domingo, 15 de noviembre de 2009

HOTEL MONTE CARMELO (SEVILLA)



HOTEL MONTE CARMELO (***)
Virgen de la Victoria, 7
41011 Sevilla
Telf: 954.279.000
Fax: 954.271.004

montecarmelo@hotelesmonte.com
www.hotelesmonte.com

Habitación: 407
Fecha de Entrada: 12/11/2009
Tarifa: 59€ (Sólo alojamiento)

El alcalde de Sevilla debe pensar que en el Barrio de Los Remedios hay un tesoro y se ha puesto a buscarlo con todo el afán del mundo. Parece que nadie le ha dicho que su tesoro está en la gente, pero él sigue levantando calles como un loco. Por eso llegar hasta el hotel Monte Carmelo puede ser una aventura hasta que alguna excavadora de con el preciado cofre. Menos mal que el mozo de la puerta está al quite y que incluso se ofrece a aparcar nuestro coche en el hueco junto a vallas y materiales de obra que pueblan el tramo de calle en el que se levanta el hotel.

Un edificio recientemente remozado en su exterior, en el que dominan las placas de granito gris roto por numerosas ventanas y unas coquetas terrazas en la última planta. El mozo se anticipa a todo, y ya nos sorprende que nos llame por nuestro nombre cuando hacemos ademán de entrar en el hotel y se hace cargo de todo nuestro equipaje. Tras la puerta de cristal hay que descender seis o siete escalones para llegar a la recepción. Allí Esther nos recibe por nuestro nombre. Nos pregunta por nuestro viaje y nos dice que tenemos cara de cansados y que por eso han preparado ya todo para nosotros. Nos entrega la llave, el bienvenida y un papelito con nuestra contraseña personalizada para acceder al Wifi de alta velocidad. No hacen falta tarjetas de crédito, ni DNIs... Si ya tienen los datos. Claro. La tarde anterior nos ha escrito diciendo que como ellos siguen la política de "mejor tarifa disponible", habían cancelado una tarifa de las mejores y me la habían asignado a mí... Todavía no se lo que hay al otro lado del ascensor, pero chico, la cosa promete.

En un pequeño y algo antiguo ascensor subimos con el mozo hasta la cuarta planta. Mientras nos explica las obras del barrio, y que van a durar unos cuantos meses más. Seguro que al final, son para bien y queda un barrio precioso. Los pasillos resultan un tanto anticuados. Colores amarillos en las paredes, moquetas en el suelo para amortiguar pasos y ruedas pero luces algo frías y "hospitalarias".

Tras la puerta la planta de la habitación resulta curiosa. Hace una especie de U. Destaca el suelo de madera impecablemente limpio e impecablemente nuevo. Paredes amarillas, techos blancos y cortinas pesadas en color azul. A la derecha la puerta el baño, a continuación un estrecho armario ropero con puertas de espejo. Enfrente un perchero de pared para colgar abrigos. De frente y en el segundo tramo de la U además de un galán de noche muy completo, un maletero, dos butacas con una mesa de centro hay un enorme armario ropero, también de puertas de espejo y a cada lado dos enormes balcones con acceso a unas coquetas pero desaprovechadas terrazas con curiosas vistas sobre el barrio. En el último tramo de la U, se abre el dormitorio.

El espacio es suficiente para acoger una cama vestida con una colcha amarilla muy limpia, un cabecero color azul pastel algo hortera con dos mesillas a juego desde las que se puede apagar toda la habitación y con enchufes para cargar los ingenios electrónicos con los que viajamos. A los pies de la cama, delante de un espejo y en el mismo tono pastel un escritorio de tamaño adecuado con una lámpara de trabajo, enchufes suficientes para el portátil, wifi gratuito de velocidad sorprendente y un platito con dos deliciosos bombones. Junto a la mesa un algo viejo minibar y un televisor que pide a gritos su renovación.

La cama resulta confortable hasta decir basta. Sábanas suavísimas que parecen lavadas en casa y no en una lavandería industrial, colchón mullido. El aire acondicionado funciona correctamente y sin percibirlo. Las enormes y pesadas persianas de las terrazas impiden el paso de la luz que durante el día llena por completo la estancia. La insonorización hacia fuera con ellas está conseguida plenamente y hacia dentro no escuchamos ni un sólo ruido en toda la noche.

Se agradece poder descansar así. Sin duda. Pero lo que más nos sorprende es que cuando llegamos a la habitación después de cenar, nos han hecho la cobertura, han colocado un mullido albornoz en el baño, zapatillas de noche al pie de la cama, han repuesto los dos bombones que nos comimos y además sobre la mesa de centro junto a una de las terrazas han colocado una bandeja con fruta, pastelitos una botella de agua y un vaso de leche... Eso si que es "my home away home" que alguna cadena americana predica como slogan pero no se si practica...

El baño es pequeño de tamaño. Y algo hortera en su decoración. Mármoles rosas en paredes y suelo. Limpísimo hasta decir basta. El lavabo dispone de caudal y presión algo justas, pero la ducha no perdona y tanto el caudal como la presión y la temperatura son espectaculares para conseguir despertarnos después de una noche de jueves bien temprano. El set de amenities es increíblemente completo para un hotel de esta categoría (kleenex, jabón, set dental, de afeitado, costurero, gorro...). Igual que el conjunto de lencería empezando por el albornoz y pasando por las enormes, abundantes y mullidas toallas.

Por la mañana se olvidan del minibar. Sólo les importa si hemos descansado, si necesitamos un taxi y al final, cómo queremos pagar. La factura ya está preparada, así que sólo queda entregar la tarjeta de crédito. Mientras el mozo, que a temprana hora ya está dispuesto en la puerta se encarga de llevar nuestras maletas al coche entre medio de montes de arena, tierra y cemento... Aunque el alcalde siga sin encontrar el tesoro, volveremos.

Calidad/precio: 9
Servicio: 10
Habitación: 9
Baño: 8.5
Estado conservación: 8
Valoración General: 9

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