miércoles, 16 de abril de 2008

TRYP COMENDADOR (LOS ANGELES DE SAN RAFAEL - SEGOVIA)



Tryp Comendador (***)
Rio Tajo s/n
Urb. Los Angeles de San Rafael
40424 El Espinar (Segovia)
Telf: 921.195.800
Fax: 921.195.809

tryp.comendador@solmelia.com
www.solmelia.com

Habitación: 327
Fecha de entrada: 15/04/08
Tarifa: ??

En los años 60 Jesús Gil trató de levantar al otro lado del Túnel de Guadarrama un imperio faraónico como al final acabó siendo Marbella, pero un grave accidente que se llevó la vida de unas cuantas personas dió con sus huesos en la cárcel y Los Angeles de San Rafael fue algo que pudo haber sido pero que no llegó a ser.

En esa "macrourbanización" bastante decrépita y anticuada se levantaron un par de hoteles especializados en el mercado de la formación, el outdoor, los eventos y congresos. Uno de ellos, el Comendador acabó abanderado por la marca Tryp del grupo SolMeliá.

Situado junto a la puerta de entrada de la urbanización, con vistas a la sierra de Guadarrama. Tras la puerta de entrada, flanqueada por jardines con banderas un patio con una fuentecilla donde se sirven los coffee breaks, que permanecen montados permanentemente. Tras una segunda puerta, la recepción. El trato es ágil, rápido y cordial.

La impresión general de la recepción es un poco peculiar. Intenta ser rústica pero se le nota demasiado que es artificial. Destaca una enorme pared con un mural que representa la silueta de Segovia. Unos ascensores algo antiguos y muy oscuros, colapsados en horas punta, nos conducen hacia las habitaciones. Saliendo del ascensor un recibidor ámplio y luminoso esconde demasiado las indicaciones hacia las habitaciones. Tanto estas como los números de las puertas aparecen enmarcados con un pequeño marco de madera de motivos heráldicos. Los cuadros de los pasillos -pintados en color verde hospital- también representan escenas del medioevo.

Una alfombra sobre el parquet del suelo acolcha el golpe de los pasos y el rodar de las ruedas de las maletas. Tras la puerta caemos practicamente sobre la cama. Justo de frente la puerta del baño, a la derecha el maletero, y a la izquierda la habitación. Espaciosa y con todo lo necesario. Quizá falte un punto de limpieza, ya que las juntas del suelo con las paredes acumulan algo de polvo...

Dos camas terriblemente vestidas con unas colchas como "de saco" esconden unas sábanas agradables al tacto aunque algo viejas, y unas mantas marrones bastante anticuadas y viejas. Tanto el colchón como la almohada resultan confortables. Las mesillas nos ofrecen caramelos, folletos del hotel, el teléfono y un enchufe para el móvil. Sobre ellas, y anclados a los cabeceros están las lámparas de noche, terribles para la lectura, pero de luz acogedora y cálida.

Sorprende sin embargo que los interruptores del cabecero sólo apaguen las luces de las mesillas de noche, con lo que una vez dentro de la cama, hay que volver a salir y hacer un peregrinaje por toda la habitación para apagar la lámpara de pie que hay junto al minibar y la televisión, la lámpara de mesa del escritorio, la luz de la entrada...

El suelo de parquet claro y la pared de color verde claro hacen un juego suave, pastel y acogedor. En la mesa de trabajo, con enchufe y wifi gratuito se trabaja bien, y además el director, no se muy bien porqué nos ha obsequiado con una cesta de frutas y una botella de agua. Lástima que sea tan tarde, y esté solo.

Da la sensación que el arquitecto olvidó los armarios, y a última hora le robaron unos trozos a la terraza exterior y a cada lado del balcón hicieron unos huecos, difícilmente practicables (a un lado está el escritorio, y al otro lado están la anticuada televisión y el minibar, enmarcado en un armarito) vestidos como armarios. Suficiente para una o dos noches.

La oscuridad de la noche en la sierra permite el descanso pero el foscurit no protege lo suficiente, y los primeros rayos de luz entran fácilmente en la habitación, igual que los pasos en el pasillo y el despertar del vecino. A más a más hay que aguantar el zumbido del AC cada vez que baja la temperatura establecida.

El baño resulta amplio. Escasamente iluminado. Sin apenas amenities (un peine y un limpiacalzado) y con aquellos terribles botes anclados en la pared con jabón de manos en el lavabo y gel en la ducha. Suelo de gres y paredes con un zócalo de ladrillo y el resto pintado en un verde más poderoso. Las toallas son abundantes pero están francamente viejas y presentan impresentables deshilachados. La bañera se presenta al final del baño, en la parte en la que el techo baja un poco como en buhardilla, lo que impide a cualquier persona de estatura normal ducharse de pie. La presión del agua es correcta, y el caudal suficiente -algo más escaso en el lavabo- aunque la temperatura gira inesperadamente de muy fría a muy caliente y vuelve a su estado normal.

La habitación se completa con una terraza excesivamente cerrada con vistas a la puerta principal, deliciosa sin duda en los meses más primaverales y en las noches veraniegas.

El hotel está preparado para los congresos, cursos y salidas formativas, con lo que las opciones de piscina climatizada, billar, futbolín, sala de juegos... están más que cubiertas.

Por la mañana un colosal desayuno buffet ayuda a afrontar mejor un día duro de trabajo. Lástima la máquina de terrible café, con lo sencillo que sería una Nespresso...

Calidad/precio:
Servicio: 7
Habitación: 7
Baño: 6
Estado de Conservación: 7
Valoración General: 6.5

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