martes, 20 de octubre de 2020

NH ZURBANO (MADRID)

HOTEL NH ZURBANO (***)
Zurbano 79
28003 Madrid

Habitación: 311
Fecha de entrada: 21/02/2020
Tarifa: 

A un paso de la Castellana, rodeado de señoriales edificios mitad residenciales mitad de oficinas, en una calle tranquila encontramos este hotel dividido en dos edificios, cortados por una calle. Cada uno de ellos con su propia recepción. Cinco plantas, de corte antiguo, en tonos rojos con molduras que destacan las ventanas encaladas en blanco. La planta baja, toda acristalada está ocupada la mitad por el restaurante del hotel, como si fuera externo al mismo, y la otra mitad por la recepción. Muebles blancos, paredes blancas y pese a lo tupido de los árboles de la calle, mucha luz exterior.

La puerta doble de cristal se abre automáticamente, corredera, abriéndonos una rampa enmoquetada en negro que nos deja unos centímetros por debajo del nivel de la calle justo delante de los ascensores. Dos, metálicos. A la derecha está la entrada del bullicioso restaurante y bar. Y a la izquierda, la zona de recepción. Unas poderosas columnas recubiertas en tono metálico separan una zona de sofás y butacas justo debajo de las ventanas que dan a la calle, del largo, blanco y brillante mostrador. Sobre él cuelgan varias lámparas desde el techo. Tres puestos de trabajo pero sólo uno atendido. El procedimiento es sencillo: dar nuestro nombre y número de DNI y nos entregan la llave de la habitación. Todo tan rápido como frío e impersonal. Nos entrega una clave de wifi gratuito que funciona veloz y sin cortes en todo el edificio. Nos indica el horario del desayuno, damos la vuelta y regresamos sobre nuestros pasos hacia los ascensores.

Los ascensores son dos. Pequeños. Todo forrados en metal. Las puertas se cierran automáticamente con una extraña vibración. En su interior un cartel con el horario de los servicios del hotel y una pantalla con algunas noticias y la previsión del tiempo. Al abrirse las puertas salimos a un pasillo de techo sorprendentemente bajo, con techo metálico practicable, que corre a derecha e izquierda. Moqueta negra y gris a rayas en el suelo y vescom oscuro en las paredes. Unos pequeños apliques con luz indirecta hacia arriba y hacia abajo se sitúan en la parte alta de la pared. Las puertas de las habitaciones aparecen enmarcadas en una madera de color gris verdoso. Pomo metálico redondeado.

Tras las puertas, el suelo muta a madera gris verdosa algo brillante. A la izquierda se abre un pasillo que termina en el baño. Junto a la puerta, la ranura para meter la tarjeta y activar las luces y varios interruptores. Justo enfrente queda el armario. De dos cuerpos con una sola puerta corredera que es un espejo con un marco en blanco. El lado izquierdo es un colgador con una decena de perchas normales para camisas, pantalón, faldas... Además una balda superior con una manta y otra inferior con una gamuza lustrazapatos, un calzador y una alfombrilla antideslizante. En el lado izquierdo varias baldas que acogen la caja fuerte y el minibar de variado y caro surtido. Sobre él, se ofrecen además de vasos y copas, varios snacks, frutos secos y una botella de vino. 

Frente a la puerta de la habitación hay un corto pasillo con el display del aire acondicionado: una regleta para la potencia con tres potencias y una rueda para la temperatura. Funciona con eficacia pero hace algo de ruido. A continuación, el dormitorio. Enorme, blanco y luminoso. Paredes en vescom blanquísimo, techo blanco y cama enorme, en blanco. Situada a la derecha se enmarca bajo un alto cabecero de simil piel en tono gris todo él rodeado de una bonita luz de led que da al espacio una cierta calidez. La cama resulta comodísima. Cuatro almohadas de distinto grosor y dureza y un suave nórdico con suaves sábanas. A los pies, un plaid en tono aguamarina. A cada lado sendas mesillas en madera brillante gris verdosa y patas de metal. En una de ellas un par de libros sobre Madrid. Y en la otra un bloc de notas, un bolígrafo, el teléfono y el mando de la televisión. Sobre ambas, sendas lamparitas redondas, planas, modernas y dirigibles que permiten leer y trabajar desde la cama. Además, a ambos lados hay enchufes disponibles e interruptores para apagar todas las luces. Quizá la luz en general, por la noche se queda escasa. Bajo la cama cuelga algún cable como si por debajo de ella, en algún momento hubiera habido alguna luz. 

