jueves, 19 de noviembre de 2015

NH COLLECTION PALACIO DE AVILÉS (AVILÉS - ASTURIAS)

PALACIO DE AVILES (*****)
Plaza de España 9
33400 Avilés (Asturias) 

Habitación: 302
Fecha de entrada: 15/11/15 
Tarifa: 

En el mismo centro de la ciudad, junto al ayuntamiento y en el epicentro del casco histórico, NH despliega su insignia Collection en un precioso palacio barroco de tres alturas con un torreón. Llegar hasta él con coche resulta imposible, salvo que aparquemos en un parking público que tiene algunas plazas reservadas para el establecimiento y con un acceso cómodo hasta el hotel.

El hall es pequeño, coqueto, quizá algo frío en tonos arenas, maderas oscuras y rojizos. Incrustado entre dos poderosas columnas y rodeado de demasiados logos, rollups, y displays encontramos el mostrador de recepción. A su izquierda el ascensor que viene del garaje, una mesa vacía para la relaciones públicas y un poderoso armario sobre el que se ofrece como detalle de bienvenida un poco de agua, cava, algunas chucherías y unas manzanas de la tierra. A la derecha el amplio pasillo que lleva hacia las habitaciones y demás dependencias del hotel.

Tras el mostrador nos atienden con rapidez y eficacia. Es tarde y eso se agradece. Nos indican la forma de conectarse al wifi (gratuito y bastante veloz), el horario del desayuno, y el camino para llegar hasta la habitación. Trámites sin más, pero al menos son rápidos, quizá demasiado "normales" para tratarse de un 5 estrellas. 

Avanzamos hacia la habitación por un amplio pasillo de paredes de piedra y suelo cubierto por una alfombra roja. El techo es alto, quizá demasiado y eso genera una cierta sensación de frialdad. A la izquierda, tras unas bonitas ventanas de piedra, se abren algunas salas de estar y una biblioteca. A la derecha el acceso a un ascensor y a algunas salas de reunión y servicios complementarios del hotel. El amplio pasillo termina en un gran recibidor, más frío todavía. Suelo de mármol arena, paredes en tonos parecidos. Algunos sofás para el descanso y la entrada al desayunador. Algunos armarios y lámparas de pie completan el algo desangelado espacio.

Un ascensor luminoso, metálico, brillante, con espejos ahumados nos lleva hasta la planta de las habitaciones. Al salir, sobre un recibidor, el suelo se convierte en una tupida moqueta verde clara. Pareces arena y luces tenues sin personalidad. Las puertas de las habitaciones, en madera oscura, son grandes y pesadas.

Tras la puerta, el suelo torna a madera rojiza. Muy agradable. Limpia. Y cuidada. Un ancho pasillo con la puerta del baño a la izquierda, y el armario a la derecha termina en el amplísimo dormitorio.  Paredes de elegante vescom a rayas en tonos blancos y arena. De frente encontramos un gran escritorio, con un completo servicio de cortesía con una máquina de Nespresso, una kettle, varias tazas, juegos de café, té y azúcar y una botella de agua mineral. Suficiente espacio de trabajo, un flexo moderno y un par de enchufes para conectar el portátil. En un extremo, bajo la mesa, el minibar. Sobre él varios folletos que nos explican los servicios del hotel. La silla, giratoria, con ruedas, de piel color crema, es suficientemente cómoda para trabajar. 

Tras el escritorio y hasta la pared del fondo donde está el balcón, hay una cómoda butaca con una lámpara de pie direccionable para el descanso y la lectura. El balcón, cubierto por un suave visillo y una tupida cortina de color blanco con detalles en azul verdoso, da al patio del hotel. Algunas mesas y sillas en el situadas no impiden que el silencio y la calma en el dormitorio sean una constante. Al menos en lo que al exterior se refiere. La insonorización interior podría estar mejor conseguida. Las puertas son tan pesadas que cualquier portazo en las habitaciones cercanas hace que crujan casi todas las paredes con el golpe. Y las voces del pasillo se escuchan de vez en cuando. 

Las dos camas, blancas, mullidas, vestidas con un blanquísimo nórdico ofrecen tres tipos distintos de almohadas por tamaño y dureza. A los pies de la cama unos plaids de lana verdosa algo desgastados. El cabecero engloba a las dos camas con una simple pintura color albero y una moldura clásica de tono dorado. El descanso se hace agradable. El colchón es muy correcto, quizá un punto duro, y la lencería suave y acogedora. La mesilla es un poderoso escritorio repleto de cosas: un espejo, el teléfono, varios folletos del hotel, un block de notas y un bolígrafo (para escribir en papel y para escribir en una pantalla), varias revistas, una bandeja con patatas fritas, algunos snacks y la carta del room service. Además una lámpara de noche colocada en la pared, y otra lámpara de lectura direccionable de potente luminosidad. Tres enchufes para los gadets electrónicos y un par de interruptores que permiten apagar casi todas las luces de la habitación (todas menos una, la de la lámpara de pie y lectura que hay junto a la butaca). Junto a la cama un maletero en madera y tela color verdosa.

El armario, en madera oscura tiene dos puertas, con tiradores de piel. Bastante bien vestido por dentro: Colgador con muchas perchas de distintos tipos y tamaños, una repisa y varios cajones. Dentro se ofrece un lustrazapatos, unas bolsas para la ropa sucia, un costurero y un calzador. 

El aire acondicionado funciona de forma eficaz y sorprendentemente silenciosa. Se maneja desde un display algo complejo con distintas velocidades y con otro botón para la temperatura. No encontramos la opción de automático. 

El baño es amplio. Muy de la marca de la casa. Mármol color arena con un par de detalles en rojo. Una larga encimera con dos lavabos bajo un enorme espejo.  Entre los dos lavabos sobre una plancha blanca se ofrecen las amenities (champú, gel, crema de manos, leche hidratante y una pastilla de jabón) y dos toallas pequeñas de manos. Cuelgan delante de la encimera otras dos toallas de lavabo y en la repisa de la bañera dos toallas más de baño. Todas correctas, de generoso tamaño y pesada hechura, pero algo escasas en calidad si pensamos que es un cinco estrellas. Bajo el lavabo una banqueta metálica.

Inodoro y bidet completan el conjunto con la bañera. No demasiado alta, lo que favorece su acceso. Separada de los lavabos por una mampara de cristal. La ducha tiene un botón para convertirla en ducha normal, efecto lluvia o masaje. La temperatura es formidable y el caudal también pero le falta algo de presión. En los lavabos falta algo de caudal, además de que la separación entre el grifo y la cerámica del lavabo es algo escasa, al menos para los que tenemos las manos grandes.  

Por la mañana el desayuno destaca sobre todo por su variedad enorme. Platos calientes cocinados en el momento, embutidos, minibocadillos, dulces, un rincón de quesos y bollería local, zumos, fruta cortada, vinos, tés, cafés.... Todo ello atendido de forma cariñosa, simpática y cercana.

En el mostrador de salida, además de los tediosos trámites de pago, se preocupan por nuestro descanso y por la continuación de nuestro viaje con una agradable sonrisa.

Calidad/precio: 
Servicio: 8
Habitación: 8 
Baño: 8
Estado de Conservación: 8
Valoración General: 8

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