martes, 17 de octubre de 2023

NH COLLECTION SALAMANCA PALACIO DE CASTELLANOS (SALAMANCA)

NH COLLECTION SALAMANCA PALACIO DE CASTELLANOS (****)
San Pablo 58
37008 Salamanca

Habitación: 110
Fecha de entrada: 25/09/2023
Tarifa: 125€ (SA)

En el mismo centro histórico de la ciudad, rodeado de impresionantes edificios históricos encontramos un palacete de piedra grisácea algo retranqueado de la tranquila calle. Una decena de escalones nos elevan a una coqueta terraza, en la que hay mesas para disfrutar de una bebida o comida con excepcionales vistas, y de allí unos pocos escalones más nos dejan frente a unas puertas automáticas de cristal. Tras ellas, un espacio recubierto por una tupida alfombra en color marrón, un enorme logo de la cadena en color rojo a la izquierda, y una ligera mesa de metal con unas lámparas decorativas en el lado derecho. Tras otras puertas correderas accedemos a la recepción.

El espacio es grande y encantador. Nos encontramos ante un precioso claustro de tres plantas con un techo cerrado por cristal protegido con algunos cortinones que impiden pasar la luz del sol cuando están cerrados. En la parte de abajo, sobre un suelo de madera brillante y limpia, varios sofás y butacas con mesas bajas para la tertulia y el encuentro. Alfombras y algunas lámparas. Alrededor, el acceso a algunas habitaciones, pasillos, la cafetería o el garaje. Enormes cuadros y tapices cuelgan de las paredes, y algunos rollups e incluso una enorme pantalla de pie que indica la previsión del tiempo, desentonan en el clásico espacio.

A la izquierda queda el mostrador de recepción, pero un paso más adelante un carrito de bienvenida ofrece agua con naranja o limón y algunas golosinas al viajero. Tras el poderoso y elevado mostrador de madera, con dos grandes pantallas de ordenador, algunos motivos vegetales y algunos folletos de información del hotel, nos atiende un simpático empleado que inmediatamente se hace cargo de nuestro vehículo (aparcado en la zona reservada de la puerta de entrada) y de forma rápida, simplemente dictándole el DNI nos entrega un cartoncito con la llave de la habitación. Nos ofrece el desayuno -que rechazamos-, nos indica la clave del wifi que es gratuito, rápido y estable en todo el edificio, y queda a nuestra disposición mientras nos muestra el camino hacia el ascensor.

En una de las paredes del claustro se abre un espacio para dos ascensores modernos. En el siguiente espacio se abre, con una bonita reja el acceso a las escaleras, que son abiertas, anchas, de madera antigua y barandilla de forja negra. Los ascensores, con suelo de mármol oscuro, paredes con espejo, botonadura metálica y algunos carteles sobre el hotel se abren a un pasillo que corre de derecha a izquierda, atravesando las escaleras, y que a ambos lados abre los pasillos de habitaciones. Generosos, decorados con una luz cálida y con ventanas al claustro. Suelo de mármol oscuro con una zona central de madera oscura que quizá haga demasiado ruido con los pies y las ruedas de las maletas. 

Las puertas de las habitaciones son enormes, de madera oscura algo envejecida, con el número en metal sobre las mismas, con una moderna cerradura de acercar la tarjeta y un poderoso tirador en metal oscuro también envejecido. La puerta casi se abre al dormitorio, que queda allí mismo, a la izquierda. Suelo de madera brillante, en algunos puntos ya rayada y algo desgastada. Junto a la puerta, una ranura para meter la tarjeta y dos interruptores al lado. Encima, el display del aire acondicionado, que funciona muy silenciosa y eficazmente con una rueda para establecer la temperatura en la gran pantalla digital, y dos botones (uno para encenderlo y apagarlo y otro para subir y bajar la potencia). 

Detrás de la puerta queda el armario empotrado tras dos puertas correderas de espejo. En un lado, un colgador con media docena de perchas antirrobo de madera oscura con el logotipo de la cadena, y un par de perchas acolchadas en seda roja. En el suelo, una caja fuerte. En el otro lado hay varias baldas. En una de ellas encontramos la ropa de la lavandería, un calzador y una gamuza limpia zapatos... Frente a la puerta de entrada queda la puerta del baño, también en madera envejecida y con un pomo redondeado de metal también envejecido. 

