace rápido. Nos entrega un cartoncillo con la tarjeta que hará de llave de la habitación. Nos explica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que es rápido y estable en todo el edificio. Sensación de modernidad y calma con un punto de lujo afrancesado.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta un luminoso espacio en el que se encuentran los cuatro modernos ascensores de puertas automáticas metálicas. Su interior, estrecho y largo dispone de grandes carteles con los servicios del hotel y la carta del restaurante. Un par de paredes de espejo y el suelo de mármol. Botonadura de metal con un lector de tarjetas para activarlo. Las puertas se abren a un amplio recibidor al que llegan varios pasillos. Gruesa moqueta marrón oscura. Paredes en madera oscura con tiras de luz que retroiluminan el espacio. Anchura. Un montón de sábanas y toallas para limpiar se acumulan feamente en la puerta del office. Junto a las habitaciones, pequeños recuadros retroiluminados con el número de la habitación en metal. 

Una puerta gris, oscura, pesada, con una manivela metálica y un lector de tarjetas en negro nos introduce en la habitación. La puerta se cierra con fuerza detrás de nosotros en un espacio moderno con suelo de moqueta algo rojiza un poco desgastada, paredes en blanco y chocolate y madera blanca brillante. A la derecha, la ranura para meter la tarjeta y activar la luz abundante que llena la estancia. A la izquierda las dos puertas del armario, discretas. Una en blanco, la otra, completamente de espejo. En el interior, iluminado, una parte con un largo colgador con cuatro perchas normales, una tabla de planchar y su plancha. En la otra parte, algunas baldas, la bolsa de la ropa sucia y unos folios y sobres. A continuación un armario retroiluminado ofrece una bandeja de cortesía con un hervidor de agua, varios juegos de café y justo debajo cerrado por sendas puertas una caja fuerte y un minibar, de puerta transparente en el que se ofrecen dos bricks de agua de cortesía con la marca de la cadena. 
En el lado derecho de ese pasillo de acceso al dormitorio, iluminado por dos puntos de luz desde el techo, encontramos una puerta, algo maltrecha, con acceso a un pequeño espacio de paredes laterales en blanco, y en la del fondo, de porcelana negra igual que el suelo, incrustado, un inodoro. Cisterna empotrada con dos botones para descarga total o media. Dos portarrollos, una escobilla y una papelera metálica. Un punto de luz en el techo.

Un paso más adelante entramos en el dormitorio. De tamaño correcto, sin grandes espacios. En el lado izquierdo, siguiendo el armario que contiene el minibar se presenta un maletero con tiras metálicas y a continuación un largo sofá de cómodos cojines en piel de tono crudo. Sobre él, una buena pantalla plana de televisión, y al final del sofá varios cojines, entre otros uno azul. Además un enchufe disponible y un interruptor que ilumina dos enormes lámparas que cuelgan allí del techo sobre una mesa redonda algo incómoda para trabajar bajo la que hay un puf de piel marrón y una papelera de plástico negra. 

La pared del fondo está ocupada por la ventana, que no es practicable, y que da a un oscuro patio de luces con vistas a las otras habitaciones. Visillos blancos como de plástico corren rápidos por los railes del techo, y un fuerte foscurit en color crudo impiden el paso de la escasa luz exterior por la mañana. 

A la derecha de la estancia, la cama. Sobre un canapé recubierto con tela blanca se presenta un colchón normal pero bastante confortable. Vestido con un suave nórdico de cuatro almohadas. Dos de ellas son cuadrantes algo grandes y las otras dos cojines algo duros. Dormir sobre ellos resulta bastante incómodo. La cama aparece empotrada contra un cabecero de madera y blanca con dos bloques tapizados en piel para apoyarse para la lectura o el trabajo. A ambos lados, interruptores de b-ticino y enchufes disponibles para los cargadores. Por encima del cabecero salen dos brazos dirigibles de luz para la lectura, aunque su potencia puede resultar un poco escasa. En el lado izquierdo hay una mesilla exenta de cristal blanco con el mando de la televisión. Sobre ella cuelgan otras dos grandes lámparas redondas de fría luminosidad. A la derecha, la mesilla es simplemente una madera incrustada en el cabecero sobre la que hay una cálida lámpara de noche de tulipa blanca, un bloc de notas, un lapicero y un teléfono.

Junto a la puerta del baño está el sencillo mando del aire acondicionado. Una rueda para la potencia y otra para la temperatura, señalados con una luz interior. Lástima que esté casi caído y no funcione. La insonorización interior es formidable. La exterior podría mejorar un poco y se escuchan los pasos y voces del pasillo. La oscuridad se alcanza casi por completo, y eso sí, el hotel resulta tranquilo. 

