Cuando emprendas tu viaje hacia Itaca debes rogar que el viaje sea largo, lleno de peripecias, lleno de experiencias.
viernes, 6 de mayo de 2016
AC HOTEL BADAJOZ (BADAJOZ)
AC HOTEL BADAJOZ (***)
Avda de Elvas s/n
06.006 Badajoz
Habitación: 139
Fecha de entrada: 25/04/2016
Tarifa:
Un insulso edificio de tres alturas y de mal envejecer en tonos rosados acoge el AC de Badajoz, a las afueras de la capital junto a la zona Universitaria, Hospitalaria y delante de un Centro Comercial en la antigua carretera hacia Portugal. La puerta principal se sitúa en una tranquila plaza arbolada. Dos puertas correderas de cristal nos introducen en el recibidor. Ancho y largo. suelo de mármol claro, paredes de madera clara, techos blancos. A la izquierda el bar, tranquilo. A la derecha una pequeña zona de trabajo con mesas y sillas. Antes del mostrador de recepción, que está frente a la puerta, sobre una tupida alfombra gris, hay una enorme butaca. El espacio resulta tranquilo, y aunque funcional, bastante acogedor.
La recepción es la clásica de la cadena. Un enorme mostrador oscuro, algo desordenado con dos puestos de trabajo en cada uno de los extremos. Detrás, una pared en tonos verdes oscuros azulados. Una maceta en uno de los extremos. Tras el mostrador, la recepcionista contesta un correo. Tenemos que esperar hasta que lo termina, debe ser urgente. Luego, cuando ya está con nosotros, es todo simpatía. Encuentra la reserva al instante, sabe que somos gold del programa de fidelidad de Marriott, y nos dice que nos va a ofrecer una habitación con una cama king size de 2x2 que tiene disponible. No hace falta contarle más, ni DNI, ni tarjeta de crédito. Nos da la tarjeta que hace de llave de la habitación, la clave del wifi, gratuito y bastante rápido en todo el hotel y nos explica los horarios de desayuno y cena.
A la derecha del mostrador junto a los ascensores hay unas estanterías con productos a la venta tanto de limpieza como de higiene y alimentación y bebidas. Los ascensores, dos, son modernos, estrechos y algo oscuros; sin espejo, con unos carteles de publicidad de Marriott.
Al llegar al primer piso se abren puertas por ambos lados. Una da a las escaleras, la otra a un pequeño recibidor donde está la entrada al restaurante y justo enfrente una puerta que lleva al pasillo de las habitaciones. El pasillo da una extraña sensación de agobio: es estrecho, quizá demasiado, y está escasamente iluminado, ya que los puntos de luz que hay sobre las puertas de las habitaciones dejan demasiadas áreas de oscuridad. Paredes en gris claro y suelo de moqueta en un tono parecido tirando a verdoso. Puertas claras con manivelas brillantes y la cartelería en gris plata y verde. Lo típico de la cadena.
Tras la puerta, sin sorpresas. Madera barnizada en el suelo con lamas alargadas que ya conocemos de otros AC, y las paredes en vescom claro. La sensación es de calidez monótona. Detrás de la puerta queda el armario, de puertas que combinan la madera y el cristal opaco. Pequeño. Es tan estrecho que las perchas hay que colgarlas de frente. Cuatro perchas sobre dos colgadores y una estantería de cristal. Nada más. Tampoco cabe, claro. Frente a la puerta de entrada está la puerta de cristal del baño. Y hacia la derecha un corto, pero ancho pasillo, nos lleva al dormitorio.
Tampoco en él hay sorpresas, quizá destaque lo amplio del espacio. Un largo y alto maletero rematado con un cojín de piel negra. Bajo el mismo, un par de armarios y varios cajones. A continuación un pequeño mueble acoge el minibar, de caro surtido, y una nueva televisión de plasma. En el hueco que queda hasta la pared del fondo, un escritorio de madera clara, bastante destartalado. Cuando nos apoyamos en él parece que se va a caer. La silla sin embargo es más moderna. No muy cómoda para trabajar, pero al menos es nueva. Sobre el escritorio, un bade negro y la carta del room service. Incrustado en el mismo hay un flexo de escasa potencia para la lectura, que además debemos desenchufar si queremos enchufar el portátil a la corriente ya que no hay otros enchufes disponibles.
La cama es enorme. De 2x2. Blanca, con sábanas y mantas y cuatro almohadas de distintos grosores y durezas. Cómoda sin más. Está empotrada en un cabecero de madera clara con dos mesillas en color negro metálico. En ellas, un teléfono, el mando de la tele, un libro sobre Badajoz, un block de notas y un bolígrafo. Sobre ellas, dos lámparas de noche que incluyen unas lámparas de lectura dirigibles de gran potencia. Las luces son o todo o nada. Con lo que no hay manera de poder establecer un cierto ambiente personal en la habitación. Bajo una de las mesillas hay un enchufe para el móvil.
La pared del fondo tiene la ventana. Junto a ella una butaca negra de piel con brazos metálicos y una mesa redonda de centro también en negro metálico. La ventana está encuadrada en un marco de madera, que recoge el foscurit y el visillo. La ventana da a una esquina de la avenida principal, algo ruidosa, pero la insonorización de esta ventana es formidable. No así la ventana del baño, que cierra mal y deja pasar tanto el ruido exterior como el frío/calor de la calle. Para colmo, esta ventana sólo se protege con un stor que no impide el paso de la luz, y al ser de cristal la puerta del baño, por la mañana, la luz lo llena todo. La insonorización general del hotel también requiere una revisión porque se escucha demasiado el pasillo y las voces en las habitaciones contiguas.
El aire acondicionado funciona desde un display sencillo con una rueda de selección de la temperatura y un mando para la potencia. No hay función automática, y aunque no es muy ruidoso no notamos que la elección de temperatura realmente esté a nuestra disposición: deben controlarla desde recepción.
El baño es enorme, y está semi adaptado para minusválidos. Al menos eso indican las dos grandes barras que encuadran el inodoro. Lo más sorprendente es su enorme ventana al exterior, a la avenida de Elvás. Mármol verde, un inodoro, un bidet, un lavabo de cristal, cuyo grifo está demasiado pegado al mismo, dejando poco espacio para poner las manos debajo del chorro. Sobre la encimera del lavabo dos toallas pequeñas de mano, el jabón de bola de golf, un bote de champú y uno de gel. Encima de ella un espejo iluminado a ambos lados, y colgando dos toallas de lavabo. Junto a ella, una pequeña mesita de ruedas ofrece dos toallas más, un gorro de ducha, unos kleenex y un lustrazapatos.
El conjunto lo completa una enorme cabina de ducha con una mampara de cristal. El teléfono de la ducha es un poco "antiguo" pero funciona perfectamente. Temperatura, caudal y presión de sobra. La lencería incluye además de lo mencionado un pie de ducha y dos enormes toallas. Blancas, con el logo de la cadena, modernas y bien cuidadas.
Por la mañana el desayuno ofrece un variado buffet. Poca cantidad, pero amplio surtido. Hay zumos varios, fruta, platos calientes (huevos y bacon), fiambres y quesos, y miniaturas de bollería. Hay un par de concesiones a lo local con un bizcocho y unas rosquillas típicas. El café, de Nespresso.
En la recepción por la mañana, de nuevo simpatía y celeridad en la gestión. Nos preguntan por el minibar, pero también por el descanso y por la continuación de nuestro viaje.
Calidad/precio:
Servicio: 8.5
Habitación: 6.5
Baño: 8.5
Estado de conservación: 6
Valoración General: 7
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