Albert Einstein 53-55
08940 Cornellá (Barcelona)
Habitación: 8
Fecha de entrada: 28/06/2017
Tarifa: 78€ AD
Ubicado en medio del polígono industrial de Cornellá. Rodeado de centros comerciales, naves industriales y otros hoteles. A dos rotondas de la autovía que conduce al aeropuerto y a Casteldefells y Tarragona. Una finca rodeada con una verja y grandes árboles recoge un edificio de cuatro plantas, muy típico de la cadena, con paredes de granito rosa y ventanas en aluminio blanco. Una reja automática se abre para dejar pasar al coche y aparcarlo en un enorme parking descubierto que rodea todo el edificio. La puerta de entrada al hotel queda casi oculta en un lateral rodeada de árboles.
Dos puertas correderas automáticas de cristal nos introducen en la recepción. Frente a nosotros hay un pasillo. A la derecha, con ventanas abiertas al jardín, varias butacas modernas en tonos rojos y blancos (como el logo de la cadena) para esperar a clientes o charlar un rato. Algunas plantas y lámparas puntuales. Un pequeño corner ofrece "agua vitaminizada" (con trozos de frutas). A la izquierda queda el restaurante/bar sin apenas paredes que lo separen del resto de la recepción por lo que se escucha el bullicio y la música que viene de allí. Frente a nosotros dos mostradores de recepción. Techo blanco, paredes blancas y azules y suelo porcelánico en blanco y marrón. La tormenta de fuera ha llenado de hojas secas el primer tramo de la entrada. Sensación luminosa, moderna y con un toque juvenil.
La recepción es en madera clara, encimera de cristal y sobre los mostradores unas largas luces rojizas. Tras ellos, una pantalla con publicidad del hotel. Nos atiende una joven morena muy simpática y servicial. Rápidamente nos pide los DNIs (¿para qué sirve ser gold de la cadena?) los escanea y nos da a firmar para que la policía sepa que estamos allí, aunque no se para cometer ningún crimen, pero... es la ley. Nos explica el horario de desayunos y el funcionamiento del wifi que es gratuito y funciona con rapidez en todo el hotel.
Dos pasos más adelante hay un distribuidor con varios totems con folletos del hotel, de la zona y algo de prensa, el ascensor y un par de pasillos. El que va hacia la derecha es el nuestro. El pasillo es algo estrecho. Paredes de color azulado, que contrasta con la moqueta oscura y las puertas en madera clara. Unos pasos más adelante hay un equipo de aire acondicionado bastante ruidoso.
A continuación, entramos en la habitación. El espacio es sumamente ajustado. En la pared de la izquierda hay un espejo estrecho y alto, una televisión plana enmarcada con madera y con varios folletos del hotel debajo y en la esquina del fondo junto a la ventana un armario sin puertas con varias baldas -en una la bolsa de la lavandería- y un colgador de ropa con varias perchas de plástico negro.
A la derecha está la cama, la típica de la cadena. Canapé negro; suave colchón; ligero, pero asfixiante nórdico y dos cómodas almohadas. Grande para ser individual y algo pequeña para ser doble. A un lado una estrecha mesilla con un enchufe. Al otro una mesilla más generosa con el teléfono, y algunos folletos del hotel. El cabecero es de madera clara, en el que hay incrustadas dos lámparas alargadas. No dan demasiada luz para leer, pero al menos hacen cálido el ambiente. Sobre la cama, un enorme cuadro en tonos grises.
En la pared del fondo está la ventana, de aluminio blanco y doble, lo que insonoriza muchísimo del parking que hay allí mismo. La ventana tiene un estor y por delante, una cortina color marrón. Ninguno de los dos consiguen parar la luz de la mañana, que se cuela con cierta intensidad al amanecer. Bajo la ventana hay otra cama, que recogida puede hacer las veces de gran mesa de trabajo. En el armario hay una silla metálica plegada para cuando la mesa está extendida. Junto a ella, dos enchufes disponibles.
La insonorización no es excepcional y molesta bastante una puerta que hay junto a la habitación que se abre y se cierra varias veces durante la noche (debe ser un almacén, o el acceso del personal...). También se escuchan mucho los pasos por el pasillo e incluso algunas voces de la recepción.
El baño es pequeño. Porcelana gris en el suelo, algo trabajada y no impecablemente limpia. Porcelana blanca en las paredes. Luz escasa, sin ningún efecto. A la izquierda, un pequeño lavabo blanco con una grifería que parece de plástico en una pequeña encimera. Sobre él, un espejo alto. Un secador de pelo de escasa potencia, dos vasos de plástico y un bote anclado a la pared con el jabón (que es jabón, champú y gel a la vez). La temperatura del grifo es adecuada pero la presión y el caudal son algo escasos.
A la derecha, el inodoro, con la cisterna empotrada en la pared, lo que deja una pequeña repisa para complementar la encimera y una papelera blanca. Frente a la puerta, la ducha, protegida con una mampara de cristal recubierta con un vinilo. Suelo blanco. La grifería de la ducha es también como de plástico. Junto a ella, otro bote como el del lavabo con jabón-gel-champú. La temperatura es fenomenal, pero la presión y el caudal sin ser malos no son para tirar cohetes. La lencería de baño se resume a dos toallas y una alfombrilla de baño. Algo viejitas y desgastadas.
Por la mañana, en el restaurante se sirve un desayuno buffet corto de servicio (cada uno ha de apuntar en una tabla si consume o no el desayuno), de productos (bollería, yogur, fiambres, una tortilla de patata precongelada, algo de pan, mantequillas, mermeladas algo de cereales, zumos (de bote) y unas máquinas que sirven buen café -con tazas de porcelana y vasos de cartón para llevarte-) y de calidad.
En la despedida, hay que volver a dar los datos fiscales para la factura (¡cómo si fuera la primera vez que dormimos en la cadena!). Al menos son simpáticos aunque algo lentos.
Calidad/precio: 7
Servicio: 7
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 6
Estado de conservación: 7
Desayuno: 5.5
Valoración General: 6.5
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 6
Estado de conservación: 7
Desayuno: 5.5
Valoración General: 6.5
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