AC VALENCIA (****)
Avenida de Francia 67
46023 Valencia
Habitación: 914
Fecha de entrada: 20/10/16
Tarifa:
En el extremo este de la ciudad, cerca de los puertos marítimos, a pocos minutos andando de la playa y de varios centros comerciales, en la confluencia de dos amplias avenidas encontramos el AC Valencia en un edificio típico de la cadena. 10 plantas en granito color arena y con franjas algo más oscuras con las ventanas. En uno de los extremos del tejado, el típico cubo verde de AC. La entrada pasa casi desapercibida en la esquina de dos amplísimas avenidas. Una puerta corredera de cristal se abre al pasar y nos introduce directamente frente al mostrador de recepción.
El recibidor se abre hacia la izquierda en forma de L hacia la cafetería, con una zona de sofás, con prensa disponible, y unas cuantas mesas que pueden usarse para trabajar, hasta donde se ubican los ascensores. Pero tras la puerta, nos damos de bruces con el mostrador, negro, como suele ser habitual en la cadena. Con dos puestos de trabajo. La pared del fondo también negra, y la ropa de los dos empleados, también. Nos atiende una muchacha amablemente. Trato distante. Le cuesta encontrar una habitación para nosotros porque la prevista no estaba lista. Con decirle el DNI ya le vale. Su compañero nos entrega la llave de tarjeta y un ppael tóscamente recortado con la clave del wifi que funciona de forma gratuita y veloz en todo el edificio.
Hacia la izquierda avanzamos por un lobby enmoquetado inundado de luz por las grandes cristaleras (protegidas con lamas de madera) que abren a la calle. Al fondo, casi junto al mostrador de la cafetería encontramos los dos ascensores. Quizá escasos para un edificio tan grande. Siempre que los usamos hemos encontrado gente esperando. Su interior es moderno y luminoso. Paredes la mitad de espejo y la otra mitad de una especie de plástico de color gris claro. Varios carteles con información del hotel y de la cadena.
Las puertas se abren a un largo pasillo a derecha e izquierda en el que se encuentran las habitaciones. Haciendo de pequeño recibidor hay un espejo con una mesa baja sobre la que hay un libro abierto con fotos de hoteles. Moqueta oscura en el suelo, puertas marrones oscuras con luces puntuales sobre las puertas y alguna otra en los laterales del pasillo. Nuestra habitación se sitúa frente una destartalada puerta de un oficio, que destaca tanto por su blanco como por su sucio y golpeado.
Tras la puerta de la habitación, un AC más. Vescom marrón claro en las paredes, suelo de lamas de madera bastante maltratada (arañazos, manchas...) y espacio en general bastante pequeño. En la parte de atrás de la puerta, un espejo de cuerpo entero. El pasillo, corto nos abre a la derecha la puerta de cristal opaco del baño y un paso más adelante el dormitorio. Justo antes, el sencillo display del aire acondicionado (on/off y una rueda con la temperatura) que por mucho que tocamos no conseguimos hacer funcionar. Sin embargo, permanentemente -incluso con el aire en posición off- se escucha un sonido desde la rejilla de retorno de aire, que llega a molestar por la noche.
La estancia es considerablemente pequeña. A la izquierda un largo y alto maletero rematado con un cojín de color tierra. Sobre él un cuadro del puente colgante de Bilbao... (¡¡pero si estamos en Valencia!!). Bajo el mismo, un par de armarios y varios cajones. A continuación un largo escritorio de madera y patas metálicas recibe un gran plasma, varias folletos del hotel y una carpeta metálica con la explicación de los servicios. En el extremo de la mesa junto a la ventana hay una lámpara de mesa, pero no hay enchufe cercano para conectar el portátil. O desenchufamos el plasma, o tiramos el cable desde la mesilla. O desenchufamos el minibar que queda debajo de la mesa. En él se ofrecen dos pequeñas botellas de agua de cortesía.
La cama es blanca, generosamente grande. Vestida con una sábana blanca con algún ribete gris. Bajo ella un suave nórdico. Cuatro almohadas de distinta dureza. Cómoda. Sobre ella un sobre con un bienvenida del director y una cajita con dos bombones. Está empotrada en un cabecero de madera oscura de tres piezas que ya andan situadas a distintas alturas. De él salen dos pequeñas mesillas (no hay espacio para más). En una de ellas un teléfono moderno, el mando de la tele, un block de notas y un bolígrafo. Sobre ellas, dos lámparas de noche que incluyen unas lámparas de lectura dirigibles de gran potencia. Las luces son o todo o nada. Con lo que no hay manera de poder establecer un cierto ambiente personal en la habitación. Sobre ambas mesillas hay disponibles enchufes para los gadets electrónicos.
Entre la cama y el armario que hay junto a ella queda un estrechísimo pasillo que impide acceder a él con comodidad. Dos puertas correderas en madera oscura y metacrilato blanco esconden un correcto armario con zona de colgador, cajones y baldas. Iluminado por dentro con el resto de iluminación de la habitación. En su interior dos confortables albornoces.
La pared del fondo tiene la ventana, enmarcada en madera y protegida por un poderoso foscurit y un visillo blanco. Generosas vistas a la confluencia de las dos avenidas y al puerto. La ventana es doble, lo que aumenta el aislamiento exterior de la estancia de manera espectacular. La insonorización interior sería mejorable. Posiblemente porque además la puerta queda un poco separada del suelo, y por la noche se cuelan no sólo los ruidos sino también la luz del pasillo, llegando hasta el dormitorio.
Junto a la ventana, en la zona donde más desgastada está la madera del suelo, encontramos una butaca de pana marrón y una mesa de centro en metal y negro.
El estilo del baño es el clásico de la cadena. La dimensión, la clásica del hotel: pequeño. Algo abigarrado. Mármol verde en paredes y suelos. Una encimera de cristal opaco con el lavabo. Sobre ella un bote de champú, otro de gel, y otro con loción corporal además de una pastilla de jabón en forma de pelota de golf. Dos toallas pequeñas de mano. Sobre la encimera un espejo con dos luces incrustadas a derecha e izquierda. Bajo la encimera, un ligero armarito de metal y madera ofrece el resto del set de amenities: una gamuza limpiazapatos, unos kleenex, un gorro de ducha, un set dental, un peine, una toalla de baño y un par de zapatillas de felpa. Junto al lavabo un teléfono, un curioso termostato para la temperatura del agua, un espejo de aumento y un potente secador de pelo.
Frente al lavabo, el inodoro. Y junto a él una ancha bañera blanca con mampara de cristal. La ducha, de teléfono, funciona con un brutal caudal y una no menos excelente presión. Despertar asegurado. Dentro de la bañera, una barra de acero sostiene dos grandes toallas de baño. La lencería en general es limpia y de buena calidad y estado.
Por la mañana el desayuno ofrece un variado buffet en un salón demasiado lleno de mesas y con un grupo de gritones orientales. Poca cantidad, pero amplio surtido. Hay zumos varios, fruta, platos calientes (huevos revueltos, judías y bacon), fiambres y quesos, jamón, y miniaturas de bollería tanto normales como integrales. El café se ofrece en una máquina de Nespresso que no da a basto.
En la recepción por la mañana, nos atiende un joven que sólo pregunta por el minibar. Y adiós.
Calidad/precio:
Servicio: 7
Ambiente: 7
Habitación: 6.5
Baño: 8.5
Estado de conservación: 6
Desayuno: 8
Valoración General: 7.5
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