miércoles, 13 de noviembre de 2024

EUROSTARS MÁLAGA (MÁLAGA)

EUROSTARS MÁLAGA 
Héroe de Sostoa 17
29002 Málaga
76127 Santiago de Querétaro

Habitación: 530
Fecha de entrada: 6/09/2024
Tarifa: 

Ubicado a dos minutos a pie de la estación del AVE María Zambrano, en una amplia avenida llena de bares y comercios. El hotel se ubica en un edificio exento, de seis alturas con fachada de cristal oscuro junto al feo edificio de la Hacienda Tributaria. Entre ambos edificios hay un carretil de acceso para los vehículos (buses, coches...) que vayan a dejar viajeros al hotel. Allí mismo además, hay, protegidas por unas mamparas de cristal sendas terrazas del bar y el restaurante del hotel.

Tras una mullida alfombra con el logo de la cadena dos puertas automáticas de cristal se abren para dejarnos en un enorme espacio que se expande hacia los lados. Hacia la derecha, y oculta por unos biombos un bar que está cerrado. Hacia la izquierda el restaurante y desayunador. De frente el mostrador de recepción en forma de L. Sobre él tres pantallas de ordenador de los puestos de trabajo que atienden detrás. Además alguna información sobre la cadena, un grifo con agua de cortesía y un bote con chucherías. Nos atiende un joven que tiene problemas gestionando nuestra documentación por lo que el proceso se alarga más de la cuenta. Por fin, nos ofrece una tableta electrónica en la que hemos de firmar y nos entrega la llave de la habitación, gris con el logo del hotel, en un cartoncillo en el que además está impresa la compleja contraseña del wifi que funciona bastante bien en todo el establecimiento. La sensación es de cierta modernidad, y también de algo de jaleo porque nuestra llegada coincide con la de un grupo oriental. 

A la derecha de la recepción, dos ascensores de puertas automáticas. Su interior, algo estrecho dispone de algo de información sobre el hotel así como un espejo en la pared del fondo. Las puertas se abren a un amplio distribuidor de luminosas paredes blancas y de moqueta en tonos grises oscuros. Por el pasa hacia derecha e izquierda un largo pasillo muy iluminado, con potentes luces y puertas de las habitaciones en blanco con una gran manilla de metal en la que se inserta la tarjeta de la habitación.

Tras la puerta, todo es blanco y luminoso. Se nota en algunos pequeños detalles (pintura, rodapiés, tarjetero...) que el hotel ha sido renovado recientemente. Paredes pintadas en gris y blanco y suelo de madera muy clara y agradable. A la izquierda de la puerta la ranura para activar la luz y a continuación un par de interruptores negros (a juego con el resto de la habitación). Después, una gran puerta, también blanca que da acceso al baño, y a continuación, y antes del dormitorio un espejo de cuerpo entero con un marco negro muy fino. Justo enfrente, a la derecha de la puerta, un armario en madera blanca sin puertas, con una zona de baldas bajo la que encontramos el minibar con un surtido de aguas y refrescos, una zona con cajones, y otra de colgador. Además allí se ofrece una bandeja con un hervidor, varios juegos de café y te y unas tazas. Esa zona está iluminada con dos puntos de luz en el techo de luz bastante fría. 

A continuación, el dormitorio resulta de tamaño generoso. A la derecha hay un armario en forma de expositor con una generosa pantalla plana y una guía de los hoteles de la cadena. Antes de la ventana, enorme, que ocupa toda la pared del fondo, hay una estrecha y pequeña mesa de trabajo, de mármol blanco y metal negro. Sobre ella un moderno flexo de metal negro y algunos enchufes en la pared. Por debajo una papelera con bolsa de plástico y una incómoda silla de madera tapizada en rojo. 

La enorme cristalera del fondo, en aluminio negro con una gran ventana practicable del todo llena de luz la habitación y ofrece vistas a los tejados de la Agencia Tributaria aquí, a la estación del AVE un poco más allá, y a las montaña de Málaga al fondo. Hacia un lado todavía se pueden ver algunas de las grúas del puerto. Bajo la ventana hay una incómoda silla de plástico en color fresa y una mesa redonda en color azulado. Un foscurit y un visillo en blanco tratan de impedir, sin éxito, que la luz no se cuele en el dormitorio. 

A la izquierda, la cama. Enorme. Un canapé recubierto con una tela de color arena recoge un colchón de buen calibre vestido con una simple sábana y cuatro almohadas de distinta dureza. A los pies hay un largo maletero tapizado en piel azul y con patas finas metálicas. A cada lado de la cama sendas mesillas, a juego con el escritorio (mármol blanco y metal negro). Sobre una de ellas un teléfono de corte moderno, sobre la otra el mando a distancia de la televisión. Sobre ambas dos apliques de luz, anclados a la pared en tonos arena que crean una agradable sensación lumínica, que resulta algo escasa para leer en la cama. También distintos tipos de enchufe, incluidos algunos USB. También junto a la televisión hay otro enchufe USB.

