martes, 20 de febrero de 2024

AC HOTEL MARRIOTT LA LINEA (LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN - CÁDIZ)


AC HOTEL MARRIOTT LA LINEA (***)
Avenida de los Caireles 2
11300 La Línea de la Concepción (Cádiz)

Habitación: 428
Fecha de entrada: 12/02/2023
Tarifa: 65€ (SA)

En una barriada exterior de La Línea, en segunda línea de mar, y con sobrecogedoras vistas a la amplia bahía de Algeciras y al Peñón de Gibraltar. En una calle de escaso tránsito, delante de un par de villas algo abandonadas, encontramos un edificio de cuatro plantas, en esquina, en estucado color crema y con un aire arabesco. Encima del edificio, un enorme cubo con el logo de la cadena. Dos puertas de cristal, con el logo en vinilo, de las de empujar, con grandes tiradores metálicos, tras subir un escalón nos dejan sobre una mullida alfombra negra también con el logo, y a continuación, otras dos puertas iguales a las anteriores. Y tras estas sí que llegamos al rectangular espacio de recepción. A la derecha, una zona de tienda de conveniencia con productos a la venta (agua, bocadillos, ensaladas, productos de higiene, dulces y recuerdos), a la izquierda una zona con dos sofás en torno a una mesa baja de centro. Y al frente, tras una columna negra que queda en medio, el largo mostrador de recepción.

Suelo de mármol blanco, paredes en madera algo rojiza, techo blanco. El mostrador, de lado a lado, en granito negro sobre un zócalo más claro. Dos puestos de trabajo, pero sólo uno ocupado. Sobre el mostrador, los datáfonos de pago y unas pantallas con información de la cadena. Nos atiende un joven, que realiza el trámite de registro con rapidez y algo de frialdad y distancia. Nos entrega un folio a firmar y una llave normal, en un llavero de piel negra con el número de la habitación impreso en una pegatina de papel. Nos indica el nombre de la red wifi que podemos usar, sin contraseña, y que funciona bastante rápido en todo el hotel.

A la derecha subimos tres o cuatro escalones para llegar al ascensor. Sólo uno. De puertas metálicas algo abolladas ya. Su interior no es muy grande. Suelo de madera, paredes en plástico color arena con un cartel con información de los hoteles de la cadena en Sevilla. Espejo en la pared del fondo, botonadura metálica algo anticuada. Buena luz. Las  puertas se abren de forma algo ruidosa a un largo pasillo que corre de derecha a izquierda. Paredes en vescom negro, suelo en moqueta oscura, techo blanco, puertas y marcos, algo deteriorados, en gris claro. Luces con apliques recubiertos de cristal a lo largo del pasillo, que queda un poco a oscuras. Una placa metálica indica el orden de las habitaciones hacia un lado o el otro. Junto a las puertas, una placa del mismo estilo indica el número. 

Introducimos la llave en el pomo metálico y redondeado. Tras la puerta, suelo de madera muy cuidada, paredes en estuco color crudo, techo blanco. A la derecha un interruptor para la luz. Tras la puerta encontramos un pequeño recibidor que hace las veces de vestidor. En el lado izquierdo la puerta de cristal opaco del baño. Hacia la derecha un enorme maletero de madera con un cojín de piel oscura. A su lado el armario, retroiluminado, de puertas correderas en madera y placas de metacrilato, que ruedan no sin dificultad. En su interior una balda superior, una barra colgadora con media docena de perchas normales con el logo de la cadena. Algunas baldas bajas, la bolsa de la lavandería, una Biblia y el libro de Mormón. 

Un paso más adelante entramos en el amplísimo dormitorio. A la izquierda encontramos un espejo estrecho de cuerpo entero, sin marco. A continuación una mesa de madera redonda, como de trabajo, bastante dañada en sus bordes, con dos sillas de metal y piel negra, algo incómodas para el trabajo. La pared del fondo, del lado izquierdo se presenta completamente recubierta de una madera clara muy agradable. En ella una enorme pantalla de televisión plana con un punto azul del standby que emite demasiada luz por la noche.. Por debajo un armario que incluye otro maletero con cojín en piel de tono marrón, una bandeja con una cafetera de Nespresso y varios juegos de café y vasos. Bajo ella, en tono metálico el minibar, de corto y caro surtido. A su lado, una papelera de metal y piel negra con varios separadores para el reciclaje.

