lunes, 7 de octubre de 2019

FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA DIAGONAL (BARCELONA)


FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA DIAGONAL (***)
Avenida Diagonal 161 - 163 
08018 Barcelona

Habitación: 403
Fecha de entrada: 01/12/2018
Tarifa: 98€ (A+D)

Un moderno e imponente edificio exento, de cristal, ubicado en la parte final de la Diagonal, muy cerca de la Plaza de Glorias y del Teatro Nacional de Cataluña. Establecido en una tranquila zona con algunos comercios, restaurantes y bares y calles anchas, semipeatonales y ajardinadas con palmeras. La entrada se ubica en uno de los laterales estrechos del edificio, delante de una semiplaza a pie mismo de la Diagonal. Una puerta giratoria de cristal nos deja en una larga recepción que termina en el bullicioso bar/restaurante.

Techo alto, suelo de cerámica marrón. Toda la pared de la izquierda es de cristal de techo a suelo con vistas a la Diagonal. Bajo ella hay un largo armario de madera clara con una enorme pantalla de televisión, varias revistas y libros de viajes y una zona alfombrada con butacas en colores crudos y brazos de madera oscura para la tertulia y la espera. La sensación, es de calidez. Hay lámparas puntuales en las mesas que hay junto a las butacas que dan un aire acogedor a la zona. Durante el día la enorme cristalera llena todo de luminosidad. El ruido que viene del bar y restaurante del fondo resulta un poco molesto. 

A la derecha quedan los dos ascensores de puertas metálicas correderas, automáticas. Antes de entrar a ellos hay que insertar la tarjeta de la habitación para activar su llamada, como medida de seguridad. A continuación un enorme mural con una foto aérea a todo color de la ciudad de Barcelona. Impacta. Y justo a continuación el largo y poderoso mostrador de recepción. Madera clara, en suave curva para cerrar algo la entrada al restaurante, rematada por un zócalo superior en madera más oscura. Sobre este hay una jarra con agua con hielos y algunas frutas para dar la bienvenida, y varias pantallas con información sobre el hotel. Tres puestos de trabajo bastante separados, incluyendo uno, especialmente alfombrado para los clientes Gold del programa de fidelidad. Tras el mostrador hay un enorme armario de madera que ocupa todo el espacio con algunos huecos en los que hay colocados algunos objetos decorativos (un guante de beisbol, algunas letras, libros, flores...).

Tras el mostrador nos atiende una joven que nos pregunta por nuestro viaje y por si estamos cansados, que lo estamos. Pese a tener la reserva prepagada y a ser Gold de la cadena hay que volver a copiar todos los datos personales en el ordenador, con lo que ello supone de tediosa espera. Por fin, nos entrega una pequeña carpetita de cartón donde van incluidas las dos llaves de la habitación y algunos papeles con promociones del hotel y de la cadena. Nos indica la clave del wifi que es gratuito y bastante veloz en todo el hotel funcionando sin cortes. Y nos explica el horario de desayunos del día siguiente. 

El ascensor no es generoso, e impactante por dentro con unos llamativos y coloristas vinilos de unos globos sobrevolando Barcelona. También el suelo aparece decorado. Hay un espejo oscuro y una moderna botonadura. Las puertas se abren en un distribuidor a derecha e izquierda. Varios carteles pequeños nos indican la dirección de las habitaciones. El pasillo resulta algo estrecho, y aparece vestido en moqueta en tono azulado, igual que las puertas y las luces puntuales que iluminan el corredor. Junto a las puertas en unas placas de metacrilato. La puerta se abre dejando ver un marco algo descuidado con los golpes de los varios mecanismos de cierre y seguridad que tiene. 

Tras la puerta el suelo pasa a ser de una madera clara algo brillante y muy cuidada. La luz, ubicada sobre la puerta resulta algo fría. A la izquierda está la ranura para introducir la tarjeta y activar la luz. Hay un pequeño distribuidor cuadrado. Paredes en vescom de color crudo. Sobre la ranura de la tarjeta está el cuadro eléctrico, que emite una leve vibración. A la izquierda está la puerta del baño. Un paso más adelante, y tras otra puerta de madera que aísla más del pasillo, entramos en el dormitorio. 
 
A la derecha, hay un largo armario que empieza con un generoso maletero de madera blanca. A continuación hay un largo escritorio de madera rojiza sobre el que hay un metacrilato con un montón de folletos con información del hotel, dos botellas de agua de cortesía, una bandeja con dos vasos de cartón como de café y una lámpara de escritorio con un pie metálico y una pantalla de color rojo. Sobre la mesa, varios enchufes disponibles, de distintos formatos, incluidos dos USB y alguno internacional. Encima, colgando de la pared una gran televisión plana. Bajo la mesa, una papelera, un sillón de madera tapizado en rojo y un minibar en el que sólo hay dos botellines de agua de cortesía y una cubitera para traer los hielos desde las máquinas que hay en el pasillo.