Al baño se accede a través de una pesada puerta corredera. Dejamos atrás la moqueta para pisar suelo de porcelana marrón casi chocolate, que también recubre las paredes. Dos puntos de luz en el techo caen sobre una encimera de silestone blanco sobre la que hay dos toallas de manos, una caja metálica de pañuelos de papel, una bandeja de metacrilato con dos vasos de cristal y otro de plástico que ofrece el juego de amenidades (dos lustrazapatos, dos gorros de ducha y dos limas de uñas). La encimera recoge un pequeño lavabo rematado con una buena y moderna grifería Grohe. Por ella poco caudal de agua, que además traga con dificultad por el desagüe. Por encima de la encimera y hasta el techo, un enorme espejo que sostiene otro redondo y pequeño de aumento. En la pared derecha un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante. Por debajo, una balda blanca con patas metálicas presenta una báscula digital, un secador de pelo de escasa potencia metido en una bolsa de tela, dos toallas de lavabo y dos toallas de ducha, todas ellas en blanco y de excelente calidad. 

A la izquierda queda la cabina de ducha, generosa y sugerente. En la pared, anclados tres botes de gel, champú y acondicionador. Un punto de luz en su interior ilumina con fuerza la zona destacando el brillante de la porcelana de suelo y pared. La puerta de cristal no termina de cerrar bien, y allí encontramos también el pie de ducha. Un grifo termostático moderno nos permite regular la salida de agua a través de una ducha de teléfono, o de otra, superior de efecto lluvia. Excelente temperatura y presión, aunque falta un punto de caudal. 

Por la mañana, en un elegante restaurante, con ventanales a la plaza en la que se ubica el hotel se sirve un completo desayuno buffet. Café de Nespresso, zumos de naranja y multivitaminas, platos calientes (huevos revueltos, judías, gofres, tortillas, bacon, salchichas, verduras...), y fríos (fiambres, ensaladas, encurtidos, quesos...). Bollería crujiente, varios tipos de pan de buena factura, mermeladas, mantequillas, chocolates, cereales y fruta preparada y cortada.

Después, en recepción, en el mismo buen castellano de la llegada, nos despiden cálidamente, interesándose por si todo ha estado a gusto durante nuestra estancia. 

Calidad/precio: 
Servicio: 9
Ambiente: 8
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 8
Valoración general: 8.5

miércoles, 27 de noviembre de 2024

MOXY BARCELONA (BARCELONA)


MOXY BARCELONA (****)
Calle Mallorca 1
08014 Barcelona

Habitación: 571
Fecha de entrada: 13/11/2024
Tarifa: 165€ (SA)

El antiguo Expo Hotel reconvertido en la cadena joven del grupo Marriott. Ubicado a pocos metros de la estación de Sants, en el tranquilo inicio de la calle Mallorca, junto a un enorme supermercado, algunos bares y restaurantes y varios modernos edificios corporativos. Un voladizo lleno de luces nos indica a distancia la ubicación del hotel. Pared de cristal con enorme puerta giratoria decorada con inscripciones de colores. Dentro un espacio con sofás, cojines, luces, juguetes, música alta y al fondo cuatro ascensores que indican que la recepción se encuentra en la planta 3. 

Amplios y modernos ascensores, con paredes de colores con dibujitos, un panel con la distribución de las plantas, botonadura metálica y un aparato lector de tarjetas para acceder a los pisos de las habitaciones. En la planta tercera, las puertas se abren a un largo espacio que corre a derecha e izquierda. Techo bajo, música muy alta, hacia la derecha alguna salas de reunión, el gimnasio y una zona más tranquila. A la izquierda una larguísima barra de bar, muy bulliciosa donde se termina de servir el desayuno y en cuyo extremo está el mostrador de recepción.

Tres puestos de trabajo con tres empleadas jóvenes vestidas de manera informal. Espacio demasiado apretado. El mostrador lleno de cartelitos con dibujitos y mensajes optimistas y botes con caramelos. Quizá demasiado ancho, las empleadas quedan demasiado lejos. Nos atiende una de ellas. Fría y distante nos pide la documentación y tramita con ella un rato. Luego nos entrega sin más un cartoncito con la llave de la habitación en su interior y una moneda de casino que podemos intercambiar por una bebida de cortesía en el bar. Sin más. Una de las pizarras indica el modo de conectarse al wifi, que es veloz y gratuito en todo el hotel. Y volvemos hacia los ascensores, que se abren de nuevo dos plantas más arriba para acceder a la habitación.

A la salida de los mismos encontramos un largo pasillo a derecha e izquierda. Pintado en gris y amarillo con una mullida moqueta en los mismos tonos. Junto a algunas habitaciones, durante toda la estancia, encontramos algunos vasos sucios, botellas de cerveza que no recogió el servicio de limpieza. Se nota que la renovación no se ha terminado del todo o del todo bien y hay desconchones en las aristas de las esquinas, rodapiés y en algunas puertas. Luz abundante, quizá algo fría e indirecta. Junto a las puertas, grises con modernos pomos metálicos de apertura por contacto, unos carteles con el número de la habitación en grafía algo espacial.

