domingo, 5 de junio de 2016

ARTIEM MADRID (MADRID)

ARTIEM MADRID (****)
Juan Pérez Zúñiga 20
28027 Madrid 

Habitación: 312
Fecha de entrada: 12/05/2016
Tarifa: 100€ (AD)

Cuando recibes el email de respuesta a la solicitud de reserva en Artiem Madrid ya notas que aquello puede ser un hotel realmente especial. El todo, las opciones y posibilidades que ofrece, incluso la tipografía transmiten frescura, cercanía y entusiasmo porque acabemos eligiendo esta opción.


El hotel ocupa un edificio moderno de cinco cuatro plantas en tonos grises y verdes pistachos en una zona residencial en el anillo exterior de la M30. Cerca de la zona empresarial de Arturo Soria y no lejos del aeropuerto, rodeado de viviendas en una tranquila calle. Inaugurado a principios de 2016 desde la entrada todo huele a nuevo. Un atrio decorado con cajas de madera y flores nos deja a pie de una enorme puerta giratoria que nos introduce en el hotel. 

Un suave olor como a canela lo envuelve todo. Estamos situados en un recibidor desnudo, en el que destacan los tonos suaves marrones y pistachos, que es como el "emblema" de la casa. Madera clara en el suelo, paredes crudas y techo con las instalaciones a la vista. Delante de nosotros no hay nada. A la izquierda se abre una amplia y tranquila sala de estar con varios sofás, butacas y un enorme buffet de bebidas (zumos, aguas, refrescos, café...) y comidas (snacks, sandwiches, dulces, frutos secos, yogures...) a libre disposición del cliente. Todo gratis y en autoservicio salvo las bebidas alcohólicas. 

Escondido hacia la derecha está el mostrador de recepción. Madera clara, y otra vez el tono verdoso. Dos personas nos atienden detrás. Al principio los trámites son los de siempre: dni, tarjeta de crédito... Pero una vez que nos entregan la llave nos explican de forma simpática todas las opciones del hotel: el gimnasio, la sala de estar, la de desayuno, la música suave y envolvente, la situación de los ascensores... 

Los ascensores, modernos, un punto oscuros, con espejos y con una vitrina con información sobre el hotel funcionan sólo si introducimos la tarjeta de la habitación. Al abrirse las puertas llegamos a un recibidor donde también llega la escalera, como de vecinos. La sensación general es de limpieza, tranquilidad y luminosidad. Las paredes blancas, los suelos de moqueta gris muy suave, y el marrón de las puertas incrementa esa sensación de calma. 

Tras la puerta de la habitación la sensación se incrementa si acaso. Suelo de madera clara y todo lo demás blanco. Un pasillo, con la puerta de cristal del baño a la izquierda nos lleva a una gran estancia que hace las veces de despacho, sala de estar y dormitorio, todo ello rematado por un largo ventanal, con vistas a un amplio, luminoso y tranquilo patio de vecinos. 

Terminado el pasillo lo primero que encontramos a la izquierda es una amplia mesa de trabajo en color negro con patas en madera y un cajón. Sobre ella algunos folletos con información sobre el hotel y de la cadena y un flexo nuevo pero de corte retro. Al lado dos enchufes. Uno para el flexo y otro para una lámpara de pie situada junto a la mesa. La desenchufamos para poder enchufar el portátil. Junto a ella un cómodo sillón de trabajo giratorio y con ruedas en tela verde.A su lado una papelera con tres espacios de distintos colores para fomentar el reciclaje. Justo detrás, el armario, que ofrece sin puerta alguna una larga barra colgador con varias perchas normales. Junto a la barra y tras una puerta oscura, varios estantes y la caja fuerte. Entre el escritorio y el armario, un generoso espejo de cuerpo entero.

El wifi es gratuito en todo el hotel y funciona con eficacia y velocidad.

Delante de la zona de trabajo, sin separación alguna  y a los pies de la cama encontramos un generoso espacio de salón. Un cómodo sofá doble en color gris claro, una gruesa alfombra de pelo en tono crudo, una mesa baja redonda junto al sofá, un largo maletero en madera y negro y un armario con el minibar vacío, completan el mobiliario. Sobre el armario, una botella de agua de cortesía, una bandeja con una brocheta de fruta y una cafetera con varios sobres de café, té y azucar. Colgando de la pared sobre el maletero se dispone un enorme plasma suficientemente grande para verlo tanto desde el sofá como desde la cama que queda situada detrás.

