martes, 19 de marzo de 2024

HOTEL JEREZ (JEREZ DE LA FRONTERA - CÁDIZ)


HOTEL HACE JEREZ
Avda Alcalde Álvaro Domecq 47
11407 Jerez de la Frontera (Cádiz)

Habitación: 367
Fecha de entrada: 15/03/2024
Tarifa:

Algo alejado del centro histórico de la ciudad, en una de las principales avenidas de acceso, al lado del Real de la Feria, rodeado de un bonito jardín y una formidable piscina, encontramos esta construcción de corte típicamente andaluz en blanco, azulete y porcelánico marrón. Tres alturas. Una zona de aparcamiento controlado nos permite acceder hasta el enorme pórtico en el que pueden subir y bajar los viajeros. Plantas y luz por todos los sitios. Subimos media docena de escalones entre dos paredes llenas de placas que indican la cantidad de membresías que tiene el hotel (Lions, bike friendly...) hasta quedarnos junto a unas puertas de cristal correderas. Tras ellas una mullida alfombra y un enorme, y algo oscuro, hall de recepción, en el que destaca, a la izquierda, una fea máquina para pagar el parking.

Dentro, el espacio es amplio, y bastante oscuro, sobre todo hacia el fondo. Una escultura de un caballo preside en el centro, la zona que además huele a spa. A la izquierda y hacia el fondo hay varios sofás y butacas, y al final tras puertas de cristal, se vislumbran algunos comedores y el bar. En el lado derecho quedan los mostradores de recepción, separados en tres tramos con poderosas columnas de madera entre ellas. Folletos de servicios turísticos de la zona, pantallas para trabajo y algo de desorden en las mesas sobre las que trabajan los tres empleados. 

De forma correcta aunque algo distante, nos atiende un hombre, que tramita el check in de forma rápida, entregándonos un folio a firmar junto con una cartulina, que contiene un mapa plegado de la ciudad, y la tarjeta de la habitación. Además nos explica los horarios del hotel y la conexión al wifi que funciona perfectamente en todo el hotel, sin cortes y rápido. 

Giramos hacia la izquierda y salvamos un par de escalones en una zona algo más oscura todavía con algunas vitrinas que recogen productos de la zona (especialmente vinos) y una mesa redonda llena de folletos turísticos. La sensación es solemne y amplia, pero con ese cierto llamado a que una reforma va siendo necesaria. Allí mismo dos enormes ascensores, de puertas automáticas, con espejo en la pared del fondo y el resto de paredes algo plastificadas. Botonadura metálica. Las puertas del ascensor se abren a un amplio hall. Paredes blancas con carteles cerámicos indicando la dirección de las habitaciones. Un larguísimo pasillo, con cuadros con caballos, techo bajo practicable en metálico, y escasa luz, nos deja frente a la puerta de nuestra habitación. Blanca, con moderno pomo metálico con un lector de tarjetas por contacto cercano.

Dentro de la habitación, suelo de madera muy agradable pero algo envejecida en algunos puntos. Mucha luz, y espacio descomunal. Paredes con papel pintado en listas albero y verdoso. Techo blanco con varios puntos de luz. Delante de nosotros un enorme salón. En el lado izquierdo hay un maletero de madera rojiza, a su lado una mesa con una lámpara de pie con tulipa en tela marrón, y a continuación un sofá cama en tela gris algo sucia. Delante otra mesa de centro en tono verdoso y cristal con una maceta encima. En el rincón que queda hasta la pared en la que está el balcón hay una mesa de centro redonda, cubierta por una colorida falda de tela. Sobre ella un teléfono y una lámpara de mesa con tulipa a juego con la del otro lado. La pared de enfrente está totalmente ocupada por un enorme balcón, de techo a suelo, protegido por un feo foscurit metalizado, un visillo blanco y unos elegantes cortinones de rayas.  Vistas al jardín y a la piscina del hotel, y acceso a una ancha, larga y moderna terraza en la que hay una mesa con varias sillas y una elegante tumbona.

