miércoles, 23 de junio de 2021

NH MADRID LAGASCA (MADRID)


NH MADRID LAGASCA (****)
Lagasca 64
28001 Madrid

Habitación: 614
Fecha de entrada: 3/02/2021

Tarifa: 76,00 (SA)

En el corazón del Barrio de Salamanca, a dos manzanas de la milla de oro de la Capital, rodeado de tiendas, bares y restaurantes encontramos este moderno edificio de seis alturas en granito gris (las plantas bajas) y rosa (las altas) con rectangulares ventanas de aluminio blanco rompiendo la fachada. Se ubica en una esquina y parte de sus bajos están ocupados por un restaurante italiano y algunas tiendas de decoración. Hay un par de grandes ventanales, sin embargo, que llenan de luz la recepción. Delante de las puertas de cristal correderas sobre una mullida alfombra negra con el logo del hotel hay una zona habilitada junto a la acera para la carga y descarga de viajeros y equipajes. 

Pasamos dos pares de puertas automáticas y entramos en la recepción. De frente, tras cuatro escalones están los ascensores, y hacia la derecha se abre el espacio de acogida con luces algo frías y sensación impersonal.  Junto a la cristalera que da a la calle hay una zona de espera con una alfombra sobre la que hay media docena de sofás, butacas y algún armario de madera todo de corte moderno y tonos cálidos decorado con alguna discreta planta. 

Al fondo encontramos el poderoso mostrador de recepción en madera clara a juego con la pared que hay detrás, recubierto con mármol blanco. Hacia la izquierda sale un pasillo en el que hay una estrecha mesa de metal dorado con una lámpara y algunos jarrones modernos, que comunica con el restaurante. Sobre el mostrador mamparas de metacrilato para separarnos del recepcionista que nos atiende y recibe algo distante una vez que ha terminado con el registro del huésped anterior. Además de las mamparas hay algún cartel con servicios del hotel y sendos aparatos electrónicos para abonar con tarjeta la estancia. 

El procedimiento de registro es, como habitualmente, largo y tedioso. Por fin nos entrega un folio para firmar y la llave de la habitación envuelta en un cartoncito. En él está escrita también la clave del wifi que es común a toda la cadena y que funciona correctamente. Damos unos pasos hacia atrás y frente a la puerta de entrada encontramos tres escalones que nos llevan a las escaleras y a los ascensores. Son dos, de puertas metálicas, algo estrechos, con espejos en las tres paredes y una televisión que emite noticias. Junto al pasamanos metálico hay un bote de gel hidroalcoholico. Salimos a un recibidor de fría luz, suelo y escaleras de mármol negro dan paso a pasillos con paredes en vescom claro, suelo recubierto con moqueta gris verdosa con motivos florales algo desgastada en algunos tramos. 

Aunque las puertas son oscuras por fuera, se convierten en madera blanca en su interior. El suelo abandona la moqueta y la sustituye por una madera brillante oscura, antigua pero bastante bien cuidada. Nada más entrar un recibidor cuadrado de separación. A la derecha la puerta del dormitorio, enfrente la puerta del baño y a la izquierda tres cuerpos armario protegidos por puertas de madera oscura y cristal blanco y pequeños tiradores metálicos redondeados. En los dos cuerpos principales hay dos cajones, la caja fuerte y una especie de maletero. Además un colgador corto con algunas perchas normales y una balda con un almohadón de más. En el otro cuerpo, un estrecho colgador de ropa larga y una estrecha balda en la parte superior.

El dormitorio es justo de tamaño. A la izquierda encontramos el display del aire acondicionado, que funciona haciendo bastante ruido y sin modo automático aunque de manera muy eficaz una vez que entendemos el manejo de la moderna pantalla de led. Pared en vescom de rayas en tonos crudos bastante elegante. Una mesa de madera blanca sobre la que hay un potente flexo de moderna factura que se enciende con el tacto. Bajo ella un hueco para una cómoda silla de metal y piel también blanca. El espacio es tan estrecho que apenas hay hueco para sacar la silla del todo. A su lado, cerrado por una puerta el minibar, relleno con refrescos, cervezas, aguas y algunos snacks. Sobre la mesa unos enchufes -también de USB- para los aparatos electrónicos y una pantalla de televisión plana. En el espacio que queda hasta la pared que alberga las dos ventanas hay una incómoda butaca tapizada en azul cielo junto a la que se ubica una lámpara de pie metálico y tulipa blanca adecuada para leer bajo la misma. 

Las ventanas correderas están ubicadas en una pared con bastantes desconchones y dan a un estrecho y oscuro patio interior. Están protegidas por sendos foscurits algo cortos que no impiden tapar las ventanas del todo y por la mañana la claridad llena el espacio. Por delante, un visillo blanco de lado a lado. El descanso no es del todo bueno porque a través de las ventanas se escuchan algunas voces, gritos y el zumbido de alguna instalación cercana. Sin embargo la insonorización interior del hotel resulta muy conseguida. 

La cama es blanca, grande para ser individual, correcta sin más para ser doble. Muy confortable. Aparece vestida con un agradable nórdico blanco y dos confortables almohadas. El espacio que queda a cada lado resulta algo pequeño. Empotrada contra un cabecero en piel en tono gris imitando el capitoné hasta media altura y por el que corre una tira de led que produce un acogedor efecto lumínico. Encastrados en el cabecero hay dos curiosos focos de luz dirigibles para la lectura. A cada lado sendas mesillas redondas de madera, pintadas con pintura blanca metálica. Sobre una de ellas el teléfono y el mando a distancia de la televisión. Además varios interruptores de luz y enchufes de BTicino para los aparatos electrónicos. En la pared que falta hay un espejo estrecho con marco de madera.

En el baño, suelo y paredes de porcelana color arena. Iluminación poco agradecida con dos puntos de luz en el techo y una fea lámpara metálica que se ancla sobre el espejo antivaho cuadrado sin marco. Debajo de él un fino mueble de madera oscura con una encimera de cristal blanco en la que se incrusta el lavabo. Grifo monomando nuevo. Sobre una porcelana blanca se ofrecen un bote de gel de ducha, otro de champú, una pastilla de jabón y dos vasos de cristal. Anclados a la pared un espejo de aumento, un secador de pelo de escasa potencia y una caja metálica con pañuelos de celulosa. Además un pequeño radiador, que no funciona, haciendo que la entrada en el baño al despertar resulte fría. Bajo el lavabo hay una barra metálica de la que cuelga una toalla de manos de justo tamaño y calidad. Abajo, en el suelo, una papelera metálica de pedal. Detrás de la puerta, a juego con la papelera, hay una banqueta. 

En la pared del fondo del baño, además del inodoro está la ducha. Sobre el inodoro se ha ubicado un toallero con una toalla de baño de tamaño normal y calidad algo justa, y esa ubicación resulta algo incómoda. La cabina de ducha es moderna, algo estrecha, cerrada con una mampara fija de cristal. La grifería, nueva, ofrece tanto acabado en rociador de teléfono como rociador de efecto lluvia. Aunque la temperatura de la ducha es adecuada, la presión y el caudal son realmente escasos. Suelo gris en la ducha, bastante agradable y la pared del fondo, en porcelana oscura protegida con un vinilo y una gran foto del Parque del Retiro de Madrid, haciendo un guiño a la ciudad en la que nos encontramos. 

Por la mañana, la misma distancia de la acogida nos despide preguntándonos por el minibar. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 7
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 6
Estado de conservación: 7
Desayuno: 

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