Avda de Salamanca 16
03005 Alicante
Habitación: 601
Fecha de entrada: 24/02/2018
Tarifa:
En
un edificio de siete plantas, estrecho, de ladrillo rojo, con dos ventanas por piso, ubicado justo frente a la estación del tren de Alicante,
embutido en una manzana con otros establecimientos hosteleros, viviendas y apartamentos,
encontramos este sencillo y funcional hotel.
Una
fachada de cristal, de escasos 6 metros abre a la calle y llena de luz la
pequeña recepción. Puertas correderas entre pequeñas plantas artificiales, con el logo del hotel. Dentro, allí
mismo, se amontonan en un pequeño espacio el mostrador de recepción a la derecha, dos bicis
de alquiler, unas cuantas butacas de cuero negro y metal, una máquina de
vending con bebidas, varias vitrinas en con objetos de la zona a la
venta.
El
mostrador, alto y con un montón de cosas por encima (folletos, tarjetas...)
está atendido por un simpático joven. Pesados trámites legales y varias
llamadas por el walkietalkie para comprobar la disponibilidad de las
habitaciones. Intenta adjudicarnos, sin éxito, una habitación con cama de matrimonio. Nos entrega la tarjeta que hace de llave de la habitación y una
clave para el wifi, gratuito, veloz y sin cortes.
Dos
pasos más adelante en un estrecho pasillo de terrazo, como el resto de la
recepción está el ascensor. Sólo uno para tantos pisos puede resultar escaso en
algunos momentos. Al fondo de ese pasillo está la pequeña cafetería con una
televisión encendida a gran volumen. El interior del ascensor tiene el suelo
imitando madera, botonadura de plástico gris, y algunos espejos oscuros. No es
muy grande, pero tampoco pequeño.
Las
puertas automáticas se abren a un estrecho pasillo que corre a derecha e
izquierda con suelo de terrazo, y luces demasiado frías. En los pasillos un par de radiadores eléctricos. Pocas habitaciones por
planta, aunque faltan indicadores a la salida del ascensor de cuales hay a cada
lado. Las puertas de las habitaciones en madera clara con modernos pomos.
Dentro el suelo cambia a gres algo machacado en color arena. Frente a la puerta de
entrada está la puerta del baño en la misma madera. Interruptores de plástico blanco y gris algo endebles. Una ranura para la tarjeta y que se active la luz.
En dos pasos estamos en el dormitorio, no sin antes, activar el aire
acondicionado. Un sencillo display con un botón de encendido, otro de potencia
y una rueda para seleccionar la temperatura. Funciona muy bien, aunque ruidoso
para dormir con él.

A
continuación dos camas, estrechas (muy) y cortas (muy), apoyadas sobre un
cabecero de madera algo brillante en el que se empotran las mesillas. Encima del cabecero dos cuadros con dibujos raros. Sobre una de las mesillas un teléfono, un lapicero y un bloc de notas. Sobre ambas, interruptores
para las luces, un enchufe (en ambos lados) para los aparatos electrónicos y un
par de lámparas con pantalla en blanco algo escasas de potencia (para la lectura)
pero que ayudan a crear un ambiente algo más cálido que lo que la sensación
general produce. Las paredes pintadas en un gris verdoso tienen bastantes
rayas, golpes y grietas, lo que genera una cierta sensación de descuido.
Las
camas están recubiertas por una algo vieja colcha blanca. Sábanas blancas,
correctas y limpias y como manta un nórdico a cuadros blancos. A los pies, un
plaid de color marrón algo sucio, a juego con los cojines. La insonorización
exterior es formidable, y la interior mejorable aunque al haber pocas
habitaciones en cada planta, todo resulta bastante tranquilo.

Junto
a la mesa está la ventana. Nueva, con persiana y buen cierre. Protegida por una
cortina corta en tono crudo algo sucia. Al fondo de la habitación hay un espejo
de cuerpo entero y una cama supletoria donde entendemos que debería haber una
butaca. El espacio en general es generoso, aunque algo frío y poco acogedor.
El
baño resulta algo oscuro. Paredes de porcelánico gris oscuro y suelos de
porcelánico crudo. Hay dos interruptores de luz junto a la puerta. Uno ilumina
dos focos sobre el lavabo. Luz cálida y puntual aunque algo insuficiente. El
otro enciende una luz algo más fría y un ruidoso extractor. El espacio es
suficiente. Frente a la puerta un pequeño, pequeño, lavabo en blanco, con el
grifo puesto en un lateral. Es tan pequeño que la repisa que hay sobre él
molesta un poco a la hora de lavarse. En la repisa, de cristal, se ofrecen dos
vasos de plástico, y dos curiosos sobres como de smoothies con el champú y el
gel, de apertura algo compleja. Sobre ella, un pequeño espejo. Bajo el lavabo,
una toalla de manos que cuelga de una barra toallero de metal y una banqueta de
plástico blanco. Cerca, colgando de la pared, un potente secador de pelo.
A la
derecha de la puerta hay un inodoro y un bidet, de porcelana blanca. Colgando
de la pared hay un aparato de calefacción algo ostentoso que no necesitamos
utilizar, junto a una percha metálica. A la izquierda está la bañera,
lamentablemente protegida por una larga y antihigiénica cortina blanca que
cuelga de una barra. Dentro, una grifería sencilla pero que ofrece una
increíble presión, caudal y temperatura. Y un toallero con una toalla de baño
estándar pero bastante correcta.
Por
la mañana, en una pequeña cafetería ubicada al fondo de la recepción se sirve
un buffet con escasa calidad, corto surtido (huevos revueltos sin huevo, algo de embutidos y jamón, queso, panes, zumo de naranja y algo de bollería de poca calidad) y con un montón de ruido de la
barra y de la televisión. Luego en la recepción, salida sin más, la factura y
adiós.
Calidad/precio:
Servicio: 5Ambiente: 6.5
Habitación: 7.5
Baño: 7
Estado de conservación: 6
Desayuno: 3
Valoración General: 7
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