miércoles, 26 de enero de 2022

TRYP CIUDAD DE ELCHE (ELCHE - ALICANTE)

TRYP CIUDAD DE ELCHE (***)
Avenida Juan Carlos I 7
03203 Elche (Alicante)

Habitación: 510
Fecha de entrada: 13/11/2021
Tarifa:  

En el centro comercial de la ciudad, a un paso de la zona más monumental, en una tranquilla calle recién renovada encontramos este edificio en color gris, cinco alturas y una terraza cubierta, empotrado en una manzana entre viviendas y comercios. La planta baja completamente acristalada de techo a suelo, se abre a la callen dejando ver la recepción, la pequeña cafetería y el comedor en el que se sirven los desayunos. Sendas banderolas azules a cada lado del edificio nos indican la presencia del mismo. Además algunas banderas ondean sobre la puerta principal, protegida con un pequeño techo de cristal. 

Las puertas correderas automáticas, sobre una mullida alfombra nos introducen en un espacio amplio que recuerda mucho a otros hoteles de la cadena. Suelo de mármol color rosado, mobiliario y paredes de madera rojiza brillante y luces algo frías con focos redondos en el techo. A la derecha una pequeña barra semicircular de la cafetería frente a la que hay algunas mesas y sillas altas. Al fondo, las puertas de cristal del salón en el que se sirve el desayuno. A la izquierda junto a los ventanales hay varios juegos de sofás tapizados a rayas. Justo enfrente unas escaleras de mármol algo más oscuro y el poderoso mostrador de recepción que se une con la barra de la cafetería. Protegido con unos metacrilatos ofrece dos puestos de trabajo. 

Nos atiende una simpática empleada que mantiene una conversación con alguien que hay en un despacho ubicado tras la pared del fondo de la recepción. Nos asigna la habitación, nos entrega un cartoncillo para firmar, la clave del wifi que es veloz y gratuito en todo el edificio tras introducir una compleja contraseña. y nos indica el horario del desayuno, ofreciéndonos también la posibilidad de tomarlo para llevar si vamos a madrugar mucho. Aunque el proceso es, como siempre, algo tedioso, se realiza de forma rápida y atenta. A la izquierda encontramos los dos ascensores, uno frente al otro. En el espacio que hay en medio, un espejo hasta el techo recoge el botón de llamada al mismo. En las puertas metálicas automáticas hay algunos carteles con indicaciones sobre la manera de actuar frente al covid. El interior de los ascensores es correcto. Suelo de mármol oscuro y paredes con espejos y madera. Uno de ellos es ostensiblemente más grande que el otro. 

Cuando se abren las puertas accedemos a un pequeño distribuidor. Un pasillo sale hacia la derecha. El otro, al frente. La cartelería que indica la dirección de las habitaciones recuerda la original de la cadena con fondos dorados y números en azul. Moqueta en el suelo, madera clara alicatando las paredes hasta media altura y después un luminoso papel pintado a rayas azules pastel con cierto aire mediterráneo. Las luces del pasillo quizá sean algo frías. Puertas de madera clara, y poderosos pomos dorados con lector de tarjeta que hemos de insertar. 

Tras la puerta, de cuyo pomo interior cuelga un cartel de no molestar y un cuadro con los precios de las habitaciones, el espacio no es muy grande. Suelo de madera nueva recientemente pulida y paredes pintadas en blanco, igual que el techo que en ese primer pasillo es algo bajo con un punto de luz. A la izquierda encontramos la ranura para la tarjeta y un par de interruptores. Algo más adelante la puerta del baño bastante deteriorada y con una placa de metal en la parte inferior para proteger los daños provocados por la humedad del baño. Frente a esta, en la pared de la derecha, hay un espejo con un sencillo marco de madera. Un paso más adelante y entramos en el dormitorio.

Espacio justo y demasiado abigarrado. La acumulación de cosas hace que algunas se vuelvan inservibles. A la izquierda, en la pared encontramos el display del aire acondicionado, que es sencillo: un botón de encendido y apagado, otro para la potencia y una rueda para la temperatura. Eficaz, pero demasiado sonoro. A continuación hay dos camas individuales, vestidas en blanco con dos almohadas cada una. Elegante lencería blanca a rayas que cubre suaves nórdicos. El colchón, aunque es de generoso calibre quizá tenga ya demasiadas noches. Los canapés sobre los que se asientan aparecen recubiertos por una tela azul oscura. Ambas camas se empotran contra un cabecero de madera rojiza que enmarca un trozo de pared cubierta de vescom verde. A cada lado de las camas, sendas pequeñas mesillas de la misma madera y de forma ovalada recubiertas por un cristal. Encima de una de una de ellas, el teléfono. Y sobre la otra, un block de notas y un bolígrafo. Sobre ambas, interruptores para la luz, un enchufe disponible y sendas pantallas de luz, de tulipa negra y luminosidad excesivamente tenue. El juego de luces de la habitación se completa con un frío y potente foco ubicado sobre el escritorio.

