martes, 14 de enero de 2020

HOTEL MACIÁ REAL DE LA ALHAMBRA (GRANADA)

MACIÁ REAL DE LA ALHAMBRA (****)

Mirador del Genil 2
18008 Granada

Habitación: 620
Fecha de entrada: 11/04/2019
Tarifa:

A las afueras de la ciudad, en la rotonda en la que se toma la carretera de Sierra Nevada y justo enfrente de un túnel y un viaducto que salva un barranco, encontramos este edificio moderno en tono rosado de seis alturas, exento y rodeado de pequeños jardines y casas bajas en un urbanismo algo desordenado. La puerta de entrada queda algo oculta bajo el porche que plantea el propio hotel. A su lado un acceso a un enorme garaje con dos generosas entradas. La puerta, giratoria, se ubica en una larga pared acristalada que permite llenar de luz el enorme vestíbulo de recepción. A la izquierda podemos ver un cuidado jardín al que se abre el módulo del hotel dedicado a salas de reuniones y eventos.

El hall resulta enorme. De tanto, algo desangelado. Moderno, limpio y cuidado. Suelo de mármol claro, techos blancos, altos, paredes en mármol verdoso y bastante luz. Unos pasos hacia adentro y encontramos cinco escaleras (o una rampa). Tras bajarlas a nuestra derecha queda el larguísimo mostrador de recepción. Poca decoración, apenas algunas lámparas de pie en los extremos y un largo banco de piel negra sobre una alfombra enfrente del mostrador. Este es robusto, poderoso, en mármol entre verdoso y negro y sobre él cuelgan varias lámparas algo feas en forma de cubo metálico. Detrás del mostrador, tres puestos de trabajo, y tras ellos, un largo armario corrido y una pared pintada en verde con un recuadro de mármol oscuro y varios jarrones en marrón oscuro. Junto a cada uno de los puestos, un pequeño display con la clave del wifi del hotel que es gratuito y veloz en todo el establecimiento.

Sólo hay un recepcionista que está atendiendo a otras personas, así que esperamos nuestro turno. Cuando llega nuestro turno nos pide el nombre y nos entrega la llave de la habitación, que ya está preparada, en pocos segundos. Nada más. Le tenemos que preguntar por el servicio de desayunos nosotros y del wifi ya lo hemos leído. Un poco más adelante el espacio se abre todavía más. A la derecha encontramos la puerta de madera oscura del comedor, a la izquierda una zona con butacas y sofás en tonos verdes y naranjas y justo de frente los tres ascensores: modernos, metálicos, con un gran espejo en su interior y algún display con información del hotel.

Las puertas se abren a un pasillo en forma de L abalconado. En el hueco del balcón hay una enorme foto desde el suelo hasta el techo de la Alhambra y de los campos que rodean la ciudad. Impresionante. Colorista y muy efectista. Los pasillos aparecen enmoquetados, con las paredes revestidas de madera clara brillante. Igual que las puertas. Entre puerta y puerta hay unos carteles en metal con una luz en su interior que indican los números de las habitaciones.


Tras la puerta, moqueta mullida y limpia, casi aterciopelada, en tono verde claro. Paredes y techo recubiertos de madera clara brillante. A la derecha, la ranura para la tarjeta que activa las luces de la habitación. Sobre ella un cuadro eléctrico cubierto por una puertecita blanca que emite un leve zumbido. A continuación la puerta del baño. A la izquierda, un largo armario con puertas de madera oscura y metacrilato blanco. Puertas correderas, que corren con dificultad. Dentro una zona generosa de colgador alto, otra de colgador corto bajo el que hay varios cajones, una caja fuerte y la bolsa de la ropa sucia. Perchas antirrobo en gran cantidad. Junto al armario y antes de llegar al dormitorio hay un generoso maletero de madera oscura y lamas de metal.

Un paso más adelante está el dormitorio. Grande y generoso. Algo oscuro porque toda la luz es de baja intensidad. Las paredes dejan la madera y se presentan con un vescom en tonos crudo y tierra. A la derecha queda el display del aire acondicionado. Sencillo. Una rueda para la temperatura y un selector de potencia. Eficaz aunque un pelín ruidoso. Y un paso más allá, las camas, dos, vestidas con colchas verdes bastante limpias y recogidas bajo un cabecero de madera clara con molduras más oscuras. A cada lado de las camas hay sendas mesillas de madera oscura. Sobre ellas lámparas de noche en metal con pantalla en color crudo. Interruptores de tono metálico para apagar todas luces, incluso una rueda para apagar la climatización. En uno de los lados hay un enchufe disponible para cargar nuestros aparatos electrónicos.
 