Toda la pared del fondo está recubierta por potentes foscurits blancos, algo ya desvencijados, recubiertos de visillos también blancos. Ambos ocultan en un lado una ventana con bonitas vistas al Peñón y a la bahía y en el otro lado una pequeña terraza accesible con una mesa y dos sillas. Todo ello en poderoso aluminio blanco. La insonorización exterior podría mejorar, porque temprano en la mañana se escucha demasiado el pesado tráfico de la carretera que conduce a la Colonia.

En el lado derecho, a los pies de la cama encontramos un enorme sofá cama de piel gris. Del uso tiene bastante hundido el asiento. Tras él encontramos la cama. Blanca, con tres almohadas con un ribete gris en cada una de ellas. Colchón de buen calibre cubierto con suaves sábanas y un nórdico agradable,  aparece empotrada contra un cabecero de madera rojiza hasta media altura, de tres cuerpos de madera, uno de ellos algo separado de los demás. A cada lado sendas mesillas consistentes en meras baldas de metacrilato negro. Sobre una el teléfono moderno típico de la cadena, un bloc de notas y un bolígrafo. Sobre la otra el mando a distancia de la televisión y una botellita de agua de cortesía. En un lado hay un enchufe disponible para los aparatos electrónicos y en ambos, sendos enchufes de USB. Incrustados en el cabecero hay unos apliques metálicos con pantalla de color crudo y sendos reflectores, potentes, para la lectura en la cama. Además en la zona de trabajo y en la del minibar hay sendos puntos de luz, potentes. Todo ello permite un juego de luminosidad bastante agradable. 

Junto a la entrada al dormitorio encontramos un display digital para manejar el aire acondicionado. A priori debería ser de sencillo manejo, pero aunque pedimos que la habitación alcance los 23 grados no conseguimos que pase de 21. Y eso con una fuerte sonoridad. Sobre ese display hay un aparatito blanco, también digital, que entendemos debe hacer las veces de termostato. La insonorización interior es bastante deficiente y escuchamos los ruidos del pasillo, el baño de las habitaciones cercanas...

El baño se presenta completamente renovado. Suelo de madera oscura a lamas estrechas. Paredes en vescom marrón claro. De frente una encimera de cristal recoge un lavabo con grifo monomando que funciona perfectamente. Por encima un generoso espejo hasta el techo. Sobre la encimera, una jabonera blanca de porcelana con una pastilla de jabón, un botecito de crema hidratante y una toalla de manos. En la barra que cuelga de le encimera se presentan dos toallas de lavabo, que junto con las dos de ducha que se presentan en el toallero de la ducha y el pie de ducha completan el juego de lencería. todas ellas blancas, mullidas y de correcta calidad. Por debajo, además de una papelera de pedal encontramos un mesa de metal y ruedas que ofrece un surtido de amenities algo más amplio: peine, set dental, esponja lustrazapatos, gorro de ducha y pañuelos de celulosa. En la pared de la derecha hay un secador de buena potencia.

En el lado derecho encontramos el inodoro y el bidet. Este está colocado algo torcido. Y en la pared del fondo, una moderna cabina de ducha. Protegida con una mampara de cristal, algo escasa, porque durante la ducha llenamos de agua el suelo. Paredes de porcelana rugosa color arena, y suelo de porcelánico blanco. Tres grandes botes anclados a la pared ofrecen champú, gel y acondicionador. Todo termina en una ducha potente con un monomando moderno. Caudal, temperatura y presión resultan excelentes. 

Por la mañana, en la recepción poco trámite más allá de la pregunta sobre el minibar, el pago y la entrega de la factura. 

Calidad/precio: 7
Servicio: 7.5
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 8
Estado de conservación: 7
Desayuno: 
Valoración General: 7

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