martes, 14 de octubre de 2008

AC ALCALA DE HENARES (MADRID)



AC ALCALA DE HENARES (***)
Octavio Paz 25
28805 Alcalá de Henares (Madrid)
Telf: 918.023.970
Fax: 918.023.971

acalcala@ac-hotels.com
www.ac-hotels.com

Habitación: 318
Fecha de Entrada: 13/10/2008
Tarifa: 65€ (Sólo alojamiento)

A pié de la Nacional II, a 28 kilómetros de la capital, junto a la zona de expansión de Alcalá, a un enorme centro sanitario y un McDonals, Antonio Catalán abrió este hotel siguiendo los estándares más típicos de la cadena.

Tras la puerta de cristal una amplia aunque oscuramente iluminada recepción nos recibe de manera fría, fría, fría. Antonio ha pasado mala tarde o no le apetece trabajar, pero desde luego ni las buenas noches nos da. Sólo rellena y rellena datos en el ordenador, cómo si no hubiéramos dormido ya en el hotel y cómo si no hubiéramos dormido ya en la cadena. Hasta la tarjeta de crédito nos vuelve a pedir. Eso se llama confianza... ¡por 60 cochinos euros!...

Si oscura ha sido la acogida, no más oscuros son los ascensores y los pasillos que de las habitaciones. Moqueta gris y verde con puntos de luz entre puerta y puerta que apenas iluminan los números de las habitaciones. Tras la puerta, todo estándar: suelos de parquet marrón, paredes crudas, mobiliario marrón, negro y camas blancas.

A la derecha del pasillo de entrada, la puerta de cristal que accede al baño, y de frente el dormitorio. Amplio. Con dos camas blanquísimas, dos mesillas, un maletero, un minibar que sostiene la televisión y un escritorio con enchufe cerca. En la carpeta de servicios del hotel encontramos papelitos con mensajes del huésped anterior. Se ve que las señoras de la limpieza no "atienden ese negociado". También hay entrada para internet, pero este (sea wifi, sea cable) es de pago... Telefónica, como en toda la cadena "de negocios". Eso sí, nos regala dos botellines de agua y una Cocacola pequeña que ya me gustaría saber cuanta gente consume.

Junto a la ventana claramente alguien se llevó los sofás. Hay espacio para que los haya y desde luego se echan en falta. Sólo la silla junto al escritorio nos permite sentarnos.

El colchón de la cama es sumamente mullido. Dos almohadas por cama, quizá algo duras para nuestro gusto, teléfono de diseño en el escritorio y en la mesilla. Lámparas de lectura que del uso hacen compleja su orientación, y que abrasan la cabeza si uno comete el descuido de orientarlas un poco hacia la cara. Igualmente la falta de mantenimiento ha hecho mella en el armario, y mover las puertas implica un desagradable ruido de rozamiento.

La insonorización de la habitación hacia el exterior es sublime. Pese a tener la A2 a un paso no se oye un camión. Sin embargo, es deficiente la insonorización hacia el interior, y se escucha el partido de fútbol del vecino. El aire acondicionado es ruidoso, aunque eficaz, pero de incomprensible termostato. El foscurit consigue aislar de luz la totalidad de la habitación, aunque la iluminación artificial es poco práctica: o todo o nada. La ventaja es que con un botón junto a la cama, lo apagas todo.

El baño sigue la regla de la cadena. Encimera de cristal, enorme espejo, suelos y paredes de mármol verde. Inodoro y bidet blancos y un enorme radiador vertical. La ducha, sin bañera, ofrece una potencia y temperatura absolutamente envidiables. Aunque sólo se presenta un juego de toallas, en la mesita que acoge las amenities hay otro juego más. Limpias, mullidas, grandes y agradables.

El set de amenities es más que completo, pero falta el peine. Jabón, Champú y gel no son los propios de la cadena sino que se han sustituido por otros que evocan a un spa. Agradables olores y aparente buena calidad.

Por la mañana, otra vez Antonio. Ni buenos días, ni adiós, y como no preguntan por el Minibar, pues me quedé con saber si al menos tenía acento de la tierra.

Calidad/precio: 7
Servicio: 3
Habitación: 6.5
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Valoración general: 6.5

2 comentarios:

Toni dijo...

En descargo de Antonio, la verdad es que trabajar de tarde y luego volver la mañana siguiente no hace mucho por estar de buen humor.
Culpable la gerencia, por no tener más personal.

Carlos Andreu dijo...

No tengo nada contra él, pero creo que era el recepcionista de noche. Yo llegué al hotel rondando la media noche y salí sobre las 6.45, así que... No tenía ganas y punto.