miércoles, 20 de mayo de 2015

NOVOTEL CAMPO DE LAS NACIONES (MADRID)

NOVOTEL CAMPO DE LAS NACIONES (****)
Amsterdam 3 
28042 Madrid

Habitación: 543
Fecha de entrada: 11/01/2015
Tarifa: 92€ (Alojamiento y Desayuno)

Situado a dos pasos de Ifema rodeado de edificios corporativos del Campo de las Naciones. En una zona en la que es fácil aparcar de noche. Casi imposible de día. Bien comunicado con el aeropuerto de Barajas, por carretera, una parada de metro y un shuttle gratuito que ofrece el hotel cada 30 minutos. Un enorme edificio de cinco plantas en forma de U se divide entre el Novotel y el Pullman (de la misma corporación pero de mayor categoría). Una "callecita privada" ajardinada permite el paso de vehículos para descargar el equipaje y el aparcamiento del shuttle hacia el aeropuerto.

La recepción es amplia. Luminosa por el suelo blanco y la luz artificial, quizá algo fría, que envuelve el espacio. Algo desangelado y pidiendo quizá una renovación. A la derecha una zona de juegos para los niños (con una wii y una psp), los ascensores y al fondo un business corner con dos Macs a disposición de los huéspedes. A la izquierda, una zona con sofás y un poco elevado el bar - cafetería junto a la entrada del restaurante. Enfrente el mostrador de recepción, muy amplio, quizá demasiado ancho y en madera clara algo ya deteriorada, junto al pasillo que lleva a los salones del salón. Entre medio, algunas jardineras con plantas artificiales dan un toque un poco rancio al espacio.

En la recepción la atención es rápida. Aquí si que debe funcionar lo de la tarjeta de fidelidad. Introducen nuestro DNI en el ordenador y rápidamente nos ofrecen la tarjeta de la habitación con la clave del wifi gratuito y veloz y un par de hojas para firmar el parte del viajero. Quizá el trato sea demasiado mecánico y frío. Hay gente detrás esperando... Cualquier día, la llave nos la dará una máquina.

Frente al mostrador de recepción encontramos los ascensores. Cuatro. De corte moderno pero algo deteriorados. Con un espejo al fondo y un montón de carteles con información sobre el hotel: horario del shuttle al aeropuerto, carta del restaurante, horarios de bar y cafetería... La salida del ascensor es a un pequeño recibidor enmoquetado en tonos oscuros. Un espejo con una mesa con flores artificiales y una máquina para limpiar los zapatos. La ventana, da a la piscina, situada sobre la recepción en el centro de la U que forma el edificio. Unas puertas de cristal nos separan del pasillo de las habitaciones. 

Sigue la moqueta oscura, las paredes en un amarillento claro y las puertas de marrón. Pesadas. Mucho. Tras ellas un corto y estrecho pasillo que deja a la derecha, justo detrás de la puerta un par de tablas que sostienen una barra a modo de perchero, una balda encima y dos estanterías. Sin puerta. En la balda superior dos almohadas de las normales envueltas en plástico. A la izquierda la puerta, blanca, del baño. Un paso más adelante entramos en el dormitorio. Es amplio. A la derecha una columna en madera recoge el minibar de precios astronómicos, la caja fuerte y una repisa iluminada en la que se ofrece un set de café de cortesía (infusiones, café, azúcar y un hervidor). A la izquierda la cama. A sus pies un soporte de madera con varios folletos del hotel y de la cadena y sobre este una televisión plana. Junto a él, un maletero de madera y el escritorio, cómodo, con una lámpara de trabajo incrustada, con una parte móvil de madera clara para poder girarla con unas ruedas y trabajar contra la luz de la ventana, una cajonera y dos enchufes para el ordenador y demás artilugios electrónicos.

A continuación de la mesa, una gran ventana que ocupa de lado a lado la pared, con vistas a la piscina y la puerta principal del hotel. Sólo se puede abrir unos dedos, dice que por motivos de seguridad. Se protege con un estor automático muy tupido y con un visillo. El estor acaba justo en el marco de la ventana y eso hace que por la mañana entre un poco de luz. Entre la ventana y la cama se dispone un sofá doble en tonos marrones, no muy cómodo, pero grande, y que en caso de necesidad se puede convertir en cama doble para las familias con niños.

La cama es la clásica de la cadena. Vestida con un nórdico en blanco roto y arena. Doble. con unas infernales almohadas muy al gusto francés (pequeñas, cuadradas y duras). Menos mal que en el armario hay otras "al gusto español". La cama es cómoda. Quizá el colchón podría ser un poco más consistente. Las sábanas tienen un punto áspero. Pero el descanso es correcto. A cada lado de la cama dos minúsculas mesillas incrustadas en el cabecero de madera, que también tiene incrustadas dos apliques de luz de noche. Un enchufe, varios interruptores para la luz, y otros para subir y bajar el estor de la ventana. Sobre una de las mesillas, casi ocupándola entera el teléfono, un block de notas y un lapicero. 

La insonorización exterior es buena, quizá porque la zona es muy tranquila por la noche. Pero también la interior. Las pesadas puertas aislan bastante. El aire acondicionado se maneja desde un sencillo display digital, aunque permite manejar la temperatura esta tiene un rango a partir del cual no varía. O sólo frío o sólo calor. Demasiado ruidoso para dormir con él encendido.


El baño es muy luminoso. Alicatado con baldosas cuadradas blancas y verdes claras. A la izquierda de la puerta el inodoro; a la derecha el lavabo que a la vez es encimera en color arena clara. El grifo monomando funciona perfectamente. Sobre él, un espejo iluminado a ambos lados y un espejo de aumento. En la encimera, sobre un artilugio de plástico se presentan las amenities de la cadena: gel, champú y una pastilla de jabón. Nada más. Dos vasos de plástico envueltos en plástico y un dispensador de pañuelos de papel. 

Enfrente de la puerta, la ducha. Amplia. Con una mampara de cristal de techo a suelo. Con una enorme alcachofa de teléfono que derrama el agua con potencia y caudal suficiente. Dentro de la ducha un toallero para las dos toallas de baño que se ofrecen. Grandes aunque un poco finas y quizá un punto desgastadas. Además, junto al lavabo hay dos toallas de mano. 

Por la mañana el buffet del desayuno se sirve desde las 6.30, cosa que agradecemos los madrugadores. El surtido es muy variado. Platos calientes (huevos, bacon, chorizos, salchichas, tortillas...) que elabora un simpático cocinero allí mismo mientras saluda a los clientes. Fiambres y quesos curiosamente cortados. Y un variado de bollería crujiente recién horneada. Zumo de naranja natural y varias máquinas de café bastante correcto. 

En la recepción, al irnos, lo mismo que al llegar. Minibar y poco más. No en vano, la cadena, en algunos hoteles ya ha sustituido a los recepcionista por unas máquinas que ofrecen las llaves y la información necesaria.  

Calidad/precio: 7
Servicio: 7
Habitación: 8
Baño: 8
Estado conservación: 7.5
Valoración General: 7.5

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