En la pared restante un moderno display para manejar el aire acondicionado. Tiene función automática y funciona perfectamente y de forma poco ruidosa. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es bastante mejorable. Se oyen los movimientos de las habitaciones contiguas y algunas voces en el pasillo (aunque el hotel resulta tranquilo).

El baño resulta de tamaño correcto. Porcelana azul en el suelo, y un alicatado hasta el techo en las paredes con teselas en distintos tonos de azul. Frente a la puerta, una encimera de cristal acoge un lavabo amplio, con el grifo monomando situado demasiado atrás, lo que hace incómodo el lavado de las manos. Escaso caudal y demasiado aire entre medio. Sobre la encimera dos vasos de cristal y una caja negra de plástico con pañuelos de celulosa. Anclados a la pared un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante y sobre ellos un secador de pelo de buena potencia y un espejo de aumento. Encima de la encimera, un enorme espejo enmarcado en madera negra. En la parte superior del marco hay incrustadas cuatro bombillas de luz, que iluminan poco acertadamente el espejo. Detrás de la puerta un bidet con tapa y un inodoro, ambos en porcelana blanca. El inodoro está algo suelto del suelo y al sentarnos se balancea. 

En el lado derecho encontramos la cabina de ducha. Con suelo de tacto muy agradable y pared en porcelana blanca. Una mampara de cristal de la que cuelgan dos enormes toallas de baño con el logo de la cadena protege la salida de agua. En el interior una buena grifería con dos terminaciones: teléfono y efecto lluvia. Lástima que la regadera de efecto lluvia quede demasiado baja y no pueda subirse en altura para los que somos de gran tamaño. Falta algo de presión aunque el caudal y la temperatura resultan correctas. Además de las dos toallas de la ducha, hay dos de manos que cuelgan a cada lado de la encimera y un pie de ducha. Todo el juego es de excelente tamaño, calidad y acabado. 

El restaurante del desayuno, algo bullicioso y con mesas algo endebles, sirve por la mañana platos calientes (huevos, bacon, tortillas, revueltos...), zumos naturales, fiambres, embutidos y quesos de buena calidad, variedad de panes, crujiente bollería, algunos productos típicos de la zona... Varias máquinas de café ofrecen un café bastante aceptable en unos modernos mugs de desayuno personalizados para la cadena.  

Después en la recepción, simplemente decir adiós sin demasiados alardes de atención..

Calidad/precio: 
Servicio: 7
Ambiente: 7.5
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8
Valoración general: 8

martes, 29 de octubre de 2024

FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA AIRPORT (BARCELONA)


FOUR POINTS BY SHERATON BARCELONA AIRPORT (****)
Carrer de Cataluña s/n
08840 Viladecans (Barcelona)

Habitación: 325
Fecha de entrada: 25/10/2024
Tarifa: 153€ AD

Sobre una de las rondas de la entrada sur a la ciudad, no lejos del aeropuerto, en medio de un enorme parque industrial, comercial y empresarial, sin otras construcciones alrededor, rodeado de jardines y fincas esperando su desarrollo descubrimos este edificio moderno, de 10 plantas, con grandes ventanales todo recubierto de unas largas y verticales lamas de acero corten que le dan un peculiar aspecto. Junto a una gran rotonda, y a una zona de aparcamiento encontramos la entrada a este nuevo y moderno establecimiento.

Dos puertas de cristal enormes, correderas, automáticas, con una mullida alfombra con el colorido logo de la cadena nos sumergen en una larga y enorme recepción. Por delante de nosotros, techo muy alto del que cuelgan grandes luminarias redondas de metal y bolas de cristal blanco. En el mismo espacio y con livianas separaciones con algunas estanterías y macetas encontramos a la izquierda el mostrador de recepción, una tienda de conveniencia con productos de alimentación y bebidas, la enorme barra del bar, y la barra en la que por la mañana se presenta el desayuno. A la derecha varios sofás para la espera y la tertulia, mesas comunales para el trabajo, y a continuación un largo espacio de mesas y sillas para el bar y restaurante rematadas al final por una enorme pantalla de televisión. Mucha madera natural, y luz abundante que entra por los enormes ventanales que dan a la calle principal, recubiertos por unos suaves visillos en gris. La sensación es moderna, nueva, tranquila aunque algo bulliciosa.

Tras el mostrador, algo desordenado dos puestos de trabajo, con dos personas. Al fondo, algunas estanterías con jarrones, luces indirectas y algunos logos de la cadena. Sobre el mostrador unas pantallas en unos metacrilatos giratorios sobre los que trabajan los empleados en las tareas de registro. Nos atiende un joven algo frío y distante que nos pide la documentación, la procesa, y nos solicita el pago por adelantado, cosa que rechazamos. Nos entrega el cartoncito con las llaves de la habitación y un papel con la descripción de los servicios del hotel. 

Volvemos sobre nuestros pasos para llegar a un pequeño recibidor donde terminan los dos ascensores del edificio. Aunque son grandes, modernos, metálicos, con voces interiores que avisan del piso al que se llega, con botonadura metálica, puertas automáticas, buena iluminación y espejo en la pared del fondo, son claramente insuficientes para un edificio tan grande. Menos mal que en esa pared de madera natural que recoge los ascensores hay también, casi disimulada, una puerta que da acceso a las escaleras.