A la derecha, el armario, pequeño, con dos puertas de madera clara brillante y pomos dorados en forma de bola. En su interior, en un lado hay un colgador largo con tres perchas antirrobo. En la barra colgadora hay más enganches de percha, que perchas. En el otro lado hay un colgador corto, con cuatro perchas, unas baldas y la caja fuerte. Entre el armario y el escritorio hay un maletero plegable de tijera de diseño castellano antiguo que no pega con el resto del mobiliario. El escritorio, en madera rojiza aparece cubierto por un cristal. Sobre él, un televisión plana algo pequeña. En la pared un dispositivo para conectar el ordenador a la red y un enchufe disponible. También un feo cuadro de motivos vegetales en color mostaza. Bajo el escritorio además de una papelera negra hay una silla de piel verde, que no se puede sacar porque lo impide una incómoda butaca tapizada en colores rojos, verdes y marrones. Bajo la televisión, y tras una puerta encontramos el viejo minibar que aunque funcionando, está vacío.

En la pared del fondo encontramos la ventana que tiene forma de arco de medio punto. El aluminio es excesivamente viejo y no encaja del todo bien por lo que se escucha excesivamente el ruido de la calle. Menos mal que la noche es tranquila. Las vistas dan a la puerta de entrada del hotel y se protege por unas cortinas blancas y unos feos cortinones a modo de foscurit de color chocolate. La insonorización interior no es del todo adecuada y escuchamos los ruidos de la habitación adyacente; la de la calle tampoco. La luz del pasillo se cuela por la rendija inferior de la puerta de entrada. Aún así conseguimos descansar hasta que el ruido de una barredora nos saca del sueño.  

El baño se nota antiguo y sometido y varios procesos de mantenimiento y renovación. Todo él es de mármol claro, a excepción del techo, que es practicable con placas blancas. A la derecha una larga encimera en mármol acoge un lavabo en porcelana blanca y grifería monomando que expulsa excesivo aire junto al agua. Sobre ella un enorme espejo de lado a lado y hasta el techo. Encima dos puntos de hacen demasiadas sombras para el maquillaje. A la derecha un espejo de aumento y un viejo secador de pelo de escasa potencia. Al fondo de la encimera hay dos vasos de cristal azul y un pequeño florero con una planta en tono morado. Cuelga de la pared un bote alargado de jabón de manos. De la encimera, en una barra portatoallas cuelga una de manos, algo viejita. La otra, que sin embargo, es nueva y mullida aparece enrrollada junto al lavabo. Ambas dos, junto con un pie de baño y dos generosas toallas de bañera, situadas en un toallero dentro de la ducha, completan el adecuado set de lencería. 

Frente a la puerta, el inodoro. Y a la izquierda una cabina de ducha que tiene pinta de sustituir a una antigua bañera que ya ha desparecido. Suelo blanco, una mampara de cristal hasta el techo con dos franjas de vinilo, y paredes vestidas con pequeñas teselas en distintas tonalidades de marrón. Dentro, una grifería moderna que remata en una ducha de teléfono de adecuada presión, caudal y temperatura. Dos alargados botes blancos ofrecen gel de ducha y champú.  Quizá la mampara se queda corta y salpica demasiada agua fuera, y quizá por ello la puerta haya tenido que ser reconstruida con una placa metálica en su parte inferior.

Por la mañana en un comedor de fría luz se ofrece un generoso buffet de desayuno que hay que servirse con guantes de plástico por el covid. Platos calientes (huevos revueltos, salchichas y bacon), variedad de zumos, fruta, embutidos y quesos, panes, una nevera con lácteos y una ruidosa máquina de café bastante mejorable. 

Después, en el mostrador de recepción simplemente adiós. 

Calidad/precio: 
Servicio: 7.5
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 7.5
Estado de conservación: 6
Desayuno: 6

No hay comentarios: