miércoles, 17 de junio de 2020

HOTEL LUZ CASTELLÓN (CASTELLÓN)

HOTEL LUZ CASTELLÓN (****)
Pintor Oliet, 3
12006 Castellón

Habitación: 424
Fecha de entrada: 25/10/2019

Tarifa: 

En una amplia avenida el hotel ocupa un moderno edificio de hormigón blanco y cristal, rematado por un tejado como en voladizo y un gran cubo rojo con el logotipo del hotel. Se encuentra ubicado justo enfrente de la estación de autobuses y tren de la ciudad, en la zona de expansión de la misma, con convenientes accesos a las autopistas que la circundan. La puerta de entrada, compuesta por un par de puertas de cristal que corren automáticamente está ubicada en el redondeado y acristalado chaflán.

Una vez dentro el espacio es muy grande, como de atrio. El techo sube muy arriba. Las paredes de cristal hacen que la luz exterior lo llene todo (por eso quizá su nombre), contrastando con lo negro de la porcelana del suelo. A la derecha encontramos algunos sofás para la espera en primer término y al fondo, tras unos curiosos cortinones blancos el restaurante y salón de desayunos. A la izquierda, más sofás, unas escaleras con fina barandilla metálica que suben a la entreplanta y varios pasillos que se pierden entre los salones del hotel, el acceso a los ascensores... Justo enfrente y en forma de U está el mostrador de recepción, en madera blanca. Contundente. Con un par de puestos de trabajo, aunque cabrían cinco o seis más. Sobre el mostrador varios folletos de la ciudad, mapas de la misma, avisos sobre el wifi...

Nos atiende un joven que nos pide la documentación y copia los datos sobre el ordenador. El trámite es un poco lento y aburrido. Por fin nos entrega la tarjeta de la habitación indicándonos los horarios del desayuno, su ubicación y el funcionamiento del wifi que es veloz y eficaz en todo el edificio. Rodeamos el mostrador y nos dirigimos hacia los ascensores pasando junto a un par de vitrinas de cristal que ofrecen productos de la zona a la venta y varios totems con folletos de actividades para realizar en el entorno.

Los tres ascensores son modernos. Como todo el hotel. Moderno y funcional. Quizá de tan moderno y funcional le falte alma. Puertas de metal automáticas, paredes de metal, suelo alfombrado en negro, botones modernos y algunos carteles con servicios del hotel. Las puertas se abren en nuestra planta a un gran recibidor. Paredes blancas, con algunos tramos recubiertos de metacrilato blanco retroiluminado con algunas siluetas y dibujos. Moqueta en el suelo, negra, gris y roja. Algunos sofás y butacas y las puertas de las habitaciones en madera clara que se abren a sendos pasillos que corren hacia la derecha y la izquierda. Luces indirectas pero abundantes que además se van encendiendo conforme avanzamos por el pasillo. Junto a las puertas hay un metacrilato de techo a suelo retroiluminado que indica el número de la habitación.

La puerta se abre con el clásico pomo metálico en el que hay que insertar la tarjeta. Una vez dentro encontramos un ancho pasillo. Paredes en vescom color claro, suelos en madera oscura bastante bien cuidada . Sobre nuestras cabezas el techo, practicable con lamas de metal blanco, acoge un punto de luz algo fría, como de hospital. En el lado derecho del pasillo encontramos los interruptores de la luz de Bticino, como todos los de la habitación, un cajetín para insertar la tarjeta que activa las luces, la puerta del baño, también en madera con un pomo recto en metal y el display del aire acondicionado. Este dispone de una pestaña metálica para el encendido y apagado y de botones para subir y bajar la temperatura y para aumentar el caudal de aire y su potencia. Una pantalla con números en verde indica la temperatura actual y la deseada. Aunque es eficaz, funciona ruidosamente. En el lado izquierdo del pasillo una madera con varios ganchos colgadores (para el abrigo...) y un espejo sin marco de techo a suelo.

En el paso siguiente entramos en el dormitorio. La sensación es de amplitud. Las luces, todas indirectas crean un agradable conjunto. Aunque de funcional, vuelve a perder alma y carácter. A la derecha hay un gran maletero de madera clara y barras metálicas de protección. Todo el mobiliario es de la misma madera. A su lado un gran armario exento con tres puertas. En una de ellas hay un colgador alto, en otra unas baldas y la tercera la caja fuerte, la bolsa de la lavandería y un kit de costura.


