miércoles, 11 de diciembre de 2024

PULLMAN BRUSSELS CENTRE MIDI (BRUSELAS)

PULLMAN BRUSSELS CENTRE MIDI (****)
Pl. Victor Horta 1
1060 Bruselas 

Habitación: 419
Fecha de entrada: 18/11/2024
Tarifa: 

Anejo a la Gare du Midi, en la parte sur de la ciudad, encontramos un edificio en esquina de siete plantas en granito negro que combina en el vértice, con otro en forma de cilindro y en tonos ocres, donde encontramos la enorme puerta giratoria de entrada bajo un enorme pórtico metálico con dos robustas columnas decoradas con algunas macetas altas. Todo ello delante de una plaza adoquinada llena del típico trasiego ferroviario. No en vano debajo se encuentra la terminal del Eurostar que viaja a Londres.  

La acristalada planta baja recoge la recepción. A la izquierda un tranquilo bar, una gran escalera giratoria en blanco con unas bolas enormes en dorado alrededor. De frente una pared de madera en tono gris con media docena de butacas en tonos anaranjados para la espera y algunos indicadores de los servicios del hotel. A la derecha, además de alguna butaca más hay tres pequeños mostradores, individuales para la recepción. Luz tenue, música suave. Nos atiende un joven de origen árabe en casi perfecto castellano. Muy amable y correcto, el trámite de registro se hace rápido. Nos entrega un cartoncillo con la tarjeta que hará de llave de la habitación. Nos explica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que es rápido y estable en todo el edificio. Sensación de modernidad y calma con un punto de lujo afrancesado.

Volvemos sobre nuestros pasos hasta un luminoso espacio en el que se encuentran los cuatro modernos ascensores de puertas automáticas metálicas. Su interior, estrecho y largo dispone de grandes carteles con los servicios del hotel y la carta del restaurante. Un par de paredes de espejo y el suelo de mármol. Botonadura de metal con un lector de tarjetas para activarlo. Las puertas se abren a un amplio recibidor al que llegan varios pasillos. Gruesa moqueta marrón oscura. Paredes en madera oscura con tiras de luz que retroiluminan el espacio. Anchura. Un montón de sábanas y toallas para limpiar se acumulan feamente en la puerta del office. Junto a las habitaciones, pequeños recuadros retroiluminados con el número de la habitación en metal. 

Una puerta gris, oscura, pesada, con una manivela metálica y un lector de tarjetas en negro nos introduce en la habitación. La puerta se cierra con fuerza detrás de nosotros en un espacio moderno con suelo de moqueta algo rojiza un poco desgastada, paredes en blanco y chocolate y madera blanca brillante. A la derecha, la ranura para meter la tarjeta y activar la luz abundante que llena la estancia. A la izquierda las dos puertas del armario, discretas. Una en blanco, la otra, completamente de espejo. En el interior, iluminado, una parte con un largo colgador con cuatro perchas normales, una tabla de planchar y su plancha. En la otra parte, algunas baldas, la bolsa de la ropa sucia y unos folios y sobres. A continuación un armario retroiluminado ofrece una bandeja de cortesía con un hervidor de agua, varios juegos de café y justo debajo cerrado por sendas puertas una caja fuerte y un minibar, de puerta transparente en el que se ofrecen dos bricks de agua de cortesía con la marca de la cadena. 
En el lado derecho de ese pasillo de acceso al dormitorio, iluminado por dos puntos de luz desde el techo, encontramos una puerta, algo maltrecha, con acceso a un pequeño espacio de paredes laterales en blanco, y en la del fondo, de porcelana negra igual que el suelo, incrustado, un inodoro. Cisterna empotrada con dos botones para descarga total o media. Dos portarrollos, una escobilla y una papelera metálica. Un punto de luz en el techo.

Un paso más adelante entramos en el dormitorio. De tamaño correcto, sin grandes espacios. En el lado izquierdo, siguiendo el armario que contiene el minibar se presenta un maletero con tiras metálicas y a continuación un largo sofá de cómodos cojines en piel de tono crudo. Sobre él, una buena pantalla plana de televisión, y al final del sofá varios cojines, entre otros uno azul. Además un enchufe disponible y un interruptor que ilumina dos enormes lámparas que cuelgan allí del techo sobre una mesa redonda algo incómoda para trabajar bajo la que hay un puf de piel marrón y una papelera de plástico negra. 

