lunes, 5 de marzo de 2018

MERCURE ATENEA AVENTURA (VILASECA - TARRAGONA)

MERCURE ATENEA AVENTURA (****)
Avda Ramon d´Olzina 52
43480 Vila.Seca (Tarragona)

Habitación: 308

Fecha de entrada: 21/09/2017
Tarifa: 58 (A+D)


Ubicado junto a Port Aventura, en Vila.Seca, en una zona de amplias avenidas y espacios verdes. Un moderno edificio de siete plantas, de forma curva, ladrillos y grandes ventanales rodeado de anchas aceras y rematando una manzana de viviendas en una de las primeras rotondas de la ciudad viniendo desde los parques temáticos. 

Un enorme lienzo de pared de cristal acoge la puerta automática que nos introduce en la recepción. Aunque más que en la recepción, diríamos en el edificio. Allí mismo, sobre un suelo de mármol negro se abre un enorme atrio que ocupa toda la altura del edificio. A la izquierda queda el mostrador de recepción, y un poco más adelante, cerrado por otra cristalera, el restaurante. Enfrente una enorme estructura en color rojizo que acoge la torre de ascensores y escaleras. Bajo ella, una zona de business corner, de juegos para los niños y varios rollups con publicidades varias sobre el restaurante, la cadena, el hotel... Girando en torno a la torre de los ascensores se abren los pasillos de las habitaciones. 

El mostrador de recepción es generoso. Con mucho espacio entre este y la zona trasera en la que hay varios despachos. Un poco de desorden sobre la mesa. Dos puestos de trabajo y varios displays con folletos del hotel, de la zona, de los parques... Llegamos de madrugada, y aunque la persona que nos atiende es sumamente correcta y educada, los procedimientos son terriblemente lentos. Buscar la reserva, copiar el DNI, copiar la tarjeta de crédito ¡a mano!, buscar la habitación, entregar la llave... Al final nos vamos a la habitación sin haber preguntado por el wifi. Luego desde la habitación llamamos y nos facilitan un extraño usuario y contraseña con la que conectarnos a una red que funciona muy veloz y sin cortes. 

Volviendo hacia atrás, un pequeño pasillo nos deja a pie de ascensores. Son modernos. Metálicos, muy luminosos, panorámicos con vistas al atrio y los pasillos de las habitaciones. Dentro, además de un espejo algo de información sobre el restaurante del hotel. Las puertas se abren a un pasillo circular en el que están las habitaciones. Paredes blancas, puertas y marcos en madera clara brillante, moqueta rosada en el suelo con unos círculos cada pocos pasos por los que -entendemos- sale el aire acondicionado o la calefacción.

Tras la puerta encontramos un pequeño espacio muy blanco: una cocina. A la derecha una fregadera, una cocina con campana extractora, un microondas y una nevera pequeña vacía. En algunos armarios hay útiles de cocina. Sobre la encimera, una cafetera con una generosa variedad de tés, cafés, azúcares... La luz algo fría. suelo de madera oscura muy limpia. 

Unos pasos más adelante entramos en lo que sería un salón, aunque el sofá se ha sustituido por una litera plegable. El suelo se mantiene igual. Las paredes dejan de ser blancas para volverse color arena. A la derecha hay un armario exento algo destartalado de puertas correderas. Dentro un colgador en un lado y baldas en el otro. A la izquierda, un gran escritorio con una revista de la zona y varios folletos en un display de plástico. Bajo el escritorio, una papelera con una bolsa de plástico. Sobre el mismo, un cuadro grande de motivos marineros. En el escritorio hay un enchufe disponible para los equipos electrónicos y una pequeña lámpara de pie con pantalla de tela color crudo que no da demasiada luz. Delante de la mesa una silla de trabajo de madera. 

En la pared del fondo, protegida por unas cortinas color marrón claro y un foscurit algo desvencijado, una gran ventana que da a las avenidas que rodean el hotel. La zona es tranquila y la ventana cierra bien, así que no se escucha ningún ruido exterior, lo que favorece el descanso. Una litera ocupa la mayor parte de esta estancia. Sólo un punto de luz en la pared, junto al armario ilumina pobremente la zona. 

Junto a la entrada del salón encontramos el display del aire acondicionado. Está muy deteriorado. Varios botones para indicar la potencia y otros dos para subir y bajar la temperatura. Aunque es eficaz, es bastante ruidoso. Incluso con él apagado, ya que el retorno hace algo de ruido y molesta por la noche.   

