miércoles, 28 de julio de 2010

W HOTEL NEW YORK (NUEVA YORK)



W NEW YORK HOTEL (****)
541 Lexington Avenue
New York, NY 10022
United States
Telf: 212-755-1200

www.newyork.com

Habitación: 1640
Fecha de Entrada: 21/07/2010
Tarifa: 210€ (Alojamiento y Desayuno)

Una de las mejores ubicaciones de Nueva York, con el metro en la misma manzana, a cuatro calles de la Gran Central Station, a tres avenidas de la 5th Ave, rodeado de tiendas famosas y de espectaculares edificios de oficina, la cadena Starwood gestiona este hotel de su bandera mas fashion: W.

Tras las puertas giratorias el sonido de la música nos envuelve como si estuviéramos en un pub de moda más que en la recepción de un hotel. Muchísima gente joven y guapa que se amontona frente a la barra del bar. Luces tenues y puntuales. Espacio amplísimo y altísimo, suelo de cemento oscuro, maderas claras, velas y manzanas ayudan a decorarlo. Una DJ se contornea al ritmo de la música mientras los ejecutivos recién salidos de sus trabajos apuran sus bebidas. El calor sofocante del exterior contrasta con una fresca temperatura que se agradece.

En el mostrador, el trámite es muy rápido gracias a Cinthy. Primero en inglés, hasta que descubre en nuestra ficha que somos Españoles, y lo primero que hace entonces es felicitarnos en español por haber ganado el Mundial de fútbol. Imagínese lo que pasaría si en vez de estar registrándome yo, se está registrando Carod Rovira... Nos entrega unos vales para los desayunos y nos explica rápidamente los servicios del hotel. ´

Un poco más adelante y algo protegido de la música disco encontramos los ascensores frente a los cuales hay unas alfombras que cambian a lo largo del día dándonos los buenos días, tardes o noches. Además en una mesa se ofrece una refrescante bebida de agua con limones, naranjas y hielo. El ascensor es amplio, decorado con una luz tamizada por un cristal que recoge hojas secas de Ginkgo Biloba. Para proteger el descanso y la seguridad de los huéspedes, del follón del hall de entrada es necesario introducir la tarjeta de la habitación para que suba el ascensor a nuestro piso.

Al salir del elevador encontramos unos largos pasillos de gruesa moqueta en colores negros y grises. Paredes claras y puertas gris azulado algo viejas, especialmente sus manillas. La puerta es tremendamente pesada, y se cierra con fuerza detrás de nosotros. El espacio dentro se presenta fresco. El aire acondicionado funciona de maravilla a costa de un tremendo ruido. En el suelo la misma moqueta del pasillo de todos oscuros. Paredes blancas. Un pasillo alargado con las puertas de acero y cristal del baño y el armario nos conducen al dormitorio rematado al final por dos ventanas tapadas con estores con vistas a la puerta principal del hotel y a la parte trasera del Waldorf Astoria.

La cama resulta fascinante. Un acogedor colchón, un edredón ligerísimo envuelto en deliciosas sábanas de hilo. Seis almohadas y cuadrantes de distintas formas, durezas y texturas para elegir la más conveniente. Todo ello rematado por un cabecero con un cristal en tonos marrones que se ilumina. Junto a la cama sendas mesillas con cajones. Enchufes para los gadets tecnológicos e interruptores para apagar todas las luces con potenciómetro de intensidad. Sobre una de las mesillas hay una estación para cargar un Ipod y un radio-despertador de aire retro. Sobre esa misma mesilla se suspende una lámpara de noche de pantalla morada. Sobre la otra un enorme flexo giratorio que también da servicio a la mesa de trabajo.

El escritorio resulta enorme. De cristal, giratorio para convertirlo en una mesa en L, con un potente flexo y varios enchufes frente al mismo. La silla de trabajo, cómoda y adecuada para la mesa, tapizada en color vino. El wifi es de pago (16$ al día) aunque en al hall de entrada es gratuito y velocísimo. A los pies de la cama se ofrece un armario-minibar repleto de opciones (desde botellas de agua hasta preservativos pasando por un paraguas, gorra, aspirinas...) de esos que son automáticos y que sólo por tocar el producto ya te cobra. Precios algo desorbitados. Al otro lado, junto a las ventanas, un enorme plasma de 42 pulgadas con DVD incorporado. A los pies de las ventanas, en una repisa se ofrece una cubitera (la máquina de hielo está en el pasillo) y un juego de copas.

El aire acondicionado es de sencillo manejo, incluso en la posición auto, pero el ruido es ensordecedor. Hay que optar por asarse de calor por la noche o por no dormir por culpa de su estruendoso sonido. La oscuridad se consigue perfectamente y aunque las paredes parecen bastante insonorizadas ya que no se escuchan movimientos en las habitaciones contiguas, la puerta, pese a su fortaleza deja pasar los ruidos de las otras puertas del pasillo.

El armario, situado junto a la puerta es literalmente un pequeño cuarto en el que además del perchero iluminado hay una plancha y una tabla de planchar. Una balda y suficiente espacio para acumular en su interior las maletas y tener despejada la habitación.

El baño, con puerta corredera resulta pequeño. Pero suficiente. Un lavabo, inodoro y ducha. Rodeado todo de un espejo iluminado. Una excelente colección de toallas suaves y enormes y un ligero albornoz completan la lencería. Temperatura y presión son correctos en ambos grifos, aunque la ducha, que ofrece una enorme alcachofa de efecto lluvia, necesita un poco más de caudal.

Las amenities son algo escasas, pero lo habitual en los hoteles americanos: jabón, gel, champú, acondicionador y limpiador facial. Todo ello de la prestigiosa marca Bliss.

Por la mañana el desayuno es más propio de un motel que de un hotel supuestamente de lujo. Terrible café (común en todos los sitios) y a elegir entre zumo o yogur y tres tipos de bollos (bagel, napolitana o croisant) todo ello servido con vajilla de plástico y en la misma barra del bar. En el check out basta con revisar la cuenta y con una sonrisa desearnos buen viaje, y un pronto regreso.

Calidad/precio: 7
Servicio: 9.5
Habitación: 8.5
Baño: 8
Estado conservación: 9
Valoración General: 8.5

2 comentarios:

Toni dijo...

Bienvenido de vuelta.

Veo que el cobrar por el WIFI no es solo cosa de Melia, NH ó AC. A ver si se ponen al día, que para muchos clientes es más importante el WIFI gratis en la habitación que otras cosas que ni se usan.

Carlos Andreu dijo...

Gracias Toni.
Mi regreso esta vez va en serio. Ya verás. Cada semana uno.
La verdad es que si existe la opción de al menos conectarse gratis en algún sitio del hotel, la cosa "duele menos". Al menos para mí, que sólo uso el internet en un hotel para subir y bajar correo... Aunque para la gente que le gusta navegar y trastear entiendo que sea un rollo.
Abrazos!!