miércoles, 30 de abril de 2025

NH CIUTAT DE REUS (REUS - TARRAGONA)



NH CIUTAT DE REUS (****)
Marià Fortuny 85
43203 Reus

Habitación: 515
Fecha de entrada: 9/04/2025
Tarifa: 115€ (AD)

En una de las rondas interiores de la ciudad, cerca de la feria y de un enorme centro comercial, nos recibe un edificio exento, de cinco alturas con fachada revestida en granito gris y ventanas alargadas. La planta baja, poderosa, sostenida con unas enormes pilastras que permiten el acceso al estrecho, pero necesario parking del establecimiento. Enormes ventanales de aluminio en tono marrón, tapados con suaves visillos de color arena ocultan en el lado derecho la zona de recepción y en el lado izquierdo el restaurante y zona de desayunos.

Media docena de escalones, o una rampa, dos puertas automáticas de cristal separadas por una gruesa alfombra con el logo del hotel, nos dejan en el espacio de recepción. Que recuerda a los NH de hace años. Suelo de mármol verdoso, paredes en madera brillante, butacas, sillas y sofás en terciopelo de colores pastel. Luces algo frías con focos redondos en el techo. Hacia la izquierda el ya apagado bar (llegamos al filo de la medianoche) que durante la mañana sirve el desayuno. Hacia la derecha, una zona con sofás, los ascensores y el mostrador de recepción, potente, con una repisa metálica para apoyar maletines o mochilas. Dos puestos de trabajo. La parte superior del mostrador, también es de mármol verdoso, con algunas pantallas con información de la cadena y unos aparatos para cobrar con tarjeta de crédito. En la parte trasera del mostrador, que se encuentra relativamente ordenado, hay un antiguo armario guarda llaves, de cuando las cerraduras tenían llave con llavero. 

Un simpático recepcionista de mediana edad nos recibe amablemente y de forma ágil realiza todos los trámites de registro. Además nos cambia alguna cosa de la reserva para que la estancia nos resulte algo más barata. Al final, nos ofrece pagar la estancia por adelantado para evitar esperas al día siguiente, y nos entrega un cartoncito con la tarjeta que hará de llave de la habitación donde además encontramos la sencilla clave del wifi que funciona con normalidad y eficacia en todo el hotel. 

Giramos hacia la derecha para dirigirnos a los ascensores. Dos, de puertas metálicas automáticas, e interior bien cuidado con un espejo al fondo. Varios carteles con información sobre los servicios del hotel. Las puertas se abren en un pequeño recibidor atravesado por un pasillo de paredes blancas, moqueta color vino, luces frías y puertas de madera brillante. 

Introducimos la tarjeta en la ranura del viejo pomo y entramos en la habitación. La moqueta deja paso a una madera grisácea muy limpia y cuidada. A la derecha el cajetín para la tarjeta que permite la iluminación del espacio. Los interruptores son de una serie clásica algo antigua de Bticino. Un pasillo iluminado con dos puntos de luz en el techo ofrece en el lado derecho la puerta de vidrio que da acceso al baño, y en el lado izquierdo un armario de dos cuerpos con una pequeña puerta corredera de espejo. En el interior hay un cuerpo con baldas y cajones, otro con una barra colgadora con media docena de perchas antirrobo, una caja fuerte metálica azul con código numérico, la bolsa de la lavandería, un calzador, y un lustrazapatos en una cajita de cartón personalizada con el logo de la cadena. Por encima de todo ello hay una balda de cristal en la que se ofrece una almohada y una manta complementaria. Al lado del armario, un maletero de patas metálicas tapizado en tonos marrones. A continuación entramos en el dormitorio.  

Espacioso, aunque con aire algo caduco. Paredes pintadas en vescom blanco con un cierto recuerdo a estuco. En el lado izquierdo hay un práctico galán de noche para dos trajes. A su lado un armario que contiene un minibar de puerta transparente relleno de snacks, aguas, cervezas y refrescos de precios elevados. Sobre él, una bandeja oscura con una cafetera Nespresso, dos tazas, varios juegos de café y te y una botella de agua mineral. Encima, anclada a la pared, una pequeña televisión de pantalla plana.

