jueves, 11 de diciembre de 2008

VINCCI LA RABIDA (SEVILLA)



VINCCI LA RABIDA (****)
Castelar 24
41001 Sevilla
Telf: 954.501.280
Fax: 954.216.600

larabida@vinccihoteles.com
www.vinccihoteles.com

Habitación: 119
Fecha de entrada: 09/12/08
Tarifa: 120€/noche (Sólo Alojamiento)

A un paso de cualquier punto del centro histórico de la capital andaluza, la cadena Vincci nos ofrece este hotel enlazando dos típicos patios sevillanos que hasta hace unos años ocupaba un convento. Colores rojos y albero en la fachada, propia de un patio andaluz y decorada con bonitas luces.

Pasada la puerta, un bonito patio porticado con una fuente en el centro y rodeado de plantas y jardines. Butacas, sofás y tresillos que invitan a la lectura y la tertulia mientras se escucha el murmullo del agua. En uno de los laterales del patio encontramos el mostrador de recepción. Son las tres de la madrugada. Vemos una posibilidad de rapidez en el check in. ¿Ha estado usted en el Hotel o en la cadena?. Si, si. En la cadena si. Pero a pesar de eso la recepcionista clicka una y otra vez sobre la pantalla del ordenador. La espera, en silencio se hace eterna. Llegamos a pensar incluso que algo no va bien. Por fin, nos adjudica la habitación 119.

Un mozo nos acompaña a la habitación, pero sólo eso, porque las maletas las llevamos nosotros. Tomamos un ascensor estrecho y angosto. Subimos a la segunda planta. Al salir, por unos pasillos de suelo de mármol protegido por alfombras, y paredes de color amarillo pastel y escasamente iluminado llegamos hasta otro ascensor, más amplio y confortable en el que tenemos que bajar a la planta uno. Al unirse los dos patios, no se pudo igualar la altura, así que para ir a la primera planta hay que subir al dos y desde allí, bajar al uno. El ascensor se abre a un patio grande, coquetamente decorado con jardineras y asientos, pero cuya luminaria podía haber sido mejor conseguida.

Tras la puerta, de corte castellano encontramos un pasillo largo. Luz tenue fría. Suelo de madera bastante desgastada con algunas zonas mal barridas. A la izquierda pared blanca, como en toda la habitación con un zócalo casi a un metro en color marrón con flores oscuras. A la derecha, la puerta del baño y los armarios, con puerta de cristal protegida por bonitas telas, bien vestidos en su interior, con un enorme calzador como detalle de bienvenida.

Al final de ese pasillo accedemos a una sala de estar. Estrecha y larga que termina en un enorme ventanal a un oscuro e insulso patio interior. Un tresillo con una mesa baja, un largo escritorio con una televisión de plasma y sin silla, una mesa de centro con una lámpara encima y una escalera abierta que sube a una segunda altura donde -a modo de loft- se sitúa la cama. Bajo la escalera, un armarito que acoge el minibar.

Parte de los rodapiés están muy rozados incluso algún tramo arrancado. Resulta difícil trabajar porque la mesa, aunque generosa no dispone de silla. Tampoco hay enchufe a mano. En recepción preguntamos por internet: "En la televisión, encontrará un cable, conéctelo al ordenador y ya está". Pero falta por decir: "Ya está, le saldrá una página que le pedirá que meta su Visa y le cobrará 15 Euros por el Wifi". Les debe dar vergüenza decir que cobran por esto ¿no?.

Subimos por la escalera hacia arriba y llegamos a otra estancia. Paredes blancas, suelo de madera clara y una cama con un cabecero que se mueve demasiado y que es más ancho que el espacio que ha quedado entre los interruptores de la luz. Dos mesillas una a cada lado y una mesa baja con otra televisión plana. Las paredes resultan demasiado desnudas y blancas, quizá amplificadas por el blanco de la lencería de la cama. En las mesillas, lámparas de noche escasas para la lectura, enchufes para el móvil y varios interruptores. Desde el piso de arriba no se puede apagar la luz del de abajo, así que paseito hasta abajo a apagar las luces olvidadas.

La cama resulta muy confortable. El colchón es absolutamente delicioso, así como la almohada y la lencería. Lástima que el aire acondicionado no funcione bien: ni aporta calor, ni es silencioso. Es más, es brutalmente sonoro. No se oyen muchos ruidos más a excepción de algún grifo vecino por la mañana.

El baño resulta une sala espectacularmente grande. Suelo de frío mármol, paredes pintadas en rojo. Una enorme y larguísima encimera de mármol rosado con un enorme espejo delante dispone de dos pilas de lavabo servidas por dos espectaculares grifos monomando de corte clásico. El espacio queda algo desangelado porque el inodoro y el bidet quedan en un lado y allá lejos la bañera. El set de amenities, bastante completo (jabón, champú, gel, peine, set dental, set de afeitado...) y el propio de la cadena se presenta en una especie de bandeja de piedra. Lencería estupenda amplia, mullida y limpia. Hay un raquítico calienta toallas que hace de calefacción si lo encendemos, aunque no tiene la suficiente fuerza para calentar el baño entero. Por la mañana sentimos frío.

El caudal y la presión resultan correctos, pero no sale agua caliente. Nada. Frío, frío y frío. En el lavabo no nos importa mucho, pero el problema es en la ducha, incluida en la bañera, con una indiscreta mampara de cristal y un espectacular grifo antiguo. Llamamos a recepción. Van a chequear algo. Nos llaman. No saben lo que pasa. Nos dirán algo. A los 10 minutos aparecen llamando a la puerta y nos ofrecen pasarnos a duchar a la habitación de al lado, que está libre. A las 6.30, sólo cuatro horas después de haber llegado al hotel, envueltos en una toalla, salimos hacia la habitación de al lado. Allí la ducha funciona estupendamente bien: temperatura correcta, presión formidable y caudal sorprendente.

En el check out ni siquiera disculpas. Ni siquiera "le invitamos a un café", ni siquiera "el desayuno corre de nuestra parte", ni siquiera "oiga, no le podemos cobrar"... Solamente: "¿Tomó algo de minibar?". That´s all...

Calidad/precio: 6.5
Servicio: 4.5
Habitación: 7.5
Baño: 2.5
Estado de Conservación: 7.5
Valoración General: 6.5

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Le sigo con devocion, diariamente. Se que le parecera exagerado pero, antes de viajar, visito su pagina por si el hotel tiene alguna referencia de fiar. Soy sevillano. Le recomiendo un hotel en el Aljarafe. Es el Hotel Vereda Real. Por cierto, para cuando una visita al celebre y exageradamente ponderado Eme. En confianza, se nota que su dueño de hosteleria y de hoteles no entiende ni papa

Carlos Andreu dijo...

Gracias amigo por tu comentario. El Vereda Real me toca el próximo lunes... Sigue atento. Todavía no he dormido en el EME aunque lo he visitado, pero eso no me vale para escribir. Ciértamente creo que el dueño del hotel (o su director) han visto pocos hoteles de cinco estrellas por el mundo. Seguramente habrán visto muchas discotecas, pubs, y cosas de esas, pero hoteles, creo que pocos.
Y todavía no he ido por una razón más o menos de peso. Cuando abrió pedí una reserva allí y me pedían 220 Euros. Ahora está vendiendo por 125€, lo que quiere decir que o esto esta mal, o aquello era un robo ¿no crees?.
Gracias de nuevo por tu visita.