La puerta cierra con golpe fuerte. Tras ella, el espacio es estrecho y largo. Paredes en blanco y gris oscuro. Suelo de limpia y nueva madera de color, también gris. A la derecha varios interruptores para las luces, incluyendo uno de apagado general, y la puerta gris del baño, con pomo metálico. En el techo un punto de luz potente. Un paso más adelante entramos en el dormitorio. A la izquierda, una reja con perchas colgando a modo de indiscreto armario, y un estrecho espejo de cuerpo entero con una luz retroiluminada por detrás. A la derecha el sencillo display de manejo del aire acondicionado que funciona eficaz y silenciosamente. A su lado tres ganchos redondos para colgar abrigos y otras prendas. Abajo un banco corrido de madera con un cojín de piel gris. Bajo el mismo, y en incómodo acceso una caja fuerte. Allí mismo hay un maletero de tijera en metal negro con tiras de tela negra. La parte de atrás de la cama, que queda en medio de la habitación es un espacio con un par de baldas, una zona para dejar maletas y una papelera de plástico.

La cama queda empotrada entre dos maderas de color gris tapizadas en piel, con una tira de led que la recorre generando una agradable sensación lumínica. Sobre un canapé de madera natural en la que todavía hay pegatinas de su embalaje se dispone un colchón normalito vestido con una suave y agradable funda nórdica de rayas. Quizá al estar pegada a la pared hacer la cama no resulta fácil y su aspecto exterior no es demasiado acogedor: arrugas, rayas torcidas. Dos almohadas cómodas, dos cojines marrones y uno negro completan el conjunto de descanso. Sobre el cabecero queda una repisa generosa en la que encontramos dos potentes reflectores de luz para trabajar desde la cama, enchufes normales y USB,  interruptores para apagar todas las luces y un teléfono grande de aire retro. En la parte baja de la cama hay una tira de led que se enciende cada vez que ponemos el pie en el suelo y se apaga automáticamente al cabo de un rato de falta de movimiento. 

En el desangelado espacio que queda entre la cama y el balcón hay una butaca tapizada en amarillo junto a una mesa redonda baja de centro en madera y metal negro. Una repisa de madera sostiene una enorme pantalla plana, con brazo dirigible para verla desde la cama. Bajo ella otro enchufe. A su lado un corcho y una madera sostenida por unas tiras de piel que hace las veces de incomodísimo escritorio bajo el que hay una incómoda banqueta redonda de tela gris y piel blanca.

Al fondo una luminosa terraza con vistas a la puerta principal. Protegida por un visillo blanco y sendos foscurit de color gris y blanco que consiguen parar bastante la luz exterior. Potente aluminio gris para las puertas que insonorizan bastante la calle. Fuera, una sencilla barandilla de cristal y dos sillas metálicas amarillas y grises. 

El descanso es correcto, pero por la puerta, que no termina de encajar bien se cuela algo de luz del pasillo y todos los ruidos del mismo, especialmente las puertas al cerrar. 

El baño es moderno. Rectangular. Algo estrecho. Paredes negras, suelo de la misma madera que la habitación. Enfrente sobre un armario de estructura metálica negra una encimera de silestone blanco que recoge un pequeño lavabo con moderna grifería negra de la que sale agua con escasísima presión. Sobre ella una caja negra de pañuelos de celulosa, dos vasos de cristal sobre posavasos de papel y un bote de jabón de color rosa. Por debajo una balda con el secador de pelo en una bolsa de tela negra, una papelera negra metálica y dos mullidas toallas de lavabo, que con las dos de ducha que hay en el interior de la misma y el pie de ducha completan un agradable juego de lencería. Sobre la encimera un espejo redondo con marco negro y dos potentes focos de cristal, que generan una luminosidad agradable. 

A la derecha de la puerta, el inodoro, con la cisterna incrustada en una pared de madera de la que sobresalen los botones para su vaciado. A su lado dos portarrollos metálicos negros y dos perchas, también negras. Un punto de luz en el techo. A la izquierda, la cabina de ducha protegida por una mampara de cristal y puerta corredera. Suelo blanco y paredes de porcelana también blanca. En su interior un toallero metálico negro y una jabonera a juego. Dos botes de gel/champú y acondicionador en rosa anclados a la pared, y una ducha metálica negra de moderna factura. Buena temperatura pero lamentable presión y caudal. Apenas cae agua. 

Por la mañana, en la salida del hotel encontramos una larguísima cola para el proceso de check out. Un joven vestido de forma curiosa se nos acerca y nos ofrece un bote lleno de caramelos. Luego, en el mostrador, la misma frialdad que en la llegada y el engorroso trámite de facturación y pago. Y adiós. 

