miércoles, 4 de septiembre de 2024

GRAN HOTEL LUNA DE GRANADA (GRANADA)



GRAN HOTEL LUNA DE GRANADA (****)
Guitarrista Manuel Cano 2
18004 Granada

Habitación: 321
Fecha de entrada: 02/08/2024
Tarifa: 100€ (AD)

A la entrada de la ciudad, junto a la ronda, y a la Universidad, frente a un enorme centro comercial encontramos un gran edificio, en hormigón marrón claro lleno de ventanas y balcones con forma de pirámide truncada. Un majestuoso paso subterráneo, junto a la recepción, permite la subida y bajada de viajeros y el acceso al parking. Unas puertas correderas de cristal nos dejan en un amplio recibidor, a distintas alturas y con un montón de cosas: Un cajero automático, una fuente para rellenar botellas de agua, una zona de sofás para la espera, la cafetería, bulliciosa, al fondo, el salón de desayunos, muchas macetas con plantas altas, pantallas con información del hotel, espejos, un enorme ascensor que baja al parking, una rampa que lleva a los ascensores de las habitaciones, y un mostrador en forma de ele. 

De mármol negro que contrasta con el suelo blanco, dispone de tres puestos de trabajo atendidos por tres jóvenes. El proceso de registro es un poco aburrido y lento. Demasiados datos, demasiadas comprobaciones... Por fin nos entrega la llave de la habitación, una tarjeta negra con el logo del hotel, envuelta en un cartoncillo. Nos explica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que aunque es gratuito y funciona bastante bien en todo el edificio resulta algo incómodo de conectar teniendo que rellenar algunos formularios web.

A partir de ahí empezamos un paseo por el enorme edificio del hotel. En primer lugar unos ascensores panorámicos abiertos a un oscuro patio con unas fuentes abajo nos llevan hasta la primera planta. Allí, atravesamos una galería con algunos sofás y elementos decorativos (entre ellos una enorme guitarra) que pasa junto a la piscina. Suelo de linoleo, paredes en vescom, puertas de las habitaciones en color madera con grandes números metálicos en ellas. Luces puntuales. Junto a unas escaleras tomamos otro ascensor, más pequeño. Puertas automáticas metálicas, botonadura de la que se ilumina en rojo al pulsar, suelo de mármol rosa y espejo en la pared del fondo. Al abrirse las puertas caemos a un pasillo largo, con moqueta roja en el suelo, paredes en vescom color crudo y molduras de madera, todo ello algo machacado. Puertas de las habitaciones a cada lado.

Introducimos la tarjeta en la ranura y accedemos a la habitación. El marco interior de la puerta está un poco desencajado. El aire acondicionado, que es ruidoso, nos recibe con la habitación formidablemente fresca. Suelo de madera en tono gris. Paredes pintadas en crudo, con bastante golpes y roces. Mobiliario moderno en madera gris un poco más oscura que el suelo. Interruptores nuevos. A la derecha hay una tercera cama con un colchón de gran calibre, dos almohadas y dos toallas. A su lado, la ventana con vistas a un oscuro y estrecho patio interior. Un visillo claro y un foscurit color vino tratan de contener la escasa luz que viene del exterior.

De frente encontramos una zona remetida, recubierta en madera con un maletero y un escritorio sobre el que se ofrece una bandeja de cortesía con un hervidor, tazas y algunos juegos de café e infusiones. Debajo una papelera, una silla de piel blanquecina y tras una puerta, el minibar correctamente surtido de aguas, refrescos y snacks. Sobre la mesa corre una lámpara alargada y hay un par de enchufes disponibles. Justo enfrente de la puerta cuelga de una columna una televisión de pantalla plana que puede dirigirse hacia los lados. Debajo, otro enorme maletero. A la izquierda, la puerta de cristal del baño y a continuación de esta, un enorme armario de puertas correderas de espejo de techo a suelo, y en su interior baldas, una caja fuerte con llave y media docena de perchas antirrobo. Además una gamuza lustrazapatos y la bolsa de la lavandería.

A la izquierda de la entrada queda la cama principal. Grande para ser individual algo pequeña para ser doble. Sobre un generoso y cómodo colchón se ofrece un suave nórdico en blanco con cuatro almohadas mullidas. A los pies, sobre una cartulina que explica los servicios ecológicos del hotel, un puñado de caramelos. La cama aparece empotrada contra un cabecero casi hasta el techo de madera y piel clara mullida en capitoné. A cada lado sendas mesillas a juego. Sobre una, el mando de la televisión y un teléfono. Enchufes e interruptores disponibles. Por encima sendas lámparas de corte moderno en metal y tulipa de tela cruda con reflectores -que no funcionan- para la lectura en la cama. 

El descanso que provee la cama es formidable pero la insonorización interior es prácticamente inexistente y se escuchan los pasos por el pasillo, las voces y ruidos de las habitaciones cercanas... La sonoridad exterior también resulta molesta por el permanente ruido durante la noche de algunos fancoils y aparatos de ventilación. 

El baño, rectangular, resulta bastante oscuro, sobre todo delante del espejo. Frente a la puerta, un moderno inodoro con cisterna exenta. A su lado el rollo del papel higiénico y un portarollos con uno de reserva. Sobre él, y en la pared, una rejilla de plástico de ventilación. Al lado del inodoro, un armario de madera recoge una encimera de cristal blanco con el lavabo empotrado en ella. Sobre la misma dos vasos de cristal y una caja de pañuelos de papel. Por encima, un espejo hasta el techo. Adherido al mismo, un espejo redondo de aumento y a su lado, un bote negro con jabón de manos y un secador de pelo de buena potencia anclado a la pared. A los pies, una papelera metálica. Frente al lavabo y en la pared de enfrente, un teléfono negro.


En la pared izquierda de la estancia encontramos la bañera, protegida por una mampara de cristal que se mueve algo para facilitar el acceso. Dentro, una ducha de grifería moderna. Demasiado moderna. Un cartel metálico indica las instrucciones de uso, pero tampoco resulta claro. El rociador, de tipo teléfono, funciona perfectamente. Y así como la presión y el caudal del lavabo resultan escasas, el de la ducha es más que generoso. A los pies de la bañera, pero fuera de ella, y colgando de la pared, un fino toallero metálico ofrece dos toallas de ducha blancas, de gran calibre y extraordinaria calidad, que junto con las dos del lavabo y el pie de ducha, que también cuelga de la bañera completan el juego de lencería.  

Por la mañana, en un enorme salón con diversas zonas se ofrece un desayuno buffet muy completo. Zumos naturales, máquinas que ofrecen agua filtrada, una zona de cocinado en directo donde se ofrecen tortitas, gofres, huevos, bacon... Además hay fruta cortada, cereales, siropes, bollería crujiente recién hecha, distintos tipos de pan, y varias máquinas de café (algunas Nespresso) que lo ofrecen de calidad más que correcta. 

Después en el mostrador de recepción, como todo estaba ya pagado, el trámite es sumamente rápido. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 7.5
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 8
Estado de conservación: 6.5
Desayuno: 8
Valoración general: 7.5

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