martes, 26 de abril de 2022

HOTEL AMÉRICA (SEVILLA)

 
HOTEL AMÉRICA (***)
Plaza del Duque de la Victoria 9
41002 Sevilla

Habitación: 107
Fecha de entrada: 25/03/2022
Tarifa: 102€ (AD)
 
En el corazón comercial –y cofrade- de la ciudad hispalense, en una bulliciosa y arbolada plaza encontramos un edificio exento de 6 alturas, de fachada gris y ventanas enmarcadas en blanco con el nombre y el logo del establecimiento en grande en una de las esquinas. El bajo, completamente acristalado hace que se llene de luz el gran recibidor que hace las veces de bar, sala de estar y recepción.
 
Tras las puertas automáticas y una tupida alfombra con el logo del hotel encontramos media docena de escalones hacia abajo que nos ubican sobre un suelo de mármol bien cuidado y limpio. Sensación de modernidad, luz y novedad. Techo muy alto, ya que el mismo espacio acoge una entreplanta acristalada en la que se ubica el desayunador. A la izquierda varias sillas y mesas modernas, de corte nórdico y colores pastel en lo que es la cafetería. De frente los dos ascensores, de puertas automáticas, modernos. A la derecha, varias butacas para la espera y la tertulia y dos mostradores exentos, de madera clara a modo de recepción. Tras uno de ellos, y protegido tras una mampara de metacrilato por el covid, un hombre nos da la bienvenida. El escritorio que hay tras el mostrador aparece algo desordenado. El proceso de registro es lento. Al terminar nos entrega una cuartilla de papel doblada con los datos de la habitación, y una tarjeta algo vieja, del hotel Derby (que pertenece a la misma propiedad y que languidece cerrado en un edificio próximo). Nos explica los horarios del desayuno, por turnos por culpa del covid, y nos indica la clave del wifi, gratuita, que no conseguimos que funcione en toda la estancia.
 
Por unas escaleras negras, con luz puntual en la parte baja de la pared accedemos hasta la primera planta en la que se ubica nuestra habitación. Un estrecho pasillo corre de derecha a izquierda. Paredes oscuras, una tira de led en la parte baja ilumina el suelo a nuestro paso. Puertas de color oscuro, con cerradura por contacto con la llave y grandes números en metal.
 
La puerta, pesada, se cierra con fuerza tras nuestro paso. Suelo de madera clara de grandes laminas, paredes en vescom verdoso. A la derecha una ranura de luz verde intermitente para meter la tarjeta y activar las luces. Varios interruptores para manejar casi todas las luces de la habitación. A continuación la puerta del baño, corredera, cuelga sobre una barra metálica. Enfrente el armario, protegido por dos puertas. Al abrirse se activan unas tiras de led que iluminan su interior. En un lado baldas, con un par de mantas envueltas en plástico de repuesto y la caja fuerte. En el otro, un par de baldas y un largo colgador con perchas antirrobo. El estrecho pasillo nos lleva hacia el dormitorio bajo dos puntos de luz algo fría. Justo antes de este encontramos el mando del aire acondicionado: un botón de encendido y apagado, otro de potencia y una rueda para seleccionar la temperatura. Resulta eficaz, y rápido, pero también algo ruidoso.
 
Un paso más adelante y entramos en el dormitorio. No es demasiado grande pero suficiente. A la izquierda, en la pared, un espejo de cuerpo entero con un marco plateado decapado. A su lado un maletero metálico rematado en piel plateada. Sobre él, una generosa pantalla plana de televisión. Un poco más adelante, y hasta la pared del fondo un escritorio de madera en verde metálico. Sobre el mismo una lámpara flexo metálica de corte retro en negro y dorado, una bandeja con un hervidor de agua y varios servicios de café soluble y te. Un par de tazas blancas con simpáticos mensajes. En la parte de abajo del mueble, y tras una puerta hay un viejo minibar con varias botellas de agua a precio algo desorbitado. Una papelera de enea negra y una silla, también de enea en tono turquesa. En la pared que hay sobre ella, un motivo vegetal en metal y un par de enchufes disponibles.
 
La ventana, moderna y muy aislante con vistas a la puerta principal aquí y a un bonito jardín allí delante, está protegida por un visillo blanco y una pesada y tupida cortina en verde oscuro casi negro. Bajo ella, una butaca de tela, una pequeña mesa de centro redonda decapada en oro y una lámpara de pie de media altura a juego con el flexo de la mesa.
 
En el lado derecho de la habitación están las camas. Dos. Vestidas en blanco con un plaid a los pies con dibujos geométricos. Cada una con una almohada algo grande y un cuadrante con un bordado de inspiración árabe. El nórdico resulta algo asfixiante, y el descanso complicado dada la nula insonorización de la habitación. Se escucha todo lo que pasa en el pasillo, los ruidos en las habitaciones contiguas e incluso las voces en la recepción, ubicada dos pisos por debajo. Las camas, empotradas contra un cabecero de madera verdosa en la que hay sendas lámparas de noche de pantalla en tono blanco y dos brazos articulados y direccionables con potente luz para la lectura en la cama. El juego de luces resulta agradable, especialmente una luz retranqueada tras la escayola del techo. A cada lado de las camas, pequeñas mesillas de madera. Sobre una el teléfono y sobre la otra el mando a distancia de la televisión. Interruptores de la luz para todas las luces de la habitación y un enchufe disponible en uno de los lados. En el otro es necesario mover la mesilla para encontrarlo. En las paredes varios cuadros modernos de motivos vegetales.
 
El baño es correcto de tamaño. Suelo de la misma madera Muy nuevo y moderno. A la izquierda, enfrentados, el bidet y el inodoro, de cisterna empotrada en la pared con botones de doble descarga, entre medio, una papelera de metal y un teléfono negro. De frente un lavabo empotrado en una encimera de silestone de la que cuelgan dos toallas de lavabo. Debajo, en una balda dos toallas de baño blancas, grandes con el logo del hotel y un pie de ducha. Sobre la encimera dos vasos de plástico duro, dos botes de gel, dos de champú y una pastilla de jabón de color turquesa envuelta en papel. Grifo monomando al que le sobra aire y le falta agua. Por encima un espejo cuadrado con un recuadro de luz más que agradable. Sin embargo, la luz que hay en el techo resulta demasiado fría.
 
A la derecha, la bañera, protegida por una mampara de cristal y rematada con una ducha en forma de palito de adecuada temperatura y potencia pero quizá le falte un pelín de caudal. Una bandeja jabonera y un par de perchas.
 
Por la mañana en el luminoso desayunador, con luz a la calle, se ofrece en distintas ubicaciones variedad de panes, zumos de diversas frutas, platos calientes (huevos, bacon, bocadillitos, napolitanas, judías, verduras asadas…), fríos (fiambres, jamón, queso de diversas variedades, chorizo…), frutos secos, variedad de mermeladas, patés…), bollería crujiente (croisants, napolitanas de chocolate, tartas variadas, caracolas…) y un café de máquina algo mejorable.
 
Al final, en recepción, una rápida despedida con la obligada pregunta sobre el minibar.
  
Calidad/precio: 7
Servicio: 7
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9
Desayuno: 9
Valoración General: 7.5

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