La cama se viste a la antigua usanza. Bajo la colcha verde, manta marrón y sábanas blancas. El colchón puede resultar un poco duro y la almohada algo baja, pero para gustos, los colores. La oscuridad es total, excepto un punto de luz del detector de humos que permanece parpadeando todo el tiempo. El interior del hotel resulta tranquilo y silencioso y la insonorización exterior, pese a estar junto a la autovía que entra en la ciudad o que nos lleva a Sierra Nevada, resulta impecable.

Entre la cama y la pared del fondo hay un generoso espacio con una incómoda butaca. Quizá hubiera hueco para algo más. La ventana que allí se presenta quizá resulta un poco pequeña ante las vistas que ofrece hacia la Sierra al fondo y a unas casitas con descuidados jardines aquí delante. Una cortina foscurit de tonos oscuros y algo brillante protege impecablemente bien de la luz exterior.

A los pies de la cama, junto a la butaca se ofrece un armario bajo con un minibar en su interior con dos botellas de agua de cortesía. Sobre él, una televisión de pantalla plana. A su lado, una mesa escritorio con una lámpara a juego con la de las mesillas, bastante insuficiente para trabajar, aunque sobre la mesa hay un enchufe disponible para conectar el ordenador. Mesa y silla son sencillas, de madera oscura. Sobre la mesa, un pequeño lapicero con el logo del hotel, un montón de folletos con servicios e información del hotel y la zona.  Cuelga de la pared un feo cuadro alargado en tonos claros con unas bolas incrustadas en él. A continuación, y antes del armario, un espejo de cuerpo entero enmarcado también en madera.

El baño resulta generoso. Paredes de porcelana color arena y suelo del mismo material en marrón más oscuro, casi gris. La luz, que está ubicada en sendos tubos fluorescentes junto al espejo del lavabo, emite un molesto zumbido mientras está conectada. Adecuada para verse en el espejo y suficiente para crear un ambiente agradable en el baño. Además de los dos fluorescentes hay un foco, algo más frío en el techo. Nada más entrar encontramos el lavabo blanco con un curioso grifo monomando sin varilla para moverlo. Todo ello ubicado sobre una encimera de mármol negro sobre la que hay unos cuantos carteles del hotel (ahorro de agua, de toallas, de solicitud de más amenidades para el baño), dos vasos de cristal y una bandeja también de cristal con dos pastillas de jabón, un bote de champú, otro de gel y un gorro de baño. Anclados a las paredes, a la derecha hay un secador de pelo bastante potente. A la izquierda un pequeño espejo de aumento cuadrado. Delante de la encimera, en una barra metálica se presentan dos toallas de lavabo blancas, limpias y generosas, aunque con demasiada “química” en su lavado.
 
A la izquierda de la puerta quedan enfrentados el inodoro y el bidet, en blanco y de corte moderno. Y en la pared del fondo la bañera protegida con una mampara móvil de cristal. La bañera resulta muy moderna y cuidada, aunque quizá resulta demasiado inclinada para enviar el agua hacia el sumidero. La grifería resulta muy moderna, con un teléfono de forma plana algo peculiar. La temperatura resulta casi brutal, y oscila un poco pasando de muy caliente a algo menos de forma cíclica regular. Caudal y presión sin duda son mejorables. Dentro de la ducha hay una pequeña jabonera metálica y un toallero con dos toallas de baño generosas y blancas, bastante más mullidas que las del lavabo. Además, en una funda de plástico se ofrece una toalla especial con el logo del hotel para poner en la ducha y evitar posibles resbalones.

Por la mañana en un salón de paredes oscuras, como la madera de las mesas, a medio camino entre los ascensores y la recepción, se ofrece un desayuno buffet de largo surtido pero justa calidad. Zumos de frutas, huevos revueltos, vegetales asados, salchichas, bacon, fiambres, embutidos, jamón, quesos, un generoso y variado surtido de pan, cereales y una variedad de bollería poco atractiva a la vista.

En la recepción casi ni despedida. Decimos el número de la habitación, y adiós.

Calidad/precio: 
Servicio: 7.5
Ambiente: 7.5
Habitación: 8
Baño: 6.5
Estado de conservación: 8
Desayuno: 6.5
Valoración General: 7.5

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