A la izquierda hay un curioso sofá tapizado en color negro, con un pequeño respaldo en rojo. Pegado a él un largo escritorio con el minibar oculto tras una puerta. Sobre la mesa una gran pantalla de televisión plana, y un montón de folletos, libros y revistas sobre el hotel y su entorno. En una cesta de mimbre se ofrecen algunos productos a la venta como unas bolsas de patatas fritas y unos panes Delante del escritorio hay varios enchufes disponibles y una lámpara de mesa de metal con una pantalla de color crudo, a juego con el resto de luminarias de la habitación. Debajo de la mesa, una silla con fina estructura de metal y tapizada en negro.  

A la derecha se ubica la cama grande y blanca, con un plaid negro a los pies algo sucio y dos cojines a juego. Vestida con sábanas blancas a rayas, un nórdico y dos almohadas algo planas. El colchón resulta cómodo. Aparece enmarcada en un largo cabecero de madera en el que también se empotran las dos mesillas y unas lámparas de noche con tulipa y sendos focos reflectantes para luz de lectura. Las mesillas, simples, de madera ofrecen el teléfono, unos folletos del hotel, un lapicero y el mando de la televisión. Además hay enchufes disponibles e interruptores para apagar las luces de la mesilla. Por encima del cabecero la pared aparece pintada en rojo y en ella un cuadro abstracto que recuerda al puerto de Sagunto.

Toda la pared del fondo está rasgada por una larga ventana de aluminio negro. Vistas a la estación de autobuses que queda ahí delante y a la avenida que corre frente a la puerta del hotel. La insonorización es bastante nefasta y se oye demasiado el ruido de la calle. Algo mejor es la insonorización interior, pero tampoco para echar cohetes.

El baño resulta tan generoso de tamaño como el dormitorio. Todo él alicatado en porcelana color arena, suelo incluido. A la derecha hay una enorme bañera con una ducha de grifería algo antigua pero que se remata con una nueva ducha de efecto lluvia y una alcachofa con efecto masaje. Junto a los grifos hay un bote dispensador de champú. Una mampara de cristal con el logo del hotel evita que se salga el agua al resto del baño. La temperatura es correcta y la presión también, aunque falta un punto de caudal. A los pies de la bañera, un toallero metálico algo arrancado ofrece dos enormes toallas de ducha, de calidad adecuada sin más.

Detrás de la puerta queda el inodoro. A su lado un aplique portarollos. Enfrente de la puerta una larga encimera de cristal algo verdoso con finas patas metálicas. De ella cuelgan dos toallas de lavabo. El lavabo, de porcelana blanca incrustado en el cristal y un grifo monomando de Roca. En la encimera, en una pequeña bolsa de tela se ofrecen envueltos en papel negro las utilities del baño: peine, pañuelos, set dental, una esponja, gorro de ducha y un par de vasos. Anclado a la pared, un espejo de aumento, un secador potente y una caja metálica con pañuelos de papel. Bajo el lavabo una banqueta blanca y una papelera de metal algo machacada por el uso. Los cuatro puntos de luz anclados en las lamas metálicas del techo practicable resultan suficientes aunque quizá poco efectistas.

Por la mañana, junto a la recepción en un salón de mesas con mantel de tela y sillas blancas se sirve el desayuno buffet. Sobre un largo armario en un extremo de la sala se exponen a ambos lados un montón de productos fríos y calientes. Una máquina para hacer zumo recién exprimido, zumos de otros sabores, platos calientes (huevos revueltos, chorizo, bacon...), fiambres, quesos, variedad de panes, cereales, fruta cortada y preparada, bollería variada. Dos máquinas de café (una de ellas Nespresso) ofrecen la mejor alternativa para terminar de despertarse. Una muchacha se encarga de recoger las mesas y dejarlas preparadas rápidamente para los siguientes comensales y vigila que no falte nada en el surtido.

La despedida en el mostrador es casi tan fría y protocolaria como la llegada. Nos preguntan por el minibar y adiós.  

Calidad/precio: 
Servicio: 7
Ambiente: 7.5
Habitación: 7.5
Baño: 7.5
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8.5

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