Calidad/precio: 7
Servicio: 6
Ambiente: 7
Habitación: 8
Baño: 6
Estado de conservación: 8
Desayuno:
Valoración general: 7

miércoles, 13 de noviembre de 2024

EUROSTARS MÁLAGA (MÁLAGA)

EUROSTARS MÁLAGA 
Héroe de Sostoa 17
29002 Málaga
76127 Santiago de Querétaro

Habitación: 530
Fecha de entrada: 6/09/2024
Tarifa: 

Ubicado a dos minutos a pie de la estación del AVE María Zambrano, en una amplia avenida llena de bares y comercios. El hotel se ubica en un edificio exento, de seis alturas con fachada de cristal oscuro junto al feo edificio de la Hacienda Tributaria. Entre ambos edificios hay un carretil de acceso para los vehículos (buses, coches...) que vayan a dejar viajeros al hotel. Allí mismo además, hay, protegidas por unas mamparas de cristal sendas terrazas del bar y el restaurante del hotel.

Tras una mullida alfombra con el logo de la cadena dos puertas automáticas de cristal se abren para dejarnos en un enorme espacio que se expande hacia los lados. Hacia la derecha, y oculta por unos biombos un bar que está cerrado. Hacia la izquierda el restaurante y desayunador. De frente el mostrador de recepción en forma de L. Sobre él tres pantallas de ordenador de los puestos de trabajo que atienden detrás. Además alguna información sobre la cadena, un grifo con agua de cortesía y un bote con chucherías. Nos atiende un joven que tiene problemas gestionando nuestra documentación por lo que el proceso se alarga más de la cuenta. Por fin, nos ofrece una tableta electrónica en la que hemos de firmar y nos entrega la llave de la habitación, gris con el logo del hotel, en un cartoncillo en el que además está impresa la compleja contraseña del wifi que funciona bastante bien en todo el establecimiento. La sensación es de cierta modernidad, y también de algo de jaleo porque nuestra llegada coincide con la de un grupo oriental. 

A la derecha de la recepción, dos ascensores de puertas automáticas. Su interior, algo estrecho dispone de algo de información sobre el hotel así como un espejo en la pared del fondo. Las puertas se abren a un amplio distribuidor de luminosas paredes blancas y de moqueta en tonos grises oscuros. Por el pasa hacia derecha e izquierda un largo pasillo muy iluminado, con potentes luces y puertas de las habitaciones en blanco con una gran manilla de metal en la que se inserta la tarjeta de la habitación.

Tras la puerta, todo es blanco y luminoso. Se nota en algunos pequeños detalles (pintura, rodapiés, tarjetero...) que el hotel ha sido renovado recientemente. Paredes pintadas en gris y blanco y suelo de madera muy clara y agradable. A la izquierda de la puerta la ranura para activar la luz y a continuación un par de interruptores negros (a juego con el resto de la habitación). Después, una gran puerta, también blanca que da acceso al baño, y a continuación, y antes del dormitorio un espejo de cuerpo entero con un marco negro muy fino. Justo enfrente, a la derecha de la puerta, un armario en madera blanca sin puertas, con una zona de baldas bajo la que encontramos el minibar con un surtido de aguas y refrescos, una zona con cajones, y otra de colgador. Además allí se ofrece una bandeja con un hervidor, varios juegos de café y te y unas tazas. Esa zona está iluminada con dos puntos de luz en el techo de luz bastante fría. 

A continuación, el dormitorio resulta de tamaño generoso. A la derecha hay un armario en forma de expositor con una generosa pantalla plana y una guía de los hoteles de la cadena. Antes de la ventana, enorme, que ocupa toda la pared del fondo, hay una estrecha y pequeña mesa de trabajo, de mármol blanco y metal negro. Sobre ella un moderno flexo de metal negro y algunos enchufes en la pared. Por debajo una papelera con bolsa de plástico y una incómoda silla de madera tapizada en rojo. 

La enorme cristalera del fondo, en aluminio negro con una gran ventana practicable del todo llena de luz la habitación y ofrece vistas a los tejados de la Agencia Tributaria aquí, a la estación del AVE un poco más allá, y a las montaña de Málaga al fondo. Hacia un lado todavía se pueden ver algunas de las grúas del puerto. Bajo la ventana hay una incómoda silla de plástico en color fresa y una mesa redonda en color azulado. Un foscurit y un visillo en blanco tratan de impedir, sin éxito, que la luz no se cuele en el dormitorio. 

A la izquierda, la cama. Enorme. Un canapé recubierto con una tela de color arena recoge un colchón de buen calibre vestido con una simple sábana y cuatro almohadas de distinta dureza. A los pies hay un largo maletero tapizado en piel azul y con patas finas metálicas. A cada lado de la cama sendas mesillas, a juego con el escritorio (mármol blanco y metal negro). Sobre una de ellas un teléfono de corte moderno, sobre la otra el mando a distancia de la televisión. Sobre ambas dos apliques de luz, anclados a la pared en tonos arena que crean una agradable sensación lumínica, que resulta algo escasa para leer en la cama. También distintos tipos de enchufe, incluidos algunos USB. También junto a la televisión hay otro enchufe USB.