La pared del fondo está ocupada por la ventana, que no es practicable, y que da a un oscuro patio de luces con vistas a las otras habitaciones. Visillos blancos como de plástico corren rápidos por los railes del techo, y un fuerte foscurit en color crudo impiden el paso de la escasa luz exterior por la mañana. 

A la derecha de la estancia, la cama. Sobre un canapé recubierto con tela blanca se presenta un colchón normal pero bastante confortable. Vestido con un suave nórdico de cuatro almohadas. Dos de ellas son cuadrantes algo grandes y las otras dos cojines algo duros. Dormir sobre ellos resulta bastante incómodo. La cama aparece empotrada contra un cabecero de madera y blanca con dos bloques tapizados en piel para apoyarse para la lectura o el trabajo. A ambos lados, interruptores de b-ticino y enchufes disponibles para los cargadores. Por encima del cabecero salen dos brazos dirigibles de luz para la lectura, aunque su potencia puede resultar un poco escasa. En el lado izquierdo hay una mesilla exenta de cristal blanco con el mando de la televisión. Sobre ella cuelgan otras dos grandes lámparas redondas de fría luminosidad. A la derecha, la mesilla es simplemente una madera incrustada en el cabecero sobre la que hay una cálida lámpara de noche de tulipa blanca, un bloc de notas, un lapicero y un teléfono.

Junto a la puerta del baño está el sencillo mando del aire acondicionado. Una rueda para la potencia y otra para la temperatura, señalados con una luz interior. Lástima que esté casi caído y no funcione. La insonorización interior es formidable. La exterior podría mejorar un poco y se escuchan los pasos y voces del pasillo. La oscuridad se alcanza casi por completo, y eso sí, el hotel resulta tranquilo. 

Al baño se accede a través de una pesada puerta corredera. Dejamos atrás la moqueta para pisar suelo de porcelana marrón casi chocolate, que también recubre las paredes. Dos puntos de luz en el techo caen sobre una encimera de silestone blanco sobre la que hay dos toallas de manos, una caja metálica de pañuelos de papel, una bandeja de metacrilato con dos vasos de cristal y otro de plástico que ofrece el juego de amenidades (dos lustrazapatos, dos gorros de ducha y dos limas de uñas). La encimera recoge un pequeño lavabo rematado con una buena y moderna grifería Grohe. Por ella poco caudal de agua, que además traga con dificultad por el desagüe. Por encima de la encimera y hasta el techo, un enorme espejo que sostiene otro redondo y pequeño de aumento. En la pared derecha un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante. Por debajo, una balda blanca con patas metálicas presenta una báscula digital, un secador de pelo de escasa potencia metido en una bolsa de tela, dos toallas de lavabo y dos toallas de ducha, todas ellas en blanco y de excelente calidad. 

A la izquierda queda la cabina de ducha, generosa y sugerente. En la pared, anclados tres botes de gel, champú y acondicionador. Un punto de luz en su interior ilumina con fuerza la zona destacando el brillante de la porcelana de suelo y pared. La puerta de cristal no termina de cerrar bien, y allí encontramos también el pie de ducha. Un grifo termostático moderno nos permite regular la salida de agua a través de una ducha de teléfono, o de otra, superior de efecto lluvia. Excelente temperatura y presión, aunque falta un punto de caudal. 

Por la mañana, en un elegante restaurante, con ventanales a la plaza en la que se ubica el hotel se sirve un completo desayuno buffet. Café de Nespresso, zumos de naranja y multivitaminas, platos calientes (huevos revueltos, judías, gofres, tortillas, bacon, salchichas, verduras...), y fríos (fiambres, ensaladas, encurtidos, quesos...). Bollería crujiente, varios tipos de pan de buena factura, mermeladas, mantequillas, chocolates, cereales y fruta preparada y cortada.

Después, en recepción, en el mismo buen castellano de la llegada, nos despiden cálidamente, interesándose por si todo ha estado a gusto durante nuestra estancia. 

Calidad/precio: 
Servicio: 9
Ambiente: 8
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 8
Valoración general: 8.5

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