La luz, que se puede manejar desde múltiples interruptores blanquísimos a lo largo y ancho de la habitación es más que correcta para el trabajo, y para ver la televisión. Además permite jugar con distintas configuraciones para crear un ambiente más acogedor. El larguísimo ventanal aparece cubierto por un foscurit colgado sobre raíles que se cruzan en el centro y un leve visillo en tonos grises. Lástima que por los dos extremos de la ventana se cuele la luz de la mañana ya que el foscurit no termina de cerrar del todo en esas zonas.

La cama resulta estupenda. Toda blanca, con cuatro grandes almohadas comodísimas. El colchón es mullido y agradable, igual que la fresca lencería. El cabecero, de madera clara remata en una luz algo amarillenta orientada hacia el techo. De él cuelgan dos potentes brazos de luz direccionables para la lectura en la cama. A ambos lados sendas mesillas de madera a juego con el resto del mobiliario: madera y negro. En ambas hay interruptores para apagar todas las luces de la habitación, y en ambas también hay un par de enchufes disponibles para los aparatos electrónicos con los que viajamos. Una de ellas además ofrece un bolígrafo para tableta, un moderno teléfono y un pequeño block de notas.

Encima de los interruptores de la mesilla encontramos el display del aire acondicionado, para poder manejarlo desde la cama si fuera necesario. Es sencillo, digital y con opción automática. Trabaja eficazmente pero la máquina vibra demasiado y el ruido puede ser molesto por la noche. Y en cualquier caso es molesto en el baño, donde se escucha más la vibración. Salvo esto, el descanso es agradable porque tanto el interior como el exterior del hotel resultan tranquilos. La insonorización también es excelente.

El baño estaca por las paredes blancas que contrastan con el suelo de pizarra negro. Tanto blanco y la iluminación le dan un cierto toque frío y destemplado. A la derecha encontramos una encimera con dos lavabos de curiosa forma piramidal. Los grifos son modernos y de diseño. La encimera ofrece poco espacio para dejar los útiles de aseo. Sobre ella un enorme espejo hasta el techo y un bote anclado a la pared que ofrece jabón de manos.

Frente a la puerta está el inodoro, con escobilla de limpieza a su lado y un toallero con dos toallas de mano. Sobre todo ello, en una repisa de madera se ofrecen las dos toallas de bañera, un espejo de mano de aumento y un completo set de amenities (crema hidratante, crema exfoliante, set dental, peine, set de maquillaje, gorro de baño y esponja lustrazapatos). Falta el champú y el gel de baño que lamentablemente se ofrecen en otro bote anclado a la pared de la ducha.

La ducha se sitúa a la izquierda de la puerta. Es descomunal. Suelo de porcelana negra muy suave y una enorme mampara de cristal que la separa del resto del baño. Dentro, una ducha de teléfono y otra, gigantesca de efecto lluvia, posiblemente lo más impactante de la habitación. Caudal, presión y temperatura son excepcionales. El fenomenal juego de lencería se completa con dos mullidos y modernos albornoces blancos con listas.

Por la mañana, junto a la recepción, en una moderna sala con mesas de madera clara, butacas y sillas en telas verdes y una pared de cristal a un pequeño jardín se ofrece el desayuno buffet. Toda una pared en la que se ofrecen algunos zumos (el de naranja, recién hecho, se sirve directamente en la mesa por el camarero), fiambres, jamón, quesos, sobrasada, fruta pelada y cortada, cereales, generosas piezas de bollería recién horneada y una zona de showcooking donde al momento nos preparan huevos y bacon al gusto. El café, servido en tazas verdes de Ikea es correcto. Sorprende el amplio surtido de panes (junto al que se ofrecen patés y quesos para untar) y un rincón especial para la tradición local: rosquillas de San Isidro (estamos en la víspera de su fiesta).

Luego en recepción el trato es un poco distante. No hay demasiadas preguntas. Las recepcionistas están más pendientes de la conversación que mantienen entre ellas que de nuestra despedida. Nos entregan la factura y nos vamos.

Calidad/precio: 9
Servicio: 8
Ambiente: 8
Habitación: 9

Baño: 8
Estado de conservación:10

Desayuno: 9
Valoración General: 9.5

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