A la derecha encontramos un armario empotrado, cerrado con una puerta blanca. En su interior una vieja caja fuerte y un, más viejo todavía, minibar blanco, con dos coca colas, dos botellas de agua y dos cervezas. A su lado hay una mesa redonda con una silla. Sobre la mesa, en una bandeja se ofrece una botella de agua de cortesía, una máquina de Nespresso con varios juegos de café, y algunos folletos sobre el hotel y la cadena.  A su lado, otro armario de madera rojiza sostiene una televisión plana que puede dirigirse para verla desde el sofá. Paredes decoradas con cuadros de motivos vegetales. La sensación es luminosa, amplia, elegante, pero quizá con un punto ya decadente.

Sendas puertas correderas de madera blanca con pomos en dorado  nos permiten el acceso al dormitorio. Allí, frente a nosotros dos camas en blanco, con suave lencería y nórdico, unidas en sus pies por un sucio plaid de tono marrón. El colchón, normal, es excesivamente mullido, pero para gustos... y quizá fuera conveniente un cambio. Cabeceros de madera rojiza oscura, a juego con las mesillas. Sobre una de ellas el teléfono, sobre la otra el mando a distancia de la televisión. Sobre ambas interruptores para las luces y un enchufe disponible. Por encima sendas lámparas metálicas con tulipa en marrón algo oscuro que dejan una sensación cálida en la habitación, pero no aportan la suficiente luz para el trabajo o la lectura desde la cama. La insonorización interior es formidable, y la exterior podría ser algo mejorable ya que a través de los cristales en determinados momentos se escucha demasiado el tráfico de la avenida. 

A la izquierda de la puerta hay un plancha pantalones; a la derecha, un armario alto con baldas y  sobre él, aunque anclada a la pared, otra gran pantalla plana de televisión. A su lado encontramos el display para regular el aire acondicionado. Digital, sencillo, aunque antiguo. Los botones no terminan de funcionar del todo, y el sistema es eficaz, pero algo ruidoso. En la pared derecha encontramos la puerta del baño y un armario empotrado de tres cuerpos con puertas de madera blanca y tiradores dorados. Dentro, algo desvencijada, una cajonera y una larga barra colgadora (corta y larga) con una docena larga de perchas antirrobo personalizadas para el hotel, pero ya algo machacadas. 

El baño es enorme. Mármol blanco en el suelo. Porcelana blanca en las paredes hasta media altura, y a partir de ahí, pintado en un tono verdoso. En el lado derecho una larguísima encimera de mármol que acoge dos lavabos blancos con grifos monomando. Antes de ellos, una caja dispensadora de pañuelos de papel, un secador de pelo de escasa potencia, un espejo de aumento y dos botes, anclados a la pared, de crema y jabón de manos. Una gamuza limpiazapatos y un peine, envueltos en fundas de papel marrón con el logo de la cadena, completan el juego de amenities. Cuelga de la encimera una larga barra toallero con dos toallas de manos de espectacular calidad. Por debajo, una banqueta metálica blanca y una papelera de metal. 

Por encima del lavabo una repisa también de mármol con un par de vasos de cristal, y por encima un espejo hasta el techo. Este es practicable con lamas metálicas y varios puntos de luz. Uno central en rojo, que hace las veces de calentador, especialmente en la mañana. En la pared del fondo encontramos una bañera de hidromasaje. Dentro de ella una jabonera con una pastilla de jabón y un bote de gel. Encima, un fino toallero de metal con otras dos espectaculares toallas de baño.

En el lado izquierdo, detrás de la puerta, sendos albornoces con zapatillas a nuestra disposición. A continuación una pared de media altura recoge una enorme cabina de ducha rematada en un grifo en forma de teléfono. En una de las paredes todavía quedan viejos tubos y grifos de alguna ducha que habría antes. Tanto la presión como el caudal y la temperatura resultan absolutamente formidables, lo que hace olvidar que el conjunto en general resulte algo caduco. Junto a la ducha, y separado por una puerta de madera blanca un pequeño espacio con el bidet y el inodoro, justo delante de una ventana corredera mal insonorizada. El espacio es tan pequeño que las piernas casi nos golpean en la pared al sentarnos en el inodoro.  

Por la mañana, en el mostrador de recepción nos despiden con una sonrisa y con la atención por si necesitamos ayuda para seguir nuestro viaje. 

Calidad/precio: 
Servicio: 8
Ambiente: 6
Habitación: 7.5
Baño: 8
Estado de conservación: 6
Desayuno: 
Valoración General: 7.5

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