Hacia la izquierda se abre el dormitorio. De tamaño correcto destaca sobre todo por la enorme cama blanca que se empotra contra un cabecero de piel a modo de capitoné de formas rectangulares y color gris verdoso. Este dispone de una luz retranqueada que ofrece un bonito y agradable escenario lumínico. Sobre el canapé descansa un enorme y comodísimo colchón de gran calibre y seis almohadas de distinto tamaño, grosor y dureza. Un suave nórdico blanco lo recubre. A cada lado sendas mesillas potentes en madera, de forma irregular a juego con el cabecero. Sobre ellas, lámparas de noche con pie de cristal en forma de vasija y tulipa de tela en marrón oscuro. Clavados al cabecero dos potentes flexos direccionables para la lectura o el trabajo en la cama. En una mesilla un moderno teléfono, el mando a distancia de la televisión, un bloc de notas y un bolígrafo y sobre las dos, enchufes disponibles e interruptores para todas las luces de la habitación.

A los pies de la cama a en la cama hay un generoso escritorio de madera con patas de metal. Pero aparece casi completamente ocupado. En un extremo hay un moderno flexo de trabajo en metal que se enciende al tocarlo. Una revista del hotel, una botella de agua de cortesía, una bandeja de metacrilato con vasos, copas unas patatas fritas y unas almendras, y una enorme bandeja de piel con una cafetera de Nespresso y un hervidor de agua, y varios servicios de café, té, infusiones y azúcar. Debajo del escritorio queda, tapado por una puerta de madera el minibar transparente con zumos, refrescos, agua y algún snack de chocolate. Además, junto a una papelera metálica, encontramos una cómoda silla de piel blanca y patas de metal que gira. En la pared, además de un par de enchufes disponibles, una generosa pantalla de televisión. 

A la izquierda de la mesa, protegida por un cortinón color arena y un visillo blanco hay un elevado maletero que antecede a una estrecha ventana con portillos de madera y rejas, y vistas, aquí a la entrada del garaje del hotel y allí arriba a las torres de la catedral, que destacan especialmente por la noche con su iluminación. 

La insonorización exterior es formidable, y la interior, aunque se escuchan algunos pasos por el pasillo o en las otras habitaciones, bastante correcta. Durante la noche queda iluminado un punto de luz verde -entendemos que de emergencia- sobre la puerta de entrada, iluminando demasiado el ambiente y llegando a resultar incómodo. Además, una vez apagadas todas las luces se escuchan algunos ruidos como de dilatación de alguna madera, o de asiento del suelo... llegando a resultar algo molestos. 

El baño es grande y luminoso. En mármol blanco con vetas grises. Tanto paredes como suelo. Se nota que tiene algunos años y que va pidiendo alguna renovación aunque su estado aún es correcto. En el lado izquierdo hay una larguísima encimera con una pila de lavabo en porcelana blanca poco profunda. Del moderno y estilizado grifo monomando sale demasiado aire y escasa agua. Para colmo el sumidero no cuela bien y enseguida hay que cerrar el grifo para evitar desbordamientos. En la pared izquierda encontramos anclados, un secador de pelo de buena potencia, una caja metálica de pañuelos de papel, un bote de jabón y otro de crema hidratante. Sobre la encimera, en una bandeja de porcelana blanca brillante hay un gorro de ducha y un set dental en cajitas de cartón reciclado, y dos toallas de manos. Delante del lavabo cuelgan de una barra metálica dos toallas de lavabo y dentro de la ducha, en un toallero sendas toallas de ducha. En todas estas está grabado el logo del hotel. Una de las toallas de la ducha anda justita de calidad. Por encima de toda la encimera, un enorme espejo, que podría estar algo más limpio en sus extremos. Por debajo, una vieja papelera metálica de pedal. 

En el lado derecho encontramos el inodoro, algo antiguo pero bien conservado, y vemos algunos agujeros convenientemente tapados de donde, en su día, habría un bidet. Un par de portarrollos de papel higiénico cerrado con una pegatina con el logo de la cadena. El anterior huésped decidió pegarla en la pared, y el equipo de limpieza no la supo ver, y allí seguía. En la pared del fondo encontramos la cabina de ducha. En la pared hay una ventana de aluminio negro y cristal opaco que deja entrar bastante luz. Cierra mal y toda ella aparece un poco destartalada por la humedad. Suelo de porcelana blanca muy agradable y rematada con una grifería monomando que termina en una formidable regadera de teléfono y otra de efecto lluvia. La temperatura es adecuada, pero el caudal y la presión dejan muchísimo que desear. Anclados a la pared un bote de gel, otro de champú y otro de acondicionador. 
 
Por la mañana, en la recepción el trato de salida es tan rápido, amable y servicial como en la llegada. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 9
Ambiente: 8
Habitación: 7.5
Baño: 5.5
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 
Valoración General: 8

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