En la pared restante un moderno display para manejar el aire acondicionado. Tiene función automática y funciona perfectamente y de forma poco ruidosa. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es bastante mejorable. Se oyen los movimientos de las habitaciones contiguas y algunas voces en el pasillo (aunque el hotel resulta tranquilo).

El baño resulta de tamaño correcto. Porcelana azul en el suelo, y un alicatado hasta el techo en las paredes con teselas en distintos tonos de azul. Frente a la puerta, una encimera de cristal acoge un lavabo amplio, con el grifo monomando situado demasiado atrás, lo que hace incómodo el lavado de las manos. Escaso caudal y demasiado aire entre medio. Sobre la encimera dos vasos de cristal y una caja negra de plástico con pañuelos de celulosa. Anclados a la pared un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante y sobre ellos un secador de pelo de buena potencia y un espejo de aumento. Encima de la encimera, un enorme espejo enmarcado en madera negra. En la parte superior del marco hay incrustadas cuatro bombillas de luz, que iluminan poco acertadamente el espejo. Detrás de la puerta un bidet con tapa y un inodoro, ambos en porcelana blanca. El inodoro está algo suelto del suelo y al sentarnos se balancea. 

En el lado derecho encontramos la cabina de ducha. Con suelo de tacto muy agradable y pared en porcelana blanca. Una mampara de cristal de la que cuelgan dos enormes toallas de baño con el logo de la cadena protege la salida de agua. En el interior una buena grifería con dos terminaciones: teléfono y efecto lluvia. Lástima que la regadera de efecto lluvia quede demasiado baja y no pueda subirse en altura para los que somos de gran tamaño. Falta algo de presión aunque el caudal y la temperatura resultan correctas. Además de las dos toallas de la ducha, hay dos de manos que cuelgan a cada lado de la encimera y un pie de ducha. Todo el juego es de excelente tamaño, calidad y acabado. 

El restaurante del desayuno, algo bullicioso y con mesas algo endebles, sirve por la mañana platos calientes (huevos, bacon, tortillas, revueltos...), zumos naturales, fiambres, embutidos y quesos de buena calidad, variedad de panes, crujiente bollería, algunos productos típicos de la zona... Varias máquinas de café ofrecen un café bastante aceptable en unos modernos mugs de desayuno personalizados para la cadena.  

Después en la recepción, simplemente decir adiós sin demasiados alardes de atención..

Calidad/precio: 
Servicio: 7
Ambiente: 7.5
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8
Valoración general: 8

martes, 29 de octubre de 2024

FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA AIRPORT (BARCELONA)


FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA AIRPORT (****)
Carrer de Cataluña s/n
08840 Viladecans (Barcelona)

Habitación: 325
Fecha de entrada: 25/10/2024
Tarifa: 153€ AD

Sobre una de las rondas de la entrada sur a la ciudad, no lejos del aeropuerto, en medio de un enorme parque industrial, comercial y empresarial, sin otras construcciones alrededor, rodeado de jardines y fincas esperando su desarrollo descubrimos este edificio moderno, de 10 plantas, con grandes ventanales todo recubierto de unas largas y verticales lamas de acero corten que le dan un peculiar aspecto. Junto a una gran rotonda, y a una zona de aparcamiento encontramos la entrada a este nuevo y moderno establecimiento.

Dos puertas de cristal enormes, correderas, automáticas, con una mullida alfombra con el colorido logo de la cadena nos sumergen en una larga y enorme recepción. Por delante de nosotros, techo muy alto del que cuelgan grandes luminarias redondas de metal y bolas de cristal blanco. En el mismo espacio y con livianas separaciones con algunas estanterías y macetas encontramos a la izquierda el mostrador de recepción, una tienda de conveniencia con productos de alimentación y bebidas, la enorme barra del bar, y la barra en la que por la mañana se presenta el desayuno. A la derecha varios sofás para la espera y la tertulia, mesas comunales para el trabajo, y a continuación un largo espacio de mesas y sillas para el bar y restaurante rematadas al final por una enorme pantalla de televisión. Mucha madera natural, y luz abundante que entra por los enormes ventanales que dan a la calle principal, recubiertos por unos suaves visillos en gris. La sensación es moderna, nueva, tranquila aunque algo bulliciosa.

Tras el mostrador, algo desordenado dos puestos de trabajo, con dos personas. Al fondo, algunas estanterías con jarrones, luces indirectas y algunos logos de la cadena. Sobre el mostrador unas pantallas en unos metacrilatos giratorios sobre los que trabajan los empleados en las tareas de registro. Nos atiende un joven algo frío y distante que nos pide la documentación, la procesa, y nos solicita el pago por adelantado, cosa que rechazamos. Nos entrega el cartoncito con las llaves de la habitación y un papel con la descripción de los servicios del hotel. 

