martes, 11 de noviembre de 2008

HOTEL LA SIERRA (ANTEQUERA - MALAGA)



Hotel La Sierra(****)
Carretera Nacional 331, km 134
29200 Antequera (Málaga)
Telf: 952.845.410
Fax: 952.845.265

hotelsierra@grupolasierra.com
www.hotellasierra.com

Habitación: 305
Fecha de entrada: 10/11/08
Tarifa: 38€/noche (Sólo Alojamiento)

Bajo las impresionantes rocas de la sierra de Antequera, metido en un bosque seguramente habitado por bandoleros siglos atrás y delante de una de las infinitas curvas que la A45 describe en su viaje hasta el centro geográfico de Andalucía, un enorme caserón blanco rompe el verde de los pinos. Una parada en el camino: cafetería, restaurante y hotel.

Tras una puerta corredera encontramos una recepción de tamaño correcto pero convertida en un zoco. Allí se vende todo. Menos el ordenador, todo: libros de turismo, de lectura, periódicos, cuchillos, recuerdos, postales, alimentos típicos... Tras el mostrador el trato es demasiado familiar. Nos reciben con el abrigo puesto porque es el cambio de turno (la que se va y el que viene). Y las confianzas son excesivas para no habernos visto nunca. Los trámites son rápidos aunque los hacen mientras atienden otras conversaciones entre ellos sobre problemas con la alarma.

Con las llaves en la mano nos dirigimos al destartalado ascensor, decorado con un enorme cartel publicitario del desayuno. No lo probamos porque salimos bien temprano, pero desde luego el tamaño del cartel es inmenso, tanto que la foto se ve difuminada. Para colmo el que lo colgó no podía haberlo colocado más torcido. Si querían vender algo desde luego provocan el efecto contrario.

Salimos del ascensor a un distribuidor de planta extraña. Paredes amarillas, suelos de baldosa rosada cubiertos por una alfombra lineal que recorre el pasillo en color granate bastante descuidada. Manchas, rotos y quemazos varios. Los pasillos amarillos se ven rotos por unas líneas rectas azul cielo y por unas enormes placas de cerámica de colores similares donde se inscribe el número de la habitación.

Tras la puerta la sensación es de frío y oscuridad. Claramente falta una luz en la zona de la entrada, lo que ya provoca una sensación deprimente. En dos pasos de pasillo accedemos al dormitorio. Seguimos con el amarillo en las paredes y techos, que son medio abuhardillados pero muy altos. El suelo de fría porcelana cubierto a tramos con algunas alfombras no demasiado conseguidas. Dos camas enormes enmarcadas en un cabecero algo más estrecho y dos mesillas desnudas. A los pies de las camas y casi sin espacio para pasar, un maletero, un armario que acogía el minibar que ha desaparecido y sostiene la arcaica televisión, y un escritorio totalmente tomado por una bandeja con una cafetera de cortesía y un vade sobremesa algo pasado de moda. Separada por la puerta del baño, una lámpara de pie y una silla. No hay enchufes para conectar el portátil ni wifi. Para conectarse a internet de manera gratuita te entregan un curioso artilugio que hay que enchufar a la corriente y a la toma de red del ordenador para acceder, pero no hay sitio sobre el que colocar el portátil: sobre las piernas, o en el suelo.

Al fondo de la habitación hay una ventana con vistas al bosque cercano y a la sierra. Se cierra con persiana y con gruesas cortinas, por lo que la luz no entra. Aún así falta algún sofá en el que sentarse a descansar antes de acostarse. Mejor porque la cama es agradable. Sábanas industriales con las iniciales del hotel bordadas en rojo. Algo corta, tan sólo 190 de largo, pero bastante ancha: 105. La almohada es de látex, aunque en el enorme y desnudo armario (sólo hay colgador y altillo) encontramos otras almohadas más blandas. El aire acondicionado tarda en arrancar. Casi cinco minutos. La habitación está a 18 grados, por lo que hay que subir la temperatura. De forma ruidosa pero eficaz arranca. No hay más remedio que dormir con él encendido. A mínima potencia para que no haga mucho ruido, pero es que la habitación conserva poco el calor.

La insonorización hacia el exterior es buena, porque la persiana ayuda, y porque la zona no está habitada, pero hacia dentro si que se escuchan los pasos en el pasillo, los ruidos de cisternas y de grifos...

El baño es grande. Y frío. Muy frío. Ni calefacción, ni aire acondicionado, ni lámpara de calor. Con decoración hortera a base de un gres porcelánico en tonos salmón con algunas molduras y cenefas a media altura. Un lavabo con un pequeño espejo encima, inodoro, bidet, una pequeña ventana al bosque y una bañera protegida por una antihigiénica cortina de tela con el logo del hotel.

