lunes, 3 de junio de 2024

MURPHY'S RESORT AT ESTES PARK (ESTES PARK, CO, USA)


MURPHY'S RESORT AT ESTES PARK (***)
1650 Big Thompson Ave.
88513 Estes Park (CO) USA

Habitación: 311
Fecha de entrada: 13/05/2024
Tarifa: 100€ (AD)

A la entrada de este mítico pueblo de montaña, a la orilla del lago y rodeado de pequeños negocios dedicados al turismo y a la aventura encontramos un complejo de forma cuadrangular con cuatro bloques de edificios de una planta en torno a un jardín en el que hay barbacoas, una piscina, una sauna, una lavandería y en el que pasean plácidamente algunos alces. La típica estructura de motel americano. Un gran porche nos indica el lugar en el que se encuentra la recepción, de horario limitado. 

Tras un escalón y una puerta de cristal, encontramos un pequeño espacio enmoquetado en el que a la derecha está la puerta de madera del salón de desayunos y a la izquierda una biblioteca y ludoteca a disposición de los clientes. Junto a ella, un sofá destartalado, un montón de cachivaches y un armario con mapas y folletos de información turística de la zona. Un paso más adelante, y tras otra puerta de cristal encontramos la recepción. Un pequeño mostrador con dos puestos de trabajo en el lado derecho. Hacia la izquierda, en un espacio pintado en blanco, encontramos una cafetera que ofrece café de cortesía mientras la recepción está abierta, a su lado una pequeña tienda de souvenirs y productos de conveniencia, una enorme nevera con helados a la venta y una descomunal colección de DVDs a disposición de los clientes. 

Un simpático joven, nos atiende en castellano. Rápidamente nos entrega las llaves de la habitación, que son normales enganchadas a un pequeño llavero de color verde en forma de abrebotellas con el logo del hotel. Nos cobra la estancia en ese momento, y después nos aporta un montón de información sobre el estado de las rutas de montaña, los servicios del hotel, el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi. Cálida acogida en un espacio algo destartalado. Avanzamos con nuestro vehículo hasta dejarlo de la misma puerta de nuestra habitación. 

Tras la puerta, que parece frágil encontramos una amplia estancia. Quizá todo demasiado ecléctico y en una extraña mezcla entre lo nuevo y cuidado del suelo y la cama y su sabor algo rancio en algunos mueles y luces. Abundante luz natural que entra por los dos ventanales situados en la parte delantera y trasera de la estancia, protegidos por visillos blancos y unos foscurit en color vino. Paredes en estuco algo amarillento y suelo de madera nueva y muy cuidada en marrón oscuro. En el lado izquierdo una rueda indica la temperatura de la habitación y la temperatura a la que queremos que esté. El sistema de calefacción funciona perfectamente a través del  suelo radiante. Junto al selector de temperatura hay una pequeña -y algo ruidosa- nevera vacía, un microondas y una cafetera con cuatro servicios de café. 

En esa misma pared, y debajo de la pequeña pantalla de televisión, anclada en la misma, hay una cómoda de madera clara, de corte rústico, con tres cajones vacíos. Sobre ella el DVD, algunos folletos con información del hotel y el mando a distancia de la televisión. A su lado, bajo un espejo de medio cuerpo con marco de madera blanco, un maletero de tijera negro con tiras de tela en el mismo color. 

En la pared del fondo, a la izquierda de la ventana, que es practicable y que está protegida por una tela mosquitera en su parte exterior, está el aparato de aire acondicionado, que funciona ruidosamente (aunque no nos hizo falta) y un display con cuatro enchufes a nuestra disposición. Las vistas desde la ventana son agradables. Aquí mismo, al pequeño jardín del hotel, un poco más allá a una coqueta urbanización de lujo y allá arriba a las enormes montañas nevadas. Bajo la ventana, una mesa de madera cuadrada con dos sillas algo incómodas en madera y tapicería gris. Sobre la mesa una cubitera, varios vasos y una carpeta con información del hotel. Cuelga del techo un aplique de luz algo hortera que se enciende con una cuerda metálica que cuelga del mismo.

En el lado derecho de la estancia, bajo un bonito cuadro en gris de las Montañas Rocosas encontramos la cama, empotrada contra un corto cabecero de madera clara.. Situada sobre un poderoso canapé de madera anclado al suelo, y provista de un colchón de grandísimo calibre, resulta muy confortable. Viste con un suave nórdico, de agradable sensación y se recubre por una fea colcha de efecto arrugado. Cuatro almohadas individuales. A cada lado sendas mesillas de madera clara, a juego con todo el mobiliario, y tapa de mármol negro. Sobre ellas unas grandes lámparas de noche metálicas con tulipa de color arena. En una de las mesillas hay una caja de pañuelos de celulosa. Sobre la cama, un ventilador de techo con tres luminarias algo frías. La luz de las mesillas y un aplique situado junto al minibar son mucho más cálidas y confieren un aspecto más cálido a la estancia. Junto a la cama, un enorme sofá tapizado en azul marino con mullidos cojines a juego. 

Se echa en falta algún enchufe cerca de la cama. El descanso es muy confortable, el silencio exterior sobrecogedor aunque la insonorización interior es algo mejorable. Por otro lado, los foscurit hacen poco por evitar que la enorme luminosidad mañanera se cuele en la estancia. 

Entre la cómoda y la mesa, tras un marco sin puerta accedemos a la zona del baño. Tiene dos piezas. A la derecha el lavabo, incrustado en una encimera de pequeñas piezas de gres. Grifo monomando algo antiguo pero eficaz. Sobre ella, una caja de pañuelos de celulosa, dos toallas de mano, una jabonera en madera y a juego otra bandejita con dos botes de crema hidratante y una toalla de manos en color marrón. Delante, un enorme espejo hasta el techo y sobre él un aplique de luz algo fría. En la pared, a un lado un dispensador de jabón, y el vestigio de un colgador de un secador de pelo que ya no está, y al otro una barra colgadora con toallas de lavabo grandes y mullidas dobladas de forma curiosa.

Al fondo de este pasillo en el que encontramos el lavabo, hay una puerta que comunica con la habitación contigua. Antes, una barra colgadora con media docena de perchas normales, una plancha y una tabla de planchar. A la izquierda, frente al lavabo tras una puerta algo deteriorada y sucia encontramos otro pequeño espacio con otro lavabo más pequeño y moderno sobre un armario de madera blanca. A su lado el inodoro, típicamente americano, y a su lado una baja bañera con ducha. Cerrada por una cortina de tela que hace algo de curva y con una alfombrilla de plástico antideslizante en su interior. En la pared del fondo, un dispensador de gel, champú y acondicionador. El grifo, típicamente americano, sólo permite seleccionar la temperatura del agua, y al grifo moderno, situado algo bajo (especialmente para los que somos altos), le falta caudal y presión. Sobre el inodoro, en otro toallero metálico se ofrecen cuatro toallas de baño y dos de lavabo, todas ellas mullidas y blancas. 

Por la mañana, en un salón con sillas y mesas de madera, o en la soleada terraza se sirve un desayuno buffet algo limitado pero magníficamente atendido. Zumos de máquina, café a discreción (tanto en tazas de porcelana como en vasos de cartón), fruta, barritas de cereales, bollería industrial, bágels, pan, mantequillas, mermeladas y crema de queso y cacahuete.

Como nos vamos antes de que la recepción haya abierto, a la simpática empleada del desayuno, le dejamos nuestras llaves. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 7.5
Ambiente: 6.5
Habitación: 7.5
Baño: 6
Estado de conservación: 6.5
Desayuno: 7
Valoración General:7

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