miércoles, 13 de enero de 2021

IBIS GRANADA (GRANADA)

IBIS GRANADA (*)
Graham Bell 3
18100 Granada

Habitación: 037
Fecha de entrada: 31/07/2020




Tarifa: 44,00 (AD)

A las afueras de la ciudad junto a la misma ronda que la circunvala en medio de un gran polígono, empresas, restaurantes, centros comerciales y de ocio, en una tranquila calle con edificios bajos, parcelas en espera de construcción y zonas de aparcamiento encontramos un edificio alargado de dos alturas en granito rugoso gris, salmón y blanco con ventanas cuadradas a lo largo de toda la fachada. Junto a la acera, un tótem metálico con el logo del hotel y una pantalla indicando la tarifa media de la noche. Tras una puerta de reja metálica en aluminio blanco se abren dos puertas correderas de cristal.

Dentro un espacio que lo es todo. Suelo de madera. A la izquierda, el restaurante y cafetería con varias mesas altas y bajas de madera con sillas de plástico de diversos colores. Paredes negras, estanterías de colores chillones y luz natural que viene de las grandes cristaleras con vistas a la terraza-jardín que se ubica al lado de la entrada. A la derecha, junto a una gran máquina de vending, hay un  sofá curvo de piel roja con varios cojines. Delante de él una mesa baja y varias banquetas blancas. Al fondo, junto a la ventana, una mesa comunal con varios puestos y sillas de madera para trabajar. La pared del fondo, pintada en negro con algunas inscripciones en pintura blanca. Algunas macetas con plantas altas. La sensación general es fresca pero algo apagada. Todo demasiado normal, estándar, y quizá "apagado"

Un mostrador de madera clara atrincherado en metacrilato por culpa de la pandemia se une a la barra del bar, en ese momento sin apenas luz. Tras el metacrilato una joven nos atiende con simpatía. El plástico y las mascarillas dificultan la conversación. El trámite de registro es bastante lento y tedioso. En la pared de detrás se proyecta con un proyector sobre una pared cubierta con armarios de madera algunas informaciones sobre el hotel (horarios, precios, servicios...). Cuando por fin todo se ha registrado nos ofrece pagar la estancia en ese momento para evitar esperas al día siguiente. Sin duda aceptamos aunque aquello retrase el trámite algo más. Nos explica el funcionamiento del desayuno, del wifi que es gratuito y veloz en todo el edificio bajo un código que nos entregan en unas cuartillas, de la piscina... 

Hacia la derecha, pasamos junto a una pared con algunas fotos de viajeros en la que hay incrustado un lustrazapatos automático, como suele ser habitual en la cadena. Y avanzamos por un pasillo largo con vistas a un pequeño patio de decoración andaluza. Frente a él están los ascensores. Pero nuestra habitación está en la planta baja así que seguimos por ese pasillo de madera, hasta que tras pasar junto a un coqueto rincón con una lámpara, dos butacas de tela y madera y una mesa de centro entramos en el pasillo de los dormitorios. Moqueta mullida en gris con toques blancos y rojos. Paredes estucadas también en gris con algunos dibujos de edificios iluminados. Hilo musical. Las puertas modernas también en gris, y junto a ellas, en grandes grafías el número de la habitación.

Tras la puerta sentimos el fresco del aire acondicionado, cosa que agradecemos. Suelo de madera limpia muy cuidada. Paredes en estuco gris oscuro casi negro. Un breve pasillo antes del dormitorio: a la derecha el interruptor de la luz, y el display del aire acondicionado que funciona de forma efectiva, eficaz y silenciosa con una rueda de temperatura, un botón de frío o claro y otro con la potencia.

El espacio es ajustado. Quizá algo pequeño. A la izquierda un espejo de cuerpo entero sobre el que hay un aplique de luz. Todo apoyado en una madera roja. A continuación, sobre una madera blanca una gran televisión plana. Al fondo del espacio, en el rincón junto a la ventana un armario sin puerta con unas cuantas baldas y media docena de perchas en una barra. En una de las baldas hay un nórdico de repuesto envuelto en una bolsa de plástico. 