La pared del fondo está ocupada por una gran ventana de techo a suelo y de lado a lado, con vistas a la Diagonal. Protegida por un visillo y un foscurit en tono rojo. El aluminio de la ventana hace que la insonorización exterior sea algo mejorable, ya que se escuchan demasiado los coches, el tranvía... Para colmo la insonorización interior es igualmente mejorable, y desde nuestra habitación se escucha hasta el despertador de las habitaciones contiguas.

A la izquierda de la puerta de entrada al dormitorio está el display del aire acondicionado, que funciona perfectamente aunque con un poco de ruido. A su lado hay un espejo de cuerpo entero que hace de lateral al armario, de doble puerta corredera en color madera un poco rojiza, como toda la de la habitación. En su interior, que resulta un poco justo de tamaño, hay un colgador largo con una decena de perchas de distintos tipos, y unas cuantas baldas en el otro módulo, que acoge también la caja fuerte.

A la izquierda del dormitorio está la cama. Enorme. Formada con la unión de dos camas individuales ya de por sí grandes aunque la junta central no está del todo bien resuelta. Blanca, con un colchón confortabilísimo de gran calibre. Cuatro almohadas muy cómodas. Todo ello empotrado bajo un gran cabecero de madera rojiza. Sobre él, un feo y colorido cuadro. A cada lado de la cama hay sendas mesillas de la misma madera. Sobre una de ellas el teléfono. Ambas disponen de un cajón. En uno de ellos hay un ejemplar de la Biblia, como suele ser habitual en los hoteles americanos. En ambas mesillas hay enchufes e interruptores y dos lamparas de brazos flexibles para orientarlas a donde nos interese. Potencia suficiente para la lectura. En la parte baja de los brazos, junto al interruptor hay un puerto USB para cargar aparatos electrónicos. 
 
La luz quizá sea escasa. Junto a la ventana hay un aplique en la pared de luz fría. Aunque la lámpara de la mesa y las de las mesillas crean un ambiente algo más cálido y acogedor. 

El baño resulta generoso y acogedor. Suelo y paredes de una agradable piedra pizarra negra. A la izquierda, tras la puerta, el videt y el inodoro. A la derecha, una larga encimera de cristal rugoso, recoge el lavabo de porcelana blanca. La presión del grifo es mejorable, pero su temperatura excepcional. Sobre ella, un gran espejo con marco blanco y sobre todo el conjunto dos puntos de luz bastante efectista, aunque quizá hagan complicado el verse de cerca en el espejo dejando una zona de sombra incómoda para el maquillaje y el afeitado. En la encimera hay un par de vasos, y sobre una bandeja, una pastilla de jabón, una caja de pañuelos de papel, un peine y dos botecitos de crema hidratante. Bajo la encimera hay una larga balda en la que se ofrece un potente secador de pelo. Y bajo todo una papelera metálica algo envejecida.

En la pared del fondo está la cabina de ducha. Toda de cristal con puerta corredera. Suelo de piedra blanca. La grifería parece algo enclenque pero su presión, caudal y temperatura son increíbles. Dos dispensadores de gel y champú se ofrecen en el interior de la cabina. Fuera, junto a la puerta de la ducha hay un toallero con dos toallas. El equipo de lencería lo componen dos cuadrantes de manos, sobre la encimera, dos toallas de lavabo colgando bajo la encimera y dos toallas de ducha de pequeño tamaño y justa calidad. 

Por la mañana, junto a la recepción, en el restaurante de enormes ventanales a la calle se sirve el desayuno buffet... Variedad de zumos, frutas y verduras cortadas, platos calientes (huevos revueltos, bacon, chorizos, patatas, verduras asadas...), cereales, pan, pequeñas piezas de bollería crujiente y recién hecha, tortitas y una variedad de siropes y mermeladas. El café, que puede servirse en una taza blanca grande con el logo del hotel o en un vaso de cartón para llevar, aunque no es malo, podría ser mejor.

En el mostrador de recepción esta vez nos atiende un joven al que hay que volver a dar otra vez todos los datos para la factura... Da igual la membresía Gold, o el haber prepagado la reserva... pero hay que volver a ello. Al menos el joven que nos atiende es amable y simpático. Como no hay minibar, sólo nos pregunta por si nuestra estancia ha sido agradable.

Calidad/precio: 8 
Servicio: 8
Ambiente: 8
Habitación: 7.5
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8
Valoración General: 8

No hay comentarios: