viernes, 29 de mayo de 2009

HOTEL GOYA (ZARAGOZA)


Hotel Goya (****)
Cinco de Marzo 5
50004 Zaragoza
Telf: 976.229.331
Fax: 976.232.154

hotelgoya@palafoxhoteles.com
www.palafoxhoteles.com

Habitación: 506
Fecha de llegada: 20/05/09
Tarifa: 65€ (Alojamiento y desayuno buffet)

En una estrecha calle peatonal en el mismo corazón de la ciudad la cadena Palafox gestiona uno de sus primeros hoteles en la ciudad. Todo un clásico algo renovado pero en esperas de una renovación total que lo ponga a cabeza de los hoteles de la ciudad. Ubicación envidiable y espacio más que de sobra para hacer un espectacular hotel, aunque las nuevas aperturas (Hiberus, Petronila... ) realizadas por la compañía, deben ser primero digeridas.

El hall es muy amplio y luminoso con enorme ventanales abiertos directamente a la calle. Madera oscura en las paredes, y suelo de mármol negro. Luces algo oscuras y un largo mostrador de mármol blanco con el clásico portallaveros en la parte de atrás. El trato en recepción es tan rápido como amable. Basta con entregar el DNI y nos asignan la habitación. Dejamos el equipaje en el mostrador y ellos se encargan de colocarlo en la habitación correspondiente.

Unos viejos ascensores, renovados en su interior nos conducen a los pasillos de las habitaciones. Estos aparecen separados por unas puertas de cristal. El de la derecha resulta algo antiguo y estrecho, el de la izquierda, el nuestro, mucho más ancho y algo más moderno. Moqueta rosa asalmonado en el suelo, luces algo pasadas de moda y puertas manifiestamente actualizables. Cuadros en las paredes de imágenes clásicas.

Tras la puerta, que se abre mediante una llave de tarjeta de plástico perforada, encontramos paredes de papel amarillo claro y moqueta bastante limpia en tonos azules. Un recibidor suficientemente amplio hace las veces de vestidor. En él se dispone un maletero con un espejo de cuerpo entero, un profundo armario ropero, la puerta del baño y la puerta que comunica con la habitación de al lado si se desea habitación comunicada. Separada por otra puerta accedemos a la habitación.

Luces puntuales en las mesillas, en una lámpara de pie junto a la ventana y una de trabajo en el escritorio son las únicas luminarias. Una poderosa ventana ocupa toda la pared del fondo. Sus vistas no son demasiado excitantes, a los tejados de las casas cercanas, pero al menos entra suficiente luz y podemos ver el cielo. Dos enormes camas encuadradas en un armario cabecero de madera con las mesillas adosadas, unas lámparas de noche y un display para encender y apagar el sorprendentemente silencioso, eficaz y potente aire acondicionado, la televisión y todas las luces de la habitación.

Delante de la ventana hay dos butacas y una mesa de centro sobre la que se nos ofrece como obsequio de bienvenida un plato con frutas de Aragón y una botellita de aceite del Bajo Aragón. Junto a la ventana hay un armario profundo bastante bien vestido: cajones, baldas y colgador. Perchas de plástico algo antiguas, pero correctas. Junto a la televisión de plasma se encuentra el minibar y el escritorio. El juego de escritorio y silla no resultan muy cómodos para el trabajo, y la lámpara no tiene la potencia suficiente para un trabajo agradable. El wifi es de pago (a Telefónica) y no hay ni un sólo enchufe disponible en toda la habitación, ni en las mesillas ni en el escritorio por lo que para enchufar algo debemos sacrificar la tele o el minibar.

Las camas se presentan cubiertas por unas colchas en tonos rojos, sorprendentemente limpias, a juego con las cortinas. El colchón es poderosamente cómodo. Muy grueso y firme, pero que ofrece un descanso absolutamente reparador. Igual ocurre con las almohadas. La oscuridad es total aunque a primera hora de la mañana el foscurit no puede con la luz que entra por la ventana. La insonorización hacia afuera es formidable, a lo que le ayuda la tranquilidad del patio de vecinos al que se abre la ventana. Hacia el interior es manifiestamente mejorable. Se escuchan las voces y pasos del pasillo, así como los movimientos de las habitaciones contiguas. Con la puerta del dormitorio cerrada, conseguimos bastante más privacidad.

El baño es vetusto. En tonos marrones y con escasa luz, especialmente para el maquillaje femenino. Un enorme espejo que denota el tremendo paso del tiempo se sitúa sobre una gigantesca encimera de mármol marrón con dos lavabos. El set de amenities es muy completo y de alta calidad (Jabón, champú, gel, set dental y de afeitado, gorro de ducha...). Los grifos son algo antiguos pero bien cuidados y conservados, y sobre todo fantásticamente mantenidos. Potencia y caudal son formidables. Quizá hasta excesivos.

La ducha se encuentra dentro de la bañera. Es de aquellas antiguas empotrada en la pared y con giros para poder dar masaje. Lástima que quede a una altura algo escasa para nuestro tamaño porque el caudal, la presión y la temperatura son formidables. Una mampara de cristal protege el baño de salpicaduras. Mención especial merece la lencería de baño: nueva, enorme, mullida, fresca y agradabilísima.

Por la mañana un variadísimo buffet de desayuno con productos de altísima calidad y simpático y agradable servicio. Hasta la máquina de café elabora este de manera más que correcta. El trámite de salida es tan bueno como en la entrada. Pregunta por nuestro descanso y trámites de cobro y firma. Además, nos desean buen viaje, y buen día.

Calidad/precio: 8.5
Servicio: 9
Habitación: 7.5
Baño: 6.5
Estado conservación: 7
Valoración General: 8.5

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