Volvemos sobre nuestros pasos para llegar a un pequeño recibidor donde terminan los dos ascensores del edificio. Aunque son grandes, modernos, metálicos, con voces interiores que avisan del piso al que se llega, con botonadura metálica, puertas automáticas, buena iluminación y espejo en la pared del fondo, son claramente insuficientes para un edificio tan grande. Menos mal que en esa pared de madera natural que recoge los ascensores hay también, casi disimulada, una puerta que da acceso a las escaleras.

Los ascensores se abren a un pequeño hall a partir del que corre, a derecha e izquierda el pasillo de las habitaciones. Muy iluminado, quizá con luz demasiado fría. moqueta en tonos azulados en el suelo, paredes totalmente cubiertas de bonita madera natural, cartelería en negro junto a las puertas con los números de las habitaciones. Las puertas disponen de una zona de lector para la tarjeta, que se ilumina en verde al acercarla y de un pomo metálico en negro de corte moderno. 

Tras la puerta, dejamos atrás la moqueta del suelo para acceder a una bonita y cuidada madera natural. A la derecha, los botones para encender las luces, y por delante un pequeño pasillo en el que encontramos a la izquierda dos perchas pequeñas incrustadas en la pared, un espejo de cuerpo entero y la puerta del baño, de madera corredera. Paredes en blanco al igual que el techo. Sensación de modernidad, calma y sobre todo novedad.

Un paso más adelante accedemos al dormitorio. De tamaño más bien pequeño. Todo queda demasiado amontonado. A la derecha un pequeño armario que recoge el minibar, una caja fuerte y una bandeja con un hervidor de agua, dos tazas, una botella de agua de cortesía y unos juegos de café e infusiones. Encima, en la pared pintada de oscuro hay un cuadro y una pantalla para manejar el aire acondicionado. Este funciona a la perfección y de forma absolutamente silenciosa. Sin embargo no hay manera de que la luz de la pantalla se apague, llegando a molestar por la noche hasta el punto de tener que taparla con un cojín. A su lado, con una puerta corredera de madera que cubre dos cuerpos encontramos un armario de tres: en uno baldas, y en los otros dos una larga barra colgadora con media docena de perchas normales, una tabla de planchar, una plancha y la bolsa de la lavandería.

A la derecha queda la cama, blanca, con un colchón comodísimo de buen calibre, recubierto por un nórdico algo excesivo que nos asfixia un poco durante la noche. Sobre ella, cuatro almohadas blancas de distinto grosor y dureza y dos cojines en tonos azulados. Por debajo de la cama, sobre la madera del suelo hay una agradable alfombra de tonos azulados. La cama está empotrada contra un cabecero en piel color chocolate, que deja una repisa de madera hasta la pared. Esta, pintada en gris oscuro, recoge varios cuadros figurativos de distintos tamaños y colores. En un lado cuelgan desde el techo tres lámparas metálicas negras. A cada lado de la camba, empotrado en el cabecero encontramos interruptores negros para las luces, un enchufe normal y dos USB, además de un pequeño reflector incrustado que girándolo ilumina para trabajar desde la cama. Sendas mesillas sencillas, metálicas negras, redondas terminan el conjunto. Sobre ellas el mando de la televisión y un moderno teléfono.

El juego de luces resulta muy atractivo pudiéndose generar una atmósfera muy agradable con varios puntos de luz en el techo, en el armario y una tira de led que corre por toda la repisa que conforma el cabecero de la cama. 

El espacio de paso a los pies de la cama resulta un poco estrecho. Allí encontramos colgada una enorme pantalla de televisión plana. La pared del fondo está ocupada de lado a lado por una ventana oscilobatiente en poderoso metal oscuro y recubierta por estor que sube de arriba a abajo con algo de dificultad con una cadenilla y un visillo en gris metálico. Las vistas amplias a través de las lamas de acero que recorren la fachada. Aquí abajo a la puerta principal, un poco más adelante a una zona ajardinada de los edificios cercanos y allá lejos, a Barcelona. Bajo la ventana hay una incómoda mesa de trabajo en madera clara, sobre la que hay un bolígrafo y un bloc de notas. En la pared, un enchufe disponible. Bajo la mesa una papelera con separación para el reciclaje y una silla de madera tapizada en color arena. A su lado hay una lámpara metálica de aire retro formidable para trabajar sobre la mesa, y al otro lado una cómoda butaca tapizada en azul con un cojín en blanco.

El descanso no es fácil. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es manifiestamente mejorable y se escuchan demasiado los ruidos en el pasillo y en las habitaciones contiguas. Para colmo junto a la puerta de entrada de la habitación, en el techo, hay un piloto verde que se mantiene encendido toda la noche, que junto con la pantalla de manejo del aire acondicionado mantienen iluminado el espacio permanentemente. 

