viernes, 7 de noviembre de 2008

HOTEL OPERA (VALENCIA)



Hotel Opera (****)
Menorca 22
46023 Valencia
Telf: 963.350.383

info@hoteloperavalencia.com
www.hoteloperavalencia.com

Habitación: 622
Fecha de entrada: 4/11/08
Tarifa: 95 €/noche

Enclavado en el último ensanche de Valencia, junto a la Ciudad de las Artes y de las Ciencias y a un paso del Puerto, un edificio futurista de color gris roto por enormes ventanales alberga este hotel de diseño tras un enorme pórtico y una gigantesca puerta giratoria.

Traspasada la puerta sorprende la inmensidad del hall que alberga al fondo una ruidosa cafetería. Mármol negro, luces indirectas y ascensores panorámicos tras el mostrador de recepción. Una apartada bandeja con zumo de naranja nos da la bienvenida mejor que los chicos de recepción, que aunque se comportan de forma correcta podrían ser sustituidos por máquinas de pedir DNIs y Tarjetas de Crédito. Tanto pedir, que hasta olvidan felicitarte por tu santo, que es ese día... y no es un santo cualquiera.

Unos acristalados ascensores panorámicos recorren la fachada exterior del edificio hacia las habitaciones, dejándonos ver los modernos edificios de la ciudad, las primeras grúas de la zona portuaria y al fondo, el azul mediterráneo. Lástima el zumbido molesto del motor o de las luces. Cuando se abren las puertas del ascensor, accedemos a un enorme y oscuro distribuidor con moqueta marrón en el suelo y luces indirectas. Al fondo, una escultura con varios cuerpos humanos iluminada en el pasillo de las habitaciones. Estos son oscuros, apenas iluminados con unas luces a escasa altura y la luz naranja que se ilumina en las jambas de las puertas al pasar.

Tras la puerta, que cierra mal, y es necesario empujarla violentamente, la sensación es francamente luminosa. Una pared de madera a la izquierda con la puerta del baño enrasada. A la derecha un enorme armario de puertas correderas de espejo. Suelo de madera imitando a una casa de montaña. En el dormitorio el blanco estalla. Paredes blancas, inmensa cama blanca con cuatro enormes almohadas también blancas, una enorme ventana protegida por tupidos estores blancos, silla blanca para trabajar en un enorme escritorio blanco con toma de corriente (que no se apaga aunque quitemos la tarjeta) y acceso a internet (también wireless) gratuito.

Claramente falta una zona de descanso con unos sofás o una mesa baja junto a la ventana, pero casi mejor, porque enseguida descubrimos la formidable comodidad de la cama, vestida con un edredón nórdico ligerísimo y unas sábanas más que agradables. Teléfono en la mesilla de diseño nórdico. Lástima que las ruedas de la cama no estén fijadas y al apoyarnos en el cabecero está se mueva. Sobre la cama unas brillantes y coloridas láminas de la Plaza de la Reina realzan la luz de la habitación. Por contra las lámparas de las mesillas son penosas para la lectura, aunque junto al interruptor hay un enchufe. Sobre el escritorio y colgado de la pared, un enorme plasma negro de 32 pulgadas hace las delicias de los amantes de la televisión y de los que también deseamos escuchar la radio, ya que dispone de hasta 10 sintonías de cadenas convencionales.

El aire acondicionado no funciona. Aunque el display parece sencillo de manejar, no responde en absoluto, y de pronto se enciende solo. La insonorización de las habitaciones no está bien conseguida y se escuchan las voces de las habitaciones contiguas, aunque no los pasos en el pasillo ni el exterior, bastante tranquilo, por cierto. Lástima que además sobre la puerta de entrada haya una luz de emergencia que permanece encendida permanentemente, por lo que la oscuridad es un sueño imposible.

Todo lo bueno que hay en la habitación se viene abajo en el baño. Nada más abrir la puerta, un "cortapichinas" serpentea por el blanco mármol. Lo matamos. Por la mañana, otro ha pasado la noche dentro de la bañera. El lavabo blanco está enmarcado en una impresionante encimera de granito negro rematada por un gigantesco espejo. No cuela bien, por lo que lavarse las manos resulta incómodo. Frente al lavabo, la bañera. Algo estrecha para ser un hotel nuevo, y demasiado alta para el acceso de personas con problemas de movilidad. Protegida por una mampara de cristal desencajada hace que el agua encharque el suelo del baño tras la ducha, a pesar de que la presión y el caudal se quedan cortos. No así la temperatura que se regula fantásticamente bien con el grifo termostático.

Al fondo del baño y tras una puerta de cristal en un estrecho cubículo pintado en gris, el inodoro y el bidet. El set de amenities es espectacular. Todo envuelto en impresionantes cajas de color negro y con todos los productos que podamos imaginar: gel, champú, bodymilk, acondicionador, guante de crin, esponja, peine, set dental, de afeitado, jabón de aromas de naranja... Algunas de estas amenities las colocan al hacer el servicio de cobertura de la cama, junto con un albornoz y un bombón "cortado" sobre la almohada. La calidad de las toallas, que son abundantes, desmerece la del albornoz.

Por la mañana un interminable buffet de desayuno con dos máquinas de café Nespresso, sin duda lo mejor de la mañana. La salida como siempre. A pagar... Al menos no preguntan por el minibar, y eso que los vasos que hay en la habitación destacan por su colorido y diseño e "incitan" a usarlos.

Calidad/precio: 7.5
Servicio: 6.5
Habitación: 8.5
Baño: 3.5
Estado de Conservación: 8.5
Valoración General: 7.5

1 comentario:

Carlos Andreu dijo...

El director del Hotel se pone en contacto por email y por teléfono conmigo para pedirme disculpas por los errores y para interesarse por mi opinión más concreta sobre otras cuestiones.

Sólo este hecho ya demuestra que el hotel está dirigido por alguien "diferente" y con inquietudes de mejora.

En Navidad, me envía a casa una botella de vino metida en una funda de piel espectacular con todos los utensilios necesarios para abrir la botella...

Mil gracias. Volveremos.