HOTEL HUSA PRINCESA (****)
Princesa 40
28008 Madrid
Telf: 91.542.21.00
www.hotelhusaprincesa.com
Habitación: 1408
Fecha de entrada: 24/06/2014
Tarifa:
Uno de los clásicos de la hotelería Madrileña que es noticia en los últimos días por los problemas financieros por los que atraviesa su matriz. Situado en la zona de Moncloa y convenientemente ubicado para acceder a la zona Universitaria y a las zonas más castizas de la ciudad (Gran Vía, Plaza de España...).
Varios edificios de distintas alturas que ocupan toda una manzana acogen este hotel junto a un Centro Comercial de El Corte Inglés. Su entrada, bajo un ajardinado y enorme pórtico se ubica en una calle trasera sin apenas tráfico. Una puerta giratoria nos lleva al enorme y bullicioso hall que acoge un bar abierto 24 horas, el mostrador de recepción, una zona con tiendas y varios sofás y zonas de estar para los viajeros.
La sensación al entrar es que volvemos a los hoteles clásicos, con un punto rancio y que puede que necesite un lavado de cara. El mostrador de recepción, en forma de sierra, distingue, como en los hoteles de antaño: caja, recepción e información. Tras el mostrador, profundamente desordenado, el trato es excesivamente frío, distante y poco entusiasta. Una vez más recogida de datos, la tarjeta para garantizar los gastos extra, fotocopia del DNI... Nos entrega la llave de la habitación y una contraseña para el wifi, que sólo es válida para un día. El segundo día volví demasiado tarde al hotel, y ya en pijama me di cuenta que no tenía la contraseña para ese día. Llamé a recepción pero me dijeron que tenía que bajar a por ella. Mañana será otro día, pensé. A dormir.
Los ascensores quedan en un extremo de la recepción. De los tres que hay, uno está fuera de servicio "por mejora de las instalaciones", pero no tarda mucho en llegar uno. Dan la sensación de algo anticuados. Sus puertas automáticas se cierran con violencia. El interior algo oscuro y revestido de espejos. Sube rápido hasta la última planta. Al salir, anchos pasillos con gruesa moqueta azul con decoración algo anticuada pero correcta. Paredes oscuras con puertas de madera clara.
Tras la puerta, el espacio es colosal. Un ancho pasillo con un enorme armario con puertas de espejo a un lado y la puerta del baño al otro nos conduce a una gigantesca habitación rematada con dos enormes ventanales con espectaculares vistas de Madrid. No en vano, estamos en el piso 14. Un larguísimo escritorio con dos puestos de trabajo separados por un enorme minibar automático sobre el que se ha instalado un televisor de plasma ayuda a trabajar. Enchufes en ambos lados, un flexo para trabajar en uno de los lados y teléfono en el otro. Sorprende que no haya teléfono en la mesilla, pero con los móviles posiblemente seremos pocos los que sigamos pidiendo llamada de despertar.
Frente al enorme escritorio se dispone la cama. Blanca inmaculada. La lencería es muy correcta. Suave y de tacto agradable. Algo pequeña para ser doble, pero grande para ser individual. Muy cómoda. Sobre ella un enorme cuadro de una princesa a caballo hasta el techo. En el armario hay estupendos cuadrantes para sentarse en la cama a leer, trabajar o ver la televisión. Mesillas a ambos lados con luces sobre ellas aunque no demasiado potentes como para leer bien. Enchufes en ambos lados e interruptores para apagar todas las luces de la habitación.
Entre la cama y la ventana, un sofá doble, que puede hacerse cama y una mesa con algunos libros y revistas sobre el hotel, Madrid y la cadena hotelera. Las ventanas se oscurecen con un potente y amplio foscurit, un visillo y unas poderosas cortinas estampadas a juego con la moqueta clara del suelo, con algunas manchas del paso del tiempo y con el papel pintado de las paredes, en tonos crudos de elegantes rayas. El techo, blanco va pidiendo ya una mano de pintura.
El aire acondicionado está regulado a 23 grados desde recepción, y puede encenderse y apagarse desde la mesilla con un mando. En el interior del armario hay una rueda que permite subir o bajar la temperatura cuatro grados. Es un pelín ruidoso, sobre todo por la noche, pero soportable. La insonorización de la habitación tanto hacia dentro como hacia afuera es envidiable y el descanso se hace agradable.
El baño resulta muy clásico. Algo antiguo quizá. Por un lado el inodoro y el bidet en un espacio propio, aunque no cerrado. Por otro el lavabo incrustado en una enorme encimera de mármol color arena con un gigantesco espejo y una bañera con mampara de cristal. Ofrece algunas amenities envasadas en cartón negro elegante, pero el jabón de manos y el champú/gel de baño se ofrece en sendos botes dispensadores anclados a la pared.
La presión y temperatura en el lavabo es óptima, pero en la ducha aunque la temperatura responde adecuadamente falta mucho caudal y presión y hace que la ducha no sea demasiado reparadora y despejante. Lencería abundante, grande, mullida y con los logotipos propios del hotel.
El desayuno es un jaleo de gente, pero la variedad de productos sorprende gratamente. Tanto el buffet frío, como el caliente y el dulce se presentan directamente a disposición de los clientes. Café Nespresso y atención simpática aunque algo tosca.
Al salir, en recepción más de lo mismo. ¿Minibar? ¿Factura a su nombre?. La misma frialdad y distancia que en la llegada.
Calidad/precio:
Servicio: 5.5
Habitación: 9
Baño: 4
Estado de conservación: 6
Valoración general: 8
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