Tras una pesada puerta corredera de madera accedemos al baño. Su tamaño es adecuado. El suelo sigue en madera, y las paredes de porcelana en color arena clara. A la izquierda encontramos el inodoro, con la cisterna empotrada en la pared. Cisterna de la que sale muy muy poca agua, tan poca que su limpieza se hace difícil. Enfrente hay una encimera en blanco sostenida por unas patas metálicas negras entre las que hay una balda en la que se ofrece un secador de pelo de buena potencia y dos juegos de toallas blancas (una de manos y otra de ducha) de buena calidad y limpieza. Además está también el pie de ducha. Sobre la encimera hay una caja negra de pañuelos de celulosa, un set dental y un gorro de ducha. Echamos en falta el jabón de manos. En la pared encontramos un pequeño espejo de aumento, y un gran espejo redondo, con una zona antivaho justo encima del lavabo con moderna grifería incrustada en la pared. Caudal, presión y temperatura exquisitas. 

Del techo y sobre el lavabo, cuelga una lámpara que ilumina de forma tenue el espacio. Sin embargo, hay también otras luces, mucho más brillantes y potentes que iluminan, quizá demasiado, y quizá demasiado fríamente el espacio: dos puntos en el techo, una luz incrustada dentro del espejo... A la derecha encontramos la cabina de ducha, protegida por una mampara de cristal, que quizá se queda un poco corta y salpicamos bastante agua al exterior. Un generoso rociador en el techo y un grifo en forma de teléfono ofrecen agua a una excelente temperatura, presión y caudal. Sobre el mando para regular el agua encontramos anclados a la pared tres botes dispensadores de gel, champú y acondicionador. 

Por la mañana, en el espacio de la planta baja se sirve un desayuno buffet de buen surtido y calidad. Zumos naturales, fruta cortada, platos calientes (huevos, salchichas, judías, verduras...), fiambres, embutidos, quesos, diversos tipos de pan, bollería recién hecha y un más que correcto café. Lástima que el servicio de reposición de los alimentos, aunque amable, sea algo lento.

Después, en la recepción otro joven, bastante más amable y cercano que el de la llegada nos cobra la estancia, nos pregunta si todo estuvo bien, nos hace un par de comentarios sobre nuestro origen y nuestro viaje y adiós.

Calidad/precio: 7
Servicio: 7
Ambiente: 8
Habitación: 7
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 8
Valoración General: 8

miércoles, 16 de octubre de 2024

NH BRUSSELS AIRPORT (BRUSELAS)

NH BRUSSELS AIRPORT (****)
De Kleetlaan 14, Airpor Area
1831 Machelen (Bélgica)

Habitación: 531
Fecha de entrada: 19/06/2024
Tarifa: 165€ SA

A escasos 5 minutos de transfer del Aeropuerto de Bruselas, rodeado de edificios corporativos, en un entorno ajardinado, el hotel nos recibe en un moderno y curioso edificio de cinco alturas en granito gris y negro roto por grandes ventanales. Un enorme pórtico con una rotonda ajardinada y un enorme logo metálico de la cadena, sirve como aparcamiento del servicio de transporte al aeropuerto. Una enorme puerta giratoria sobre una mullida moqueta nos deja en la recepción. 

A la izquierda un aparato para alquiler de paraguas y una amplia zona de venta de conveniencia con productos de alimentación, bebidas y productos de higiene. Antes, un ligero armario de madera y metal ofrece, de cortesía, algunos dulces, agua fría, cafés e infusiones frías. Y un par de grandes asientos redondos en torno a algunas columnas. En el lado derecho, en una pared revestida en madera, encontramos los dos enormes ascensores de puertas metálicas. Y unos pasos más adelante, el mostrador de recepción: grande, robusto, en mármol negro. Ancho. Sobre él, varias pantallas con información sobre la cadena, y algunos aparatos de pago. Detrás dos puestos de trabajo. Nos atiende un joven alto en perfecto castellano. Rapidez y agilidad en el trámite de revisión de los datos de la documentación y del pago. Nos indica que nos han hecho un upgrade a una habitación especial y nos entrega un cartoncillo con la tarjeta que hace de llave de la habitación. Nos explica los horarios y servicios del hotel así como el funcionamiento del wifi que es gratuito y veloz en todo el edificio. Además nos advierte que es necesario reservar plaza en el transfer al aeropuerto del día siguiente, cosa que hacemos.

Giramos sobre nuestros pasos y allí encontramos, junto al pasillo que lleva a las habitaciones de la planta baja, los dos ascensores. Grandes, modernos, con un espejo en la pared del fondo, revestidos en madera también en el suelo. Botonera metálica con un aparato al que acercar la tarjeta para activar el ascensor. Algunos carteles sobre el hotel y la cadena. Las puertas se abren a un amplio distribuidor en moqueta azul verdosa, paredes en madera, abundante luz, un aparato de limpiar zapatos mecánico, algunos sofás. A derecha e izquierda se abren dos largos pasillos con las habitaciones. Algunos carteles metálicos indican la dirección de las mismas. 

