martes, 24 de marzo de 2009

HUSA GRAN VIA (LOGROÑO - LA RIOJA)



HOTEL HUSA GRAN VIA (****)
Gran Vía Rey Juan Carlos I 71 bis
26005 Logroño (La Rioja)
Telf: 941.287.850
Fax: 941.287.851

granvia@husa.es
www.husa.es

Habitación: 707
Fecha de llegada: 23/03/09
Tarifa: 77€ (Alojamiento y Desayuno)

En el mismo centro de la ciudad en un edificio incrustado entre otros dos la cadena Husa gestiona el Hotel Gran Vía. Aunque en la calle es imposible aparcar, el hotel ha dispuesto unos bolardos sobre la acera para poder al menos cargar y descargar el equipaje sin problemas.

Tras unas puertas correderas semicirculares llegamos a la recepción. El espacio es amplio y se comparte con una zona de estar y con la cafetería separadas por biombos. Botellas de vino de distintos tamaños y marcas se disponen por todos los sitios: mostradores, mesas, rincones... El mostrador de recepción es pequeño. Semicircular. Atendido -por decir algo- por dos personas. Nos toca la chica. "Buenas tardes, tenía una habitación reservada a nombre de...". "Déjeme su DNI". No hay más palabras. Ni buenas tardes, ni bienvenido, ni su estancia incluye alojamiento y desayuno, ni... Solo, "Habitación 707".

Por un pasillo muy recargado de botellas de vino, folletos turísticos, cartelería varia sobre viejas exposiciones de cuadros (celebradas en el 2008) llegamos hasta los ascensores. De corte moderno combinan espejo, acero y madera y mucha luz, pero están sucios. Hay papeles en el suelo y la escoba no ha entrado bien por los rincones. Quizá sea el exceso de luz el que deja ver estas cosas, pero lo cierto es que se ven.

Al salir del ascensor, llegamos a un rellano en el que también se encuentran las escaleras. A partir de ahí una puerta se abre a un espacio alargado y estrecho en el que se encuentran las habitaciones. Moqueta en el suelo y luz que se enciende desde la oscuridad absoluta con un lento detector de presencia... Hay que adentrarse primero en la oscuridad y después de varios pasos se enciende la luz.

Tras las puertas de color marrón algo desfasado con indicadores de los números pasados de moda accedemos a la habitación. Un largo pasillo en el que la moqueta, bastante trotada y en zonas sucia, pasa a tonos marrones claros y tierras. A la derecha del pasillo la puerta del baño. Al fondo el dormitorio. Amplio de espacio, luminoso a lo grande con una enorme ventana a la calle principal rematando la habitación.

El mobiliario combina forja con mármol con reminiscencias muy clásicas. Dos mesillas y dos camas presentadas en blanco. Al fondo el minibar en un armario hace de apoyo para la televisión. Junto a él el escritorio, de igual factura que las camas y mesillas, y junto a la ventana una confortable butaca para leer, trabajar o ver la televisión. Enchufe junto a la mesa de trabajo y las mesillas. Wifi gratuito y de buena velocidad. Junto a la cama, un viejo armario empotrado, regularmente vestido y presentando, de desgastada madera con puertas correderas con dificultad.

La cama necesita un cambio. La lencería está desgastada y presenta hasta desgarros en algunos tramos. El colchón también requiere una renovación. Demasiados cuerpos ha tenido que aguantar ya, e incluso se nota una cierta curvatura hacia el interior. En el armario tampoco hay almohadas supletorias para poder leer en la cama... La oscuridad se consigue gracias a un tupido y potente foscurit, recubierto además por otras cortinas. La insonorización hacia dentro resulta bastante correcta, aunque hacia fuera, la ventana, que no cierra del todo bien, deja pasar demasiados ruidos (coches, viento...). Dormir con el aire acondicionado resulta tarea imposible por lo ruidoso que se presenta. En cuanto a su potencia calorífica es correcta, aunque el caudal de aire que emite, en la máxima potencia, es tan pobre que su tarea puede llegar a resultar casi inalcanzable.

El baño remata este panorama que empieza a ser preocupante. De mármol blanco con vetas negras da la sensación de rancio y viejo. Inodoro, videt, lavabo y bañera. La limpieza puede mejorar mucho porque tras una mera inspección encontramos pelos de clientes anteriores en los rincones detrás de la puerta, y el enorme espejo hace tiempo que no recibe el paño en toda su extensión. Por un algún problema séptico, el desagüe del lavabo desprende un desagradable olor.

Las amenities se reducen a un micro-peine y una gamuza limpiazapatos. El resto se ha sustituido por un bote "anclado" a la pared con jabón de manos junto al lavabo, y otro en la bañera con champú, aunque en el bote ponga "jabón de manos LUX". Si cortas se quedan las amenities, cortísimo se queda el caudal y la presión del lavabo y casi nula la de la ducha. Apenas un hilillo de agua que se escapa de una enorme y aparente alcachofa de las de efecto masaje. La lencería comparte viejas piezas con el antiguo logo de la cadena, raídas y deshilachadas, con otras algo más moderna pero de ajustadísima calidad.

Por la mañana en un estrecho y pequeño salón se sirve un desayuno buffet muy correcto en el que destaca más la calidad y sabor de sus productos que su presentación, absolutamente saturada de botellas de vino (todas cerradas, por supuesto). En recepción al salir, igual que al llegar, pero "¿Tomo algo del minibar?", "Pues no"; "Pues es todo".

Calidad/precio: 6
Servicio: 3.5
Habitación: 6
Baño: 3.5
Estado conservación: 5
Valoración General: 4.5

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