AZZ VALENCIA CONGRESS HOTEL & SPA(****)
Botiguers 49
46980 Paterna (Valencia)
Habitación: 401
Fecha de entrada: 28/01/2025
Tarifa:
A las afueras de Valencia, rodeado de carreteras de circunvalación, junto a una rotonda, varios solares vacíos, una gasolinera y una agencia de alquiler de coches encontramos un edificio exento, rectangular, en cristal y acero oscuros, levantado sobre una contundente planta baja rodeada de jardines con piscina. Un enorme pórtico, majestuoso diríamos, permite a los coches acceder hasta la misma puerta del establecimiento. Todo el frontal de esa planta baja aparece en cristal. De arriba a abajo, llenando de luz natural toda la enorme recepción, la cafetería y el comedor.
Tras una mullida alfombra con algunas jardineras a ambos lados, una puerta corredera de cristal automática nos introduce en un espacio gigantesco, con el techo altísimo. A derecha e izquierda algunos sofás de piel para la tertulia o la espera. Hacia la izquierda el bullicioso restaurante, y de frente, al fondo el mostrador de recepción. Antes, algunas vitrinas de cristal ofrecen a la venta recuerdos turísticos, y una máquina de bebidas ofrece café e infusiones. Suelo de mármol negro, paredes en madera oscura y poca luz.
También de madera, labrada, es el enorme mostrador, terminado en mármol negro sobre el que hay algunos carteles de información del hotel, y un marco con la clave del wifi, que es gratuito y veloz en todo el establecimiento. Un joven nos atiende de forma rápida y eficaz. Nos entrega un cartoncillo con la tarjeta que hará de llave de la habitación, nos explica los horarios del desayuno y nos aclara algunas cosas sobre los servicios del hotel. Giramos sobre nuestros pasos y encontramos los dos ascensores. Modernos, panorámicos, con media caja en metal, con la botonadura, y la otra media de cristal, muy sucio, con vistas al exterior del edificio. Dentro, un par de carteles informan de los horarios de restauración del establecimiento y de una oferta en el spa.
Las puertas metálicas se abren a un gran hall, bastante oscuro. Una mesa con un centro de flores y algunos carteles que indican la dirección de las habitaciones. Suelo de moqueta oscura, paredes en madera, luces puntuales, algo escasas.
La puerta de madera oscura se abre a un oscuro pasillo de cuidada madera marrón. Paredes en vescom gris verdoso. A la izquierda hay una ranura para la tarjeta, que activa la -otra vez- escasa iluminación de la habitación. A su lado, un maletero de madera, y a continuación un armario alto y estrecho, con un pomo metálico. En su interior dos almohadas, una manta y una pequeña barra colgadora. El techo, metálico practicable, cruje en cuanto encendemos el aire acondicionado, ya que sus conductos van pegados al interior del mismo. Junto al armario un pequeño baño que mantiene el suelo de madera y paredes en porcelánico blanco. Un inodoro, sobre el que hay un toallero metálico don dos toallas de ducha, un pequeño lavabo, alargado y estrecho, con una moderna grifería monomando incrustado en un armario de madera. A su lado, en la pared, un bote de jabón de manos y otro de loción corporal. Por encima, un espejo. Por debajo, una papelera de metal negro con pedal. Dos puntos de luz en el techo. A la derecha, detrás de la puerta, una cabina de ducha con un rociador de efecto lluvia y una alcachofa de teléfono. La presión, el caudal y la temperatura del agua son magníficas. Las juntas de la mampara de cristal están muy deterioradas por la humedad, circunstancia que se repite en el suelo, de madera, en la puerta y en el rodapiés. También las paredes negras del interior de la ducha dejan ver excesivos restos de humedad, y en el ambiente también flota un cierto aroma húmedo. Un bote de champú, uno de acondicionador y otro de gel se presentan anclados a la pared.
Después de la puerta de ese pequeño baño hay un espejo de cuerpo entero con un fino marco de madera. Y un paso más adelante accedemos a un enorme, desangelado y oscuro salón. Dos puntos de luz son claramente insuficientes para el espacio que se remata al fondo por una enorme cristalera con una ventana practicable con amplias vistas al exterior del hotel, aquí a la puerta principal y allá viendo casi el aeropuerto. Protegida por un destartalado foscurit y un visillo en color crudo. En la pared derecha una pequeña televisión plana, un feo cuadro, una planta artificial sobre una mesita y una butaca de piel blanca y cuerpo metálico. En la pared de la izquierda hay un sofá cama tapizado en tela color crudo, con un cojín, junto a una mesa baja cuadrada de madera y una enorme puerta corredera que nos introduce en el dormitorio. En la pared restante de ese salón se presenta un larguísimo escritorio, generoso, pero sin apenas luz. Sobre él una cafetera Nespresso, una caja con varios servicios de café e infusiones, un par de folletos informativos del hotel, un enchufe y una lámpara de metal con tulipa en tela negra. Por debajo una butaca de trabajo en metal y piel blanca, una papelera con una bolsa de plástico negra y un minibar con dos botellas de agua mineral de cortesía. Encima de la lámpara está el display del aire acondicionado. Funciona de forma sencilla y ruidosa pero muy efectiva con el modo automático que le hace detenerse cuando se ha alcanzado la temperatura adecuada. Sin embargo, por la mañana, en los baños, faltos de climatización, se nota un poco de frío.