La ventana del fondo está protegida por un visillo blanco y un foscurit color arena. Además,  sobre el mismo vidrio de la misma corre un estor blanco que impide el paso de la luz por la mañana. Las vistas, escasas y oscuras, a un destartalado patio interior que hace las veces de terraza, almacén y jardín en porcelana color arena. En la madera que protege los rieles de las cortinas hay otro punto de luz, de metal y cristal algo frío.

Bajo la ventana, el escritorio, de madera en curva que acoge en su interior una cama plegable que se puede sacar girando un artilugio con forma de llave. Sobre la mesa un teléfono gris. Bajo ella una silla de plástico rojo algo incómoda y dura. Al lado de la mesa, y en la extensión del cabecero de la cama hay dos enchufes disponibles, bien ubicados para recargar los aparatos electrónicos sobre la mesa.   

A la derecha de la habitación encontramos la cama. Apoyada sobre un estrecho y largo cabecero de madera clara y blanca. Sobre este un cuadro grande en negro con trazos en blanco. A cada lado, sendas mesillas como pequeñas estanterías madera blanca. En una de ellas, un enchufe disponible y el mando de la TV. Sobre ellas lámparas de metal blanco con tulipa blanca imitando al cristal. Se encienden con pequeños interruptores negros. La luz que ofrecen es cálida aunque algo escasa para leer. Y contrasta con la fría luz de los otros dos apliques de la habitación.

La cama, típica de la cadena, se compone de un canapé grande de tela negra sobre el que se presenta un fino y cómodo colchón y un edredón nórdico bastante suave y ligero. Grande para ser individual y algo justa de tamaño para ser doble. Dos almohadas cómodas. El descanso no es difícil aunque se escucha un permanente zumbido de alguna instalación, algún esporádico ruido "de aguas" por las tuberías del baño y la insonorización interior resulta bastante mejorable. 

 Encima un fino colchón y un edredón nórdico. Dos almohades. Grande para individual, justa para doble. Entra luz. Se oye un ruido de instalación y lo que hacen los de al lado. También el pasillo. Y un ruido de aguas en el baño.

El baño resulta pequeño. Pero suficiente. Moderno y nuevo. Limpio. Suelo de cerámica gris, igual que la pared de la ducha. Una encimera de fibra de vidrio ocupando una esquina ofrece un pequeño lavabo con un grifo monomando al que le falta caudal y presión. Dos vasos de cartón, un bote de gel anclado a la pared junto a un secador de escasa potencia y dos pequeñas perchas. Bajo el lavabo, en una barra de metal se ofrecen las dos toallas de ducha y lavabo que componen en juego de lencería: blancas, suaves y bastante cuidadas. Sobre el lavabo un espejo de forma rectangular irregular con dos luces incrustadas. La luz se completa con un punto más ubicado en el techo. 

Sobre el inodoro, la cisterna incrustada en la pared, y encima un shunt para extraer vapor y olores. A la izquierda la cabina de ducha, en ángulo. Mampara curva y puerta de cristal con una manilla redondeada metálica y una pequeña gota de silicona para evitar que golpee con el inodoro. Dentro, otro bote de gel/champú anclado en la pared y una grifería moderna y cuidada en la que destaca una gran alcachofa. Lástima que le falte tanto presión como caudal y que la temperatura oscile del frío al calor sin tocar el grifo. 

Por la mañana, en el espacio que hace de recepción, zona de estar y bar-restaurante se sirve el desayuno. Dos simpáticas y eficaces empleadas nos van preguntando qué queremos tomar entre distintas opciones: zumo de naranja artificial, jamón serrano, de york, quesos, pan y bollería crujiente y recién horneada, cereales y yogures y un café expreso más que aceptable. Todo ello se sirve sobre una bandeja de plástico con una servilleta de papel y cubiertos que cada uno lleva hasta su mesa.

Como el día anterior ya hicimos el pago de la estancia la salida es tan rápida como dejar la tarjeta de la habitación en una urna de metacrilato. Y adiós. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 8
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 6.5
Estado de conservación: 8.5
Desayuno: 6

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