Luz abundante, con un punto sobre cada una de las puertas de las habitaciones, de madera clara brillante y una moderna manivela con una zona a la que acercar la tarjeta. La puerta se cierra con fuerza detrás de nosotros. Dentro el espacio es muy generoso. Suelo de madera oscura bien cuidada y limpia. Paredes en rugoso vescom gris verdoso. Techo blanco y mucha luz que entra desde el enorme ventanal situado en la pared del fondo. A la derecha de la puerta, una ranura para activar la luz con la tarjeta de la habitación. En el techo un punto de luz potente. Un paso más adelante el display del aire acondicionado, con botón de encendido y rueda de selección de la temperatura. Temperatura que no conseguimos alcanzar. Incluso en modo apagado se sigue escuchando un cierto ruido 'de aire'. Encendido, es algo más molesto.

A la derecha, y sin puerta encontramos una zona con el lavabo y el armario. Este es doble, de puertas de madera oscura. Al abrirlas se ilumina por dentro. En su interior una zona de maletero con lamas de metal, una barra colgadora algo corta con una decena de perchas antirrobo con el logo de la cadena, una tabla de planchar y una plancha, varios cajones con la caja fuerte, la bolsa de la lavandería y un calzador. En la balda superior se ofrece un mullido albornoz con dos zapatillas de felpa. 

En un extremo del armario, antes de dar el paso al dormitorio hay unas ligeras estanterías de cristal iluminadas por debajo con una cafetera Nespresso, un hervidor de agua, varios juegos de café e infusiones, unas copas y unos vasos. Debajo un minibar con la puerta transparente y dentro una botella de agua mineral de cortesía. Allí mismo empieza el amplio dormitorio. 

En la pared izquierda hay un espejo de cuerpo entero con un fino marco metálico. A continuación una mesa de escritorio con estructura de metal negro y tape de madera oscura. Sobre ella un par de tarjetas de bienvenida al hotel con una bebida de cortesía en el bar y un ambientador. Un flexo dirigible de trabajo. En la pared varios enchufes normales y de USB disponibles. Encima una televisión de pantalla plana anclada a la pared. Debajo una silla de trabajo en piel gris y una papelera de metal negro. A continuación y antes de la ventana hay una cómoda butaca en terciopelo azul, entre una lámpara de pie de estructura y tulipa metálicas y una mesa de centro de estructura metálica y tapa de mármol. 

La ventana es enorme y con vistas al jardín aquí, a las vías del tren allá y a los edificios corporativos que rodean el hotel. Buena insonorización que hace apenas perceptible el paso de los trenes y en general el ruido exterior. Visillos blancos y potente foscurit en color gris metalizado protegen la habitación de la luz exterior con bastante efectividad.

En la pared derecha encontramos la cama. Enorme. Dos canapés en piel blanca recogen un colchón de calibre descomunal vestido con un suave nórdico blanco. Cuatro almohadas de distinta dureza. Todo ello empotrado contra un cabecero de piel gris hasta media altura. Por encima de él una tira de led que retroilumina agradablemente el conjunto. Por encima, la pared en vescom marrón. En el cabecero hay empotrados interruptores y enchufes (normales y USB) y sendos focos dirigibles para la lectura en la cama. A cada lado de esta sendas mesillas de metal con tapa de mármol. En una de ellas el teléfono, un bolígrafo y un bloc de notas.

El descanso es agradable y sencillo gracias también a la buena insonorización interior del edificio.

El baño tiene una primera parte integrada en la habitación junto al armario. Una encimera de silestone gris de lado a lado recoge una pila de lavabo rectangular de porcelana blanca con un moderno grifo monomando. Encima, en una pared empapelada en un suave marrón, un poderoso espejo con luz retranqueada por arriba y por abajo generando una agradable sensación. Anclados a la pared, a un lado un secador de generosa potencia, al otro un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante y un espejo de aumento. Sobre la encimera, una bandeja de porcelana blanca con dos vasos de cristal y una caja metálica con pañuelos de celulosa. Bajo el lavabo cuelgan dos buenas toallas de lavabo. Y por debajo una papelera metálica. 

Al lado, y tras una puerta de cristal opaco encontramos la zona 'de aguas'. En el lado izquierdo el inodoro blanco con la cisterna empotrada. Y enfrente una generosa cabina de ducha. Suelo y paredes en pizarra gris. Dentro de ella, grifo termostático y una doble terminación: por un lado un grifo de ducha normal y por otro un enorme rociador de efecto lluvia. Todo nuevo y moderno. Temperatura y presión son más que correctos, pero quizá falte un puntito de caudal. Anclados a la pared tres botes de champú, gel y acondicionador. A los pies de la ducha, en un toallero metálico dos toallas de baño y un pie de ducha, de calidad justa. 

Por la mañana en recepción, demasiado temprano, se ofrece de cortesía una máquina de buen café, croissants crujientes, zumos, mantequillas y mermeladas. Y tras el mostrador, un rápido trámite para pagar la factura, algunos agradables comentarios sobre el madrugón y adiós.

Calidad/precio: 8
Servicio: 8
Ambiente: 8
Habitación: 9
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 
Valoración General: 8.5