martes, 9 de mayo de 2017

HOTEL DERBY (BARCELONA)

HOTEL DERBY (****)
Loreto 21
08029 Barcelona

Habitación: 625

Fecha de entrada: 20/11/2016
Tarifa:

Un edificio incrustado en una manzana en una tranquila calle a dos pies de la Avda Sarria, al lado de la Diagonal y de la zona comercial y de negocios que rodea la plaza Francesc Maciá. 8 alturas en ladrillo que destaca sobre el aluminio blanco de las grandes ventanas y de las persianas. Toda la parte baja del hotel es una enorme cristalera que permite ver desde el exterior lo que nos espera dentro. Primero dos puertas manuales con clásicos tiradores de madera, y después dos puertas correderas automáticas que nos dejan ante un hall amplio, de techo algo bajo y de mármol negro y blanco en el suelo. 

A la derecha una mesa de escritorio, la puerta que comunica con un bar de estilo clásico inglés y el restaurante de desayunos, y hacia el fondo una serie de esculturas de granito de corte clásico. Dicen que originales del S XVIII. A la izquierda, y pegados a los ventanales, varios sofás que invitan a la lectura y al descanso. Y allí mismo, nada más abrirse la puerta, el mostrador de recepción: mármol negro en forma de U. Con dos puestos de trabajo.

Pese a que no es la primera vez que estamos en el hotel, otra vez vuelta a escribir todos los datos: el DNI, la Iberia Plus y una tarjeta de crédito de garantía. El trato es frío y distante, quizá aumentado por la luz algo amarillenta que rodea la estancia. Nos explican el funcionamiento del wifi, que es gratuito, aunque algo lento para los servicios de streaming y el horario del desayuno.

Al fondo a la izquierda están los ascensores, junto a un gran artilugio lleno de folletos turísticos de la ciudad y alrededores. Los ascensores son muy clásicos, con un punto antiguo. Suelo de granito blanco y negro, metal hasta media altura, y espejos en el resto de paredes. Puertas automáticas y botonadura con un cartel con indicación de los servicios que hay repartidos entre este hotel y el Gran Derby, ubicado enfrente.

El ascensor nos deja en un rellano al que se abren las escaleras. A la izquierda el pasillo de las habitaciones, que se abre a derecha e izquierda. El suelo, de mármol da sensación de frialdad. ‎Paredes de color oscuro, como la madera de las puertas, que casi tira a rojizo. Las luces tampoco acompañan mucho a hacer acogedor el ambiente.

Tras la puerta la sensación cambia. Paredes de gotelé blanco, suelos de agradable y cuidada madera clara. ‎De primeras, un pasillo con la puerta del baño, de madera rojiza y moderno pomo plateado, a la izquierda. Unos pasos más adelante y tras otra puerta, el dormitorio. La insonorización exterior es formidable, ayudada por la persiana que protege la ventana y porque el patio interior al que da el hotel es tranquilo. Sin embargo y pese a esa doble puerta, la insonorización interior es muy mejorable. Se escuchan los portazos de las puertas de otras habitaciones, las voces de otros huéspedes, pasos, duchas, despertadores...

El espacio de la habitación es generoso, y aunque la pared de gotelé pudiera resultar fría unas molduras de madera iluminadas le dan una sensación acogedora. Junto a la puerta está el mando del aire acondicionado. Una rueda para indicar la potencia y otra para la temperatura. Funciona eficazmente pero de forma algo ruidosa, inviable para dormir con él encendido. 

A la izquierda de la entrada se encuentra el armario. Por un lado una zona de baldas con un par de revistas de publicidad de la cadena y de la ciudad, y una piedra a modo de antigüedad. ‎Por otro, tras dos puertas correderas, el armario. Tras una puerta varias baldas y cajones. En una de ellas la caja fuerte y en otra la bolsa de lavandería y una pequeña bolsa de lino con el logo del hotel que contiene un juego de zapatillas de felpa. Tras la otra puerta un colgador largo con varias perchas antirrobo, una bolsa con publicidad del hotel y un maletero de tijera que podemos poner donde queramos.