A la izquierda de la entrada al dormitorio, dejando en el centro un enorme espacio vacío hay una cómoda y acogedora butaca en el mismo tono que el plaid de la cama. A su lado una lámpara de pie con tulipa blanca de metacrilato. En la pared del fondo de la izquierda hay un largo escritorio de madera gris verdosa con discretas patas planas metálicas. En ella, una enorme bandeja de cortesía con un hervidor, una cafetera Nesspresso, una botella de agua, varias cápsulas de café, sobres de té y otras infusiones y un juego de tazas. Una carpeta con los servicios del hotel y del room service, y un moderno flexo de trabajo. Un par de enchufes disponibles en la pared. Sobre la mesa, una televisión plana de Philips, y delante de ella, una confortable silla de trabajo giratoria y con ruedas en metal y piel blanca. Pegado al escritorio, con la misma estructura y con un gran cojín en tono plateado y la pared protegida con madera, se ofrece un maletero. 

En la pared ubicada frente a la entrada hay una terraza con vistas a la puerta principal. Protegida por un foscurit blanco y un visillo también blanco. Doble contraventana, aunque la interior, que tiene la manivela rota no cierra bien, quizá por eso se escucha algo más de lo normal los ruidos de la calle y los coches. La insonorización interior es bastante mejorable, y aunque el hotel es tranquilo se escuchan algunos portazos y algunos de los movimientos de las habitaciones contiguas (enchufar y desenchufar aparatos electrónicos, pasos, voces, duchas...). El foscurit consigue frenar la luz del exterior durante la mañana, pero sobre la puerta de entrada hay un punto de luz que no se apaga durante la noche iluminando, quizá demasiado, toda la estancia.


El baño es alargado. Nuevo. Una regleta de luz incrustada en el largo espejo que se ubica sobre la encimera situada a la derecha. Cuatro puntos de luz en el techo. Al activar la luz del techo se activa también un extractor que emite un molesto zumbido. Techo y paredes recubiertas de porcelana gris cuidada y limpia. La encimera, de silestone color arena acoge dos lavabos blancos de moderna grifería. Entre medio una bandeja de porcelana blanca presenta las amenities (gel, champú, acondicionador, crema hidratante para manos, jabón y gorro de ducha) y dos vasos de cristal. A la derecha un espejo de aumento y un secador de pelo de adecuada potencia. Un par de toalleros presentan un par de toallas de manos blancas y limpias. La presión y caudal de los grifos del lavabo quizá resulta algo escasa. Bajo la encimera, una papelera metálica. 

Frente a la encimera, y quedando detrás de la puerta, hay un radiador que se agradece especialmente al despertar por la mañana. y encontrar el baño caliente. Además el inodoro. En el fondo del baño se ubica la cabina de ducha. Larga aunque un punto estrecha, con suelo en color arena clara y paredes en gris oscuro con unos azulejos que representan en grande un claustro de algún monasterio seguramente de la ciudad. La grifería es nueva: una ducha de teléfono y una regadera elevada de efecto lluvia. Presión, caudal y temperatura resultan excelentes. En un rincón una bandejita para dejar el jabón y en una de las paredes un toallero que ofrece dos toallas de ducha. Correctas de tamaño, calidad y cuidado. El espejo, que queda algo bajo para las personas que somos demasiado altas dispone de tres zonas antivaho: dos sobre cada uno de los lavabos y otra alargada que corre en la parte superior del mismo bajo la luz.

Por la mañana, en una cafetería moderna algo recargada se ofrece un buffett de desayuno. Una consola central recoge la variedad de productos y alrededor de ella se ubican las mesas de distinto tipo (normales, altas...) vestidas con manteles individuales reutilizables y servilletas de papel. El surtido es amplio y generoso muy al estilo de la cadena: enorme variedad de zumos naturales (incluyendo frutos rojos, kiwi, y algún otro más exótico), platos calientes (huevos revueltos, bacon, verduras asadas, salchichas, chorizo, tortilla...), fiambres (jamón de york, pavo, chorizo, salchichón, jamón...), quesos, cereales, fruta cortada y preparada, minibocadillos, sandwiches, distintos tipos de pan, tomate triturado... El café no es muy malo y lo ofrece una ruidosa y moderna máquina. 
  
En el mostrador, al despedirnos, se sigue el típico procedimiento de preguntar por el minibar. Al menos la intención es un poco más cálida que en la llegada.

Calidad/precio:
Servicio: 7
Ambiente: 8
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8
Valoración General: 8

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