GRAN HOTEL LOS ABETOS (****)
Calle de San Lázaro s/n
15820 Santiago de Compostela (La Coruña)
Habitación: 2154
Fecha de entrada: 29/06/2016
Tarifa:
Fuera de la ciudad, justo enfrente de la entrada a la misma
por el Camino de Santiago, un complejo hotelero con estupendas instalaciones
para bodas y reuniones. Dos robustos edificios de piedra gallega rodeados de
jardines. Una carretera interior rodea ambos. En el edificio principal, el más
alto y esbelto y también el más cercano a la autopista, acoge algunas
habitaciones además de los servicios comunes (recepción, salas de reunión, restaurante,
piscina…). En el otro, de dos plantas y algo más alargado recibe las
habitaciones.
Una puerta corredera da acceso a la finca. Seguimos por una
carreterita entre los dos edificios con una zona de aparcamiento a ambos lados,
hasta que a la izquierda encontramos un pequeño tejado porticado y ajardinado,
donde parar los coches, para acceder a la recepción. Allí está también el autobús
que regularmente lleva a los huéspedes hasta el mismo centro de la ciudad. Puertas
correderas acristaladas nos dejan en un espacio elegante, amplio y muy luminoso. A diferentes
alturas. A la derecha, el mostrador de recepción; a la izquierda un espacio elegante
con sofás, chaiselonges y butacas para la tertulia, y bajando unos escalones
los ascensores y la cafetería con más zona para estar y una pared acristalada
enorme con vistas a la entrada de la ciudad, que llena de luz la zona. Suelo de
mármol, paredes en tonos marrones.
El mostrador de recepción es de madera sobre una base de mármol.
Robusto, con un punto antiguo. Despejado de todo. Apenas unas flores y una
pantalla con imágenes del hotel. El trato tras él es frío y distante. Y súper
procedimentado: el DNI, un móvil, un mail, la tarjeta de crédito… datos, datos
y datos. Preguntamos por la wifi que es abierta y gratuita. El problema es que
en el edificio de habitaciones, aunque reclamamos dos veces que no funcionaba
no conseguimos conectarnos. En el edificio principal sí que funcionaba. Y no
mal.
Nuestra habitación está ubicada en el otro edificio, así que
cruzamos la carreterita y bajo un pórtico entramos en una calle adoquinada y
cubierta con cristal en la que a modo de casitas se encuentran las
habitaciones. Cada habitación tiene dos plantas y una zona situada junto a la
puerta, y cubierta, en la que se puede aparcar el coche. Todo construido al más
puro estilo de villa gallega: ventanales blancos, piedra de la zona… Antes de
la puerta, un felpudo con el logo del hotel. Y a continuación una puerta de
madera clara con pomo dorado en el que insertamos la tarjeta.

Subimos otras escaleras y a la derecha nos encontramos el
baño y de frente el dormitorio tras atravesar otra puerta de madera clara.
Suelo de parquet oscuro casi totalmente cubierto por una alfombra a juego con
la del piso inferior. Paredes y techos en los mismos tonos. El espacio es el adecuado
para el dormitorio. Un maletero de madera con un protector de pared a juego; un
escritorio de madera rematado en cristal con una silla de color rojo algo
incómoda para el trabajo. Sobre el escritorio un enorme plasma y junto a él un
enchufe para el portátil y una lámpara de pie.

El aire acondicionado es efectivo y se maneja desde un
display situado junto a la puerta, con una rueda de temperatura, un interruptor
de potencia y otro de encendido y apagado. Funciona ruidosamente, aunque no
necesitamos encenderlo por la agradable temperatura exterior. El lugar es
tranquilo pero se escucha bastante lo que ocurre en las habitaciones contiguas
y en “la calle principal” a la que se abren las habitaciones. Dentro del
dormitorio hay un punto de luz casi en el suelo que mantiene iluminada la
habitación durante toda la noche. Sobre el armario hay una luz de emergencia
que también se mantiene encendida.
El baño resulta amplio. Quizá la iluminación podría resultar
más efectista. Al encender la luz, se activa un ventilador que produce un molesto
ruido. Suelo de granito gris y paredes de mármol color arena rematadas en una
moldura blanca que lleva al techo. El lavabo, incrustado en una encimera de
mármol negro presenta una grifería plateada de corte clásico, con un mando a
cada lado y un grifo central. Sobre él, un espejo con marco barroco dorado. El
set de amenities, personalizado para el hotel, es generoso: champú, gel, crema
hidratante, gorro de ducha, kleenex, lustrazapatos. Dos vasos y un secador de
escasa potencia.
Un inodoro, un bidet y una bañera con una ducha con grifo de
teléfono de alcachofa grande. La potencia y el caudal son estupendos pero la
temperatura oscila un poco. Fluctúa entre el frío y el calor… El juego de
lencería: dos toallas de lavabo y dos de baño es generoso de tamaño y de calidad
correcta.
Por la mañana, el desayuno se sirve en un bullicioso salón
del edificio principal con vistas a la entrada de la ciudad. Café correcto y un
variado surtido de platos calientes (huevos fritos, revueltos, salchichas,
bacon), fiambres (jamón de york, pavo, jamón serrano, chorizo, lomo…), quesos,
salmón… y de bollería (croisants, tartas de almendras, de manzana, bizcochos…).
En la recepción, a la salida, el mismo trato distante y frío de la
llegada.
Servicio: 6
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 7
Estado de conservación: 8.5
Desayuno: 8
Valoración General: 7
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