Una enorme puerta corredera de la misma madera que el mobiliario separa "el salón" del dormitorio. En medio de la puerta, impidiendo que se cierre del todo, hay un armario bajo, a juego con el resto del mobiliario, sobre el que hay instalada una televisión plana.

El dormitorio es de generoso tamaño, aunque la sensación una vez que pasamos la puerta corredera es algo desangelada. Frente a la puerta hay un largo cabecero en madera clara con alguna decoración en madera más oscura. Bajo él están las dos camas. Blancas, cómodas, con un almohadón y un cuadrante. La cama está hecha un poco mal y las sábanas enseguida se salen del colchón. Este no es incómodo, pero durante la noche da demasiado calor, como si tuviera demasiado plástico. Junto a las camas, sendas mesillas con cajones, algo machacadas por el uso. Bastantes marcas de cigarrillos. Sobre ellas varios interruptores y un enchufe. En una de ellas el teléfono y en la otra un folleto del hotel y varios caramelos. En el cabecero hay un par de lámparas de noche con pantallas de tela blanca y brazos metálicos. Aunque la luz que desprenden es cálida, es también algo escasa para la lectura. Ambas camas están recogidas por un plaid en tonos oscuros entre grises y negros. 

En la pared que hay a los pies de la cama, junto a la puerta corredera hay otro punto de luz del mismo estilo que las lámparas de las mesillas y un maletero plegable de madera y cintas negras de tela. 

La ventana es igual que la de la zona del salón y las vistas son al mismo sitio. Este foscurit está todavía algo más desvencijado que el otro. La luz de la mañana entra en la habitación sin muchos problemas, ya que la ventana es enorme y el foscurit no es ni mucho menos suficiente. La insonorización interior es algo mejorable y se escucha bastante lo que pasa en las habitaciones contiguas. 

La puerta del baño está cerrada y es del mismo estilo que el resto de puertas de la habitación. Al abrirla, un horrible olor a pozo llena el espacio y entra en la habitación. O nuestra pituitaria se acostumbra a él o a la mañana siguiente ha desaparecido, porque sólo lo notamos durante la noche. Correcto de tamaño y moderno de hechuras. Suelo de pizarra negra y paredes con gres porcelánico en tonos rosas. Luces puntuales en el techo sobre el lavabo. El techo es de lamas metálicas y algunas de ellas están brutalmente dobladas y mal colocadas. 

A la izquierda está el bidet (con tapa) y el inodoro. A la derecha hay una generosa bañera. La grifería está algo "roñosa" ya, y se remata con un grifo de teléfono del que sale agua a una temperatura correcta y con un caudal y una presión envidiables. Todo ello protegido por una mampara de cristal. En uno de los rincones de la ducha hay un cable de alarma de los que abundaban hace años en los hoteles. En un toallero se ofrecen un montón de toallas de ducha (cuatro o cinco) blancas, esponjosas y nuevas. 

Frente a la puerta está el lavabo. Con un espejo delante que llega hasta el techo (es el único espejo de la habitación). La presión y el caudal del grifo son algo más escasos que en la ducha. Sobre la encimera, de granito, se ofrece como set de amenities una pastilla de jabón y cuatro botes de champú y gel. De la pared cuelga un espejo de aumento y un secador de pelo de escasa potencia. Bajo la encimera, en otro toallero, hay otro par de toallas de lavabo.

Por la mañana, en el restaurante se sirve un desayuno buffet. Los productos están algo desperdigados por toda la sala. Mesas grandes con manteles individuales algo sucios. Servilletas de papel y una televisión encendida con las noticias. La variedad es generosa: una máquina de zumo industrial, y otra de café (no excesivamente malo). Una zona de platos calientes (huevos revueltos, salchichas, chistorra...), fiambres (jamón, chorizo, salchichón, pavo....), quesos, variedad de panes, algo de fruta, bollería envasada en plásticos junto con algunos croisants crujientes y una coca típica de la zona algo seca.

En recepción, como no hay minibar no nos preguntan por él. Nos entregan la factura y nos preguntan por si necesitamos ayuda para seguir el viaje. Hasta pronto.

Calidad/precio: 8
Servicio: 7
Ambiente: 6.5
Habitación: 6.5

Baño: 7
Estado de conservación: 4.5

Desayuno: 7.5
Valoración General: 6.5

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