A continuación un escritorio de madera marrón oscura. Sobre él, una botella de agua de cortesía por ser cliente preferente de la cadena, con dos cajitas de bombones. Además una lámpara de pie metálico y tulipa en blanco, y una hoja con los servicios del hotel. Por debajo una papelera metálica y una silla de trabajo tapizada en piel blanca y patas metálicas con ruedas. 

La pared del fondo plantea, tras un visillo de lino y un cortinón de tonos rojizos, el acceso a una generosa terraza con vistas a la puerta principal. Un par de cómodas sillas y una mesa de exterior completan el agradable espacio. Ya en el interior, entre la terraza y la cama encontramos una mesa de centro de madera cuadrada y una incómoda butaca tapizada en tela de color marrón.

A la derecha del dormitorio queda la cama. Generosa para ser individual algo justa para ser doble. Colchón cómodo de buen calibre, vestida con un suave nórdico y cuatro almohadas de distinta dureza. Empotrada contra un cabecero de los antiguos de la cadena de madera clara en el que se incrustan dos lámparas metálicas con tulipa blanca. Sobre las mesillas, que no son más que una pequeña repisa de mármol verdoso, hay enchufes normales y de USB a disposición de los aparatos electrónicos. En una de ellas, además, hay un bloc de notas, un bolígrafo, el mando de la televisión y un moderno teléfono.

En la pared restante, que pide a gritos algo que la decore, encontramos el display del aire acondicionado. Es de los antiguos, con tres posiciones de potencia, encendido y apagado y una rueda para seleccionar la temperatura. Funciona de forma ruidosa y poco eficaz, aunque no resulta necesario en las fechas que visitamos el hotel. La insonorización exterior del hotel es formidable, aunque por las rajas de las cortinas entra la luz por la mañana. La interior es bastante mejorable y se oyen demasiado los ruidos del pasillo, las voces de las habitaciones contiguas y algunas alarmas de despertar al amanecer.

El baño también recuerda a los antiguos de la cadena. Gres porcelánico de color arena en paredes y suelo. Tamaño más bien ajustado. Tras la puerta, un inodoro normal en porcelana blanca, y en una de las perchas ancladas a la pared, se ofrece un albornoz con zapatillas de felpa. Junto al inodoro, un teléfono negro anclado a la pared. Frente a la puerta hay una encimera de mármol claro con un generoso lavabo de porcelana blanca y un grifo monomando. Sobre la encimera una bandeja de porcelana blanca con dos vasos de cristal, un cepillo de dientes y un gorro de ducha. Anclados a la pared derecha hay un dispensador de pañuelos de papel, un bote de jabón de y crema hidratante, un espejo de aumento y un secador de escasa potencia. Encima de la encimera, un espejo hasta el techo que ocupa todo el espacio. Sobre él, dos puntos de luz. Bajo el lavabo, un radiador, una papelera metálica con tapa y una banqueta blanca. 

En el lado izquierdo queda la bañera, incrustada en una anterior lo que la hacen demasiado elevada,  rematada en una buena ducha de teléfono con diversas posiciones de agua. Potencia, caudal y presión envidiables. En el toallero, algo desvencijado, cuelgan dos tallas de lavabo y dos toallas de baño, todas blancas con el logo del hotel, pero de calidad variada: algunas más mullidas y nuevas que otras. También dentro de la bañera hay tres botes de champú, gel y acondicionador.

Por la mañana en el tranquilo desayunador se sirve un completísimo buffet de desayuno en el que no falta de nada: fruta preparada, huevos, fiambres, quesos, diversos tipos de pan, sándwiches, yogures, bollería recién hecha, productos locales como fuet, frutos secos, zumos variados... Varias y distintas máquinas de café lo ofrecen con una calidad más que correcta. 

Después, en el mostrador de recepción, los tramites de salida son rápidos, simpáticos y cordiales. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 8
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 8.5
Valoración general: 8

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