A continuación, y quizá demasiado cerca del armario, las dos camas. Vestidas con una suave sábana y la colcha/edredón marrón que las recubre. Algo horterilla sus brillos tornasolados. La cama es cómoda aunque el colchón recubierto con alguna funda hace que sudemos demasiado. También se observa un cierto combamiento en el mismo. Quizá se esté acercando el momento de cambiarlos.

Las dos camas aparecen enmarcadas en un cabecero de madera con sendas mesillas de madera negra una a cada lado. Sobre una de ellas el teléfono, la carta del room Service, un curioso folleto con los servicios del hotel, un bloc de notas y un lapicero. En ambas, interruptores para apagar todas las luces y enchufes para los aparatos electrónicos. Sobre ellas dos apliques de luz, en tonos amarillentos que dan suficiente luminosidad al espacio.

En el generoso espacio que queda hasta la ventana, de moderno aluminio blanco, con vistas a un patio interior, y protegida por una persiana y un visillo, se ubica una pequeña butaca de piel negra, y una mesa pequeña de centro de madera y cristal.

Además un escritorio grande, en madera marrón y negra, con un gran espejo delante y varios enchufes para el ordenador. Una cómoda silla completa el mobiliario. ‎Sobre la mesa una televisión. No hay lámpara de trabajo, pero hay luz suficiente para trabajar con un aplique en la pared.

El baño es pequeño. Se le nota reformado, y bastante bien reformado, aunque no es moderno. ‎Ya la puerta se nota que es la antigua repintada. Una vez dentro, mucha luz. Paredes de cerámica blanca con algún toque ocre. Suelo de mármol claro. Techo practicable de placas metálicas. A la izquierda un moderno inodoro y bidet. 

De frente una encimera de mármol encuadrada entre dos paredes acoge el lavabo. Sobre él un potente espejo, y una pequeña repisa de mármol con dos vasos y una bolsita de lino con el set de amenites en su interior. Elegantes y de buena calidad. Gel, champú, crema hidratante, guante lustrazapatos, gorro de ducha, pañuelos y ‎algodones, bastoncillos y artículos de costura. La repisa esta incomoda un poco para acecar la cara al lavabo.

La grifería es moderna, y muy limpia. A cada lado del lavabo hay un secador de escasa potencia y un espejo de aumento. Bajo la encimera hay una estantería de cristal iluminada -lo que da una agradable sensación en la estancia- en la que se ofrecen dos gigantescas, mullidas y novísimas toallas de baño, dos de lavabo y una alfombrilla de baño.

A la derecha de la puerta hay una bañera, con algunos esconchones, y protegida por una mampara de cristal. Un grifo termostático nos permite manejar la temperatura de una ducha fija rematada con una amplia alcachofa de efecto lluvia. Lástima que la ducha esté situada a 1,90m lo que nos obliga a ducharnos de rodillas. Y lástima que el caudal y la presión dejen bastante que desear.

Por la mañana en un restaurante situado en el sótano se sirve el desayuno. Presentado en una consola central y atendido distante y fríamente por dos empleadas. Los platos calientes hay que demandarlos a las camareras. Zumos, algo de fruta, fiambres, quesos, panes cortados, tortilla de patata, pan con tomate, cereales, distintos tipos de leche, bol‎leria crujiente y donuts normales y de chocolate. El café, líquido, es casi prescindible.

En ‎el mostrador, al decir adiós, casi ni eso. El empleado está más pendiente de atender no se qué tablas que le enseña la encargada del restaurante que de enterarse de que volvemos en dos días. 

Calidad/precio: 
Servicio: 5

Ambiente: 6.5
Habitación: 8

Baño: 6.5
Estado de conservación: 8

Desayuno: 7
Valoración General: 7
 

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