El caudal y la temperatura son óptimos así como la presión. Sin embargo colocar la ducha en el enganche de la pared resulta complicado. Además está puesto en el lado ancho de la bañera. Lencería abundante con el logo del hotel, pero de escasa calidad. Hay alguna toalla que incluso parece que moja en vez de secar. Sobre la repisa de cristal que hay sobre el lavabo se presentan dos botes de gel y champú, una pastilla de jabón, y una caja en la que sobre todo hay espacio vacío y un set de afeitado, un peine y unos kleenex.

Por la mañana compartimos la recepción con un grupo de extranjeros que madruga para desayunar. El recepcionista no es el hombre más rápido del universo. Tampoco el más amable. Por lo que la tarea del cobro se hace más lenta que de costumbre. Aún así, estamos pagando 38 Euros, así que no podemos pedir mucho.

Calidad/precio: 7.5
Servicio: 4.5
Habitación: 6.5
Baño: 5
Estado de Conservación: 5.5
Valoración General: 6

6 comentarios:

Toni dijo...

¿38€?. ¿Todavía quedan esos precios?.

Anónimo dijo...

Sr. Andreu: en lo que se refiere a mi persona, quisiera decirle; En primer lugar que no vendemos ni periodicos, ni cuchillos, en nuestro hotel. Por otro lado, El trato familiar no creo que le disgustara, y por la mañana como Vd. dice, 50 franceses desayunando y su chek-out se pudo demorar por el pago con tarjeta, mas que por otra cosa. Gracias por su comentario sobre nosotros. MANUEL DEL PINO.(HTTP://BUHOVIP.BLOGSPOT.COM/

Carlos Andreu dijo...

Querido Manuel

Que yo recuerde, en torno al mostrador se venden DVDs turísticos, guías, libros de bolsillo, periódicos (igual son gratuitos), recuerdos...

En mi salida no tuve que esperar por los 50 franceses que estaban entrando en el salón de desayunos, sino porque el recepcionista no estaba. El pago con tarjeta se demoró porque me dijo el recepcionista después de probar dos veces, que no podían cobrar con AMEX, aunque en la puerta estaba la pegatina.

Respecto al trato familiar, le aseguro que no me desagradó, pero creo que hay que distinguir el trato familiar de "la confianza". A veces -y no fue el caso de su hotel por poco- esta diferencia me ha provocado alguna situación comprometida:

Viajaba con mi esposa en un vuelo de una compañía aérea nacional para la que había impartido algunas conferencias. En la puerta, la azafata me dijo:

"Hombre, Carlos. ¿Te acuerdas de mí? Lo bien que lo pasamos en aquel hotel de Valencia!"...

La chica no dijo ninguna mentira porque se lo pasaron en grande en la conferencia que les dí, pero su trato familiar estuvo a punto de meterme en un lío...

Un cordial saludo y gracias por su visita a mi blog.

Toni dijo...

¡Qué buena la anécdota! Habría que haber visto la cara de tu mujer. :-) :-) :-)

Es curioso lo mal que encajan las críticas algunos. A mi me ha pasado algo parecido como se puede ver en los comentarios de este post, y con llamadas telefóncias airadas incluídas y con bastante peores modales que los del Sr. del Pino al que hay que reconocer su educación.

Carlos Andreu dijo...

Caray Toni!
Efectivamente lo tuyo tiene más sangre. Siempre he pensado que una queja es un regalo. Y aunque salgo de todos los hoteles anotando mis comentarios (y la referencia al blog) en los formularios de atención al cliente, sólo dos directores de hotel me han escrito/llamado para agradecer mis anotaciones y en su caso pedirme disculpas si ha sido necesario (Hospes Palau de la Mar en Valencia, Hotel Opera también en Valencia y los Hoteles de la Cadena Monte: MonteMálaga y MonteTriana).

Manolo de la dehesa dijo...

Estimados Srs: Me alegra que hagan comentarios y/o criticas ya sean buenas o malas, de las cuales aprendemos a remediar los fallos que no vemos. Por cierto, soy el recepcionista, y no estaba seguro de lo que habia ocurrido, por eso digo lo del grupo, y efectivamente, amex al pasar un cierto tiempo anula el tpv sin aviso. Me gusta mi trabajo y aprender mas de estos comentarios y/o criticas. Solo me llamo la atencion lo de la venta de cuchillos, nada mas. Gracias por todo, y seguire viendo su blog que me parece muy interesante, como recepcionista que soy, un saludo para los dos y hasta otra.
MANUEL DEL PINO.