Tras la puerta corredera accedemos al dormitorio en si. Buen tamaño. A la derecha un armario bajo algo desvencijado con un par de cajones. Sobre él un feo jarrón con unas plantas decorativas artificiales y una pequeña televisión de pantalla plana colgada de la pared. Al fondo, otra pared igualmente acristalada con las mismas vistas del salón protegida por un foscurit algo menos destartalado y un visillo crudo. Bajo la ventana una butaca de piel blanca y metal y una mesa redonda de centro.
De frente se ubica la cama. Amplia, pero algo corta para los que somos de tamaño xxl. Cuatro almohadas de distinta dureza y tamaño. Un cómodo colchón de buen calibre descansa sobre un escaso canapé en negro. Una funda nórdica suave ayuda al descanso. Sobre la cama, además hay dos toallas una de baño y otra de lavabo. A cada lado sendas mesillas con cajones en madera, a juego con el cabecero sobre el que se apoya todo el conjunto. Sobre las mesillas enchufes disponibles y sendas lámparas metálicas con tulipa de tela de color negro. En una de las pesillas un teléfono. En la otra, el mando a distancia de la televisión.
En el lado izquierdo del dormitorio está el armario, de puertas correderas de metal y cristal opaco. Dentro, media docena de perchas antirrobo colgando de una barra. Casi en el suelo una pequeña cajonera, una caja fuerte y la bolsa de la lavandería.
El descanso es sencillo porque el hotel resulta tranquilo y la insonorización excelente. Tanto la exterior, como la interior (aunque también es cierto que el espacio de la habitación hace que estemos muy lejos de la puerta). El foscurit no termina de detener toda la luz exterior en la mañana.
Al lado del armario, con una puerta de madera que no cierra encontramos un enorme baño, muy deteriorado por la humedad. De frente, y tras un pasillo, está el lavabo de porcelana blanca, estrecho y ancho, con un moderno grifo monomando y una escasa encimera en la que hay dos vasos de cristal sobre sendas servilletas de papel negras. Incrustado en un armario de madera con varias puertas. Dos puntos de luz se ubican sobre esa zona. A la derecha, un secador de pelo, un bote de jabón y crema hidratante y un toallero con una toalla de lavabo, blanca de buena factura, como toda la lencería que se ofrece. A la izquierda, y protegido por una puerta de cristal que no llega hasta el techo y que golpea abajo con el rodapié al cerrar, encontramos un espacio con el inodoro y el bidet con tapa. Ambos en porcelana blanca y situados muy juntos. En la pared, un par de portarrollos.
Frente a esa puerta encontramos una enorme bañera sin mampara ni cortina, en porcelana blanca, rodeada de paredes en pizarra negra, muy deterioradas por la humedad, igual que los rodapiés y las juntas del suelo. Un grifo de teléfono anclado a media altura (sin enganche en la parte superior) y un casi caído toallero de fino metal. Presión, caudal y temperatura excepcionales, pero resulta complicado ducharse sin llenar de agua todo el espacio. Gel y champú en dos botes anclados en la pared. Una toalla de baño y un pie de ducha en una zona algo remetida en la que los daños causados por la humedad son todavía más visibles.
Por la mañana, en un amplio comedor con vistas a un patio interior se ofrece el desayuno buffet. Dos amplias zonas presentan todos los productos: zumos, platos calientes (huevos, salchichas, bacon...), fiambres, quesos y jamón, distintos tipos de pan, fruta cortada, tomate rallado, cereales, mantequillas y mermeladas, algo de bollería de floja factura y una máquina de café que podría ser mejorable.
Después, en la recepción un trámite simpático y rápido con una empleada para decir que nos vamos.
Calidad/precio:
Servicio: 8
Ambiente: 7
Habitación: 8
Baño: 7
Estado de conservación: 5
Desayuno: 7.5
Valoración general: 7.5
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