viernes, 13 de marzo de 2009

AC JEREZ (JEREZ DE LA FRONTERA - CADIZ)



AC JEREZ (****)
Avda. Chema Rodríguez s/n (Estadio Chapín)
11405 Jerez de la Frontera (Cádiz)
Telf: 956.327.222
Fax: 956.326.174

acjerez@ac-hotels.com
www.ac-hotels.com

Habitación: 202
Fecha de llegada: 07/03/09
Tarifa: 66€ (Sólo alojamiento)

En una zona algo desangelada, solitaria y oscura, lejos del centro histórico de la ciudad, pero cerca de los nudos de comunicaciones (autopistas, autovías y aeropuerto), adosado al Estadio Deportivo de la ciudad encontramos desde la puerta de entrada el estándar de AC por los cuatro costados. Nada que sorprenda, nada que emocione, nada que nos diga que estamos en Jerez y no en Rivas, Murcia, Pamplona o Sevilla.

Tras las puertas de cristal un amplio recibidor con el mostrador algo escondido a la izquierda frente a la típica sala AC en la que leer el periódico, ver la tele, tomar un café o charlar animadamente. Todo está muy tranquilo, y el volumen de la televisión parece demasiado alto. En el mostrador nos atienden con rapidez, eficacia y simpatía.

Accedemos hasta los ascensores, algo escondidos debido a la peculiaridad constructiva del edificio, incrustado en una esquina del campo de fútbol. Estos resultan amplios, rápidos, modernos aunque algo oscuros. Al salir un gran distribuidor nos lleva hacia los anchos pasillos que acogen las habitaciones. Moqueta oscura en el suelo, paredes casi negras y maderas oscuras en las puertas. Luces indirectas y puntuales, como suele ocurrir en la cadena.

Tras la puerta, todo es AC. Suelo de madera, interruptores negros, paredes claras. A la derecha la puerta de cristal del baño. A la izquierda un estrechísimo armario que obliga a colgar las perchas de frente. No hay sitio para nada más (estanterías, cajones...). Ni siquiera los zapatos caben rectos. Detrás de la puerta un estrecho espejo para vestirse.

Al fondo el dormitorio. Correcto de espacio, dispone de una cama enmarcada con dos pequeñas mesillas, una destartalada mesa de trabajo con una silla, un minibar con un gran televisor encima y una cómoda a los pies de la cama que hace las veces de maletero, aunque reduce el espacio de paso. Se nota que falta junto a la ventana un sofá y una mesa baja para poder leer, cenar o simplemente ver la televisión sin estar tumbado en la cama.

El minibar como es norma de la casa es gratuito: aguas y cocacolas. A cambio, te sablean con el wifi que falla más que una escopeta de feria pese a pagarle a Telefónica 12 euros. El único enchufe libre de la habitación queda justo detrás de una de las patas de la mesa, y para enchufar algo hay que moverla y casi se nos desmonta en la operación. Parte de los rodapiés de madera están medio arrancados. Las mesillas disponen de unas potentísimas lámparas de lectura que esparcen su luz por toda la habitación. Faltan enchufes junto a estas.

La cama es la propia de los hoteles AC. Vestida en blanco y con tres almohadas (en vez de cuatro) presenta una lencería súmamente áspera que deja ver el excesivo trato industrial que viene sufriendo. A pesar de ello, el colchón resulta confortable, pero las almohadas -que no son las típicas de la cadena- excesivamente blandas y bajas. El aire acondicionado resulta ruidoso, y absolutamente ineficaz a partir de las 23 horas, momento en el que deja de producir aire caliente.

La insonorización hacia fuera no está muy conseguida y por la noche se escuchan los gritos de los jóvenes que vuelven de una discoteca cercana. Hacia el interior ocurre lo mismo y se escuchan los pasos y voces del pasillo y de las habitaciones contiguas. Para colmo, en la madera que hace de cabecero, junto al interruptor de la luz y al teléfono de diseño nórdico se escucha un constante click, click, click como si hubiera una termita.

El baño no presenta sorpresas. Mármol verdoso con luces puntuales y sanitarios blancos. Lavabo de cristal. Grifería moderna. En una mesa baja se presentan todas las amenities: variadísimas y de calidad. Champús de algas azuladas, set dental y de afeitado, gorro de ducha, peine... Junto a ellas un par de piezas más de lencería de baño: amplias, limpias, suaves y esponjosas.

La presión, el caudal y la temperatura son óptimos tanto en el lavabo como en la ducha, que se protege con una gran mampara de cristal.

Por la mañana, olvidan la llamada de despertador a las intempestivas 5.15AM. Menos mal que el cuerpo ya está acostumbrado a esa hora y nos despertamos sin necesidad de despertador alguno. Abajo en recepción nos piden mil disculpas por el error mientras se despiden de nosotros sin más entusiasmo.

Calidad/precio: 7
Servicio: 5.5
Habitación: 7.5
Baño: 7.5
Estado conservación: 6.5
Valoración General: 7

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