Los ascensores se abren a un pequeño hall a partir del que corre, a derecha e izquierda el pasillo de las habitaciones. Muy iluminado, quizá con luz demasiado fría. moqueta en tonos azulados en el suelo, paredes totalmente cubiertas de bonita madera natural, cartelería en negro junto a las puertas con los números de las habitaciones. Las puertas disponen de una zona de lector para la tarjeta, que se ilumina en verde al acercarla y de un pomo metálico en negro de corte moderno. 

Tras la puerta, dejamos atrás la moqueta del suelo para acceder a una bonita y cuidada madera natural. A la derecha, los botones para encender las luces, y por delante un pequeño pasillo en el que encontramos a la izquierda dos perchas pequeñas incrustadas en la pared, un espejo de cuerpo entero y la puerta del baño, de madera corredera. Paredes en blanco al igual que el techo. Sensación de modernidad, calma y sobre todo novedad.

Un paso más adelante accedemos al dormitorio. De tamaño más bien pequeño. Todo queda demasiado amontonado. A la derecha un pequeño armario que recoge el minibar, una caja fuerte y una bandeja con un hervidor de agua, dos tazas, una botella de agua de cortesía y unos juegos de café e infusiones. Encima, en la pared pintada de oscuro hay un cuadro y una pantalla para manejar el aire acondicionado. Este funciona a la perfección y de forma absolutamente silenciosa. Sin embargo no hay manera de que la luz de la pantalla se apague, llegando a molestar por la noche hasta el punto de tener que taparla con un cojín. A su lado, con una puerta corredera de madera que cubre dos cuerpos encontramos un armario de tres: en uno baldas, y en los otros dos una larga barra colgadora con media docena de perchas normales, una tabla de planchar, una plancha y la bolsa de la lavandería.

A la derecha queda la cama, blanca, con un colchón comodísimo de buen calibre, recubierto por un nórdico algo excesivo que nos asfixia un poco durante la noche. Sobre ella, cuatro almohadas blancas de distinto grosor y dureza y dos cojines en tonos azulados. Por debajo de la cama, sobre la madera del suelo hay una agradable alfombra de tonos azulados. La cama está empotrada contra un cabecero en piel color chocolate, que deja una repisa de madera hasta la pared. Esta, pintada en gris oscuro, recoge varios cuadros figurativos de distintos tamaños y colores. En un lado cuelgan desde el techo tres lámparas metálicas negras. A cada lado de la camba, empotrado en el cabecero encontramos interruptores negros para las luces, un enchufe normal y dos USB, además de un pequeño reflector incrustado que girándolo ilumina para trabajar desde la cama. Sendas mesillas sencillas, metálicas negras, redondas terminan el conjunto. Sobre ellas el mando de la televisión y un moderno teléfono.

El juego de luces resulta muy atractivo pudiéndose generar una atmósfera muy agradable con varios puntos de luz en el techo, en el armario y una tira de led que corre por toda la repisa que conforma el cabecero de la cama. 

El espacio de paso a los pies de la cama resulta un poco estrecho. Allí encontramos colgada una enorme pantalla de televisión plana. La pared del fondo está ocupada de lado a lado por una ventana oscilobatiente en poderoso metal oscuro y recubierta por estor que sube de arriba a abajo con algo de dificultad con una cadenilla y un visillo en gris metálico. Las vistas amplias a través de las lamas de acero que recorren la fachada. Aquí abajo a la puerta principal, un poco más adelante a una zona ajardinada de los edificios cercanos y allá lejos, a Barcelona. Bajo la ventana hay una incómoda mesa de trabajo en madera clara, sobre la que hay un bolígrafo y un bloc de notas. En la pared, un enchufe disponible. Bajo la mesa una papelera con separación para el reciclaje y una silla de madera tapizada en color arena. A su lado hay una lámpara metálica de aire retro formidable para trabajar sobre la mesa, y al otro lado una cómoda butaca tapizada en azul con un cojín en blanco.

El descanso no es fácil. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es manifiestamente mejorable y se escuchan demasiado los ruidos en el pasillo y en las habitaciones contiguas. Para colmo junto a la puerta de entrada de la habitación, en el techo, hay un piloto verde que se mantiene encendido toda la noche, que junto con la pantalla de manejo del aire acondicionado mantienen iluminado el espacio permanentemente. 

Tras una pesada puerta corredera de madera accedemos al baño. Su tamaño es adecuado. El suelo sigue en madera, y las paredes de porcelana en color arena clara. A la izquierda encontramos el inodoro, con la cisterna empotrada en la pared. Cisterna de la que sale muy muy poca agua, tan poca que su limpieza se hace difícil. Enfrente hay una encimera en blanco sostenida por unas patas metálicas negras entre las que hay una balda en la que se ofrece un secador de pelo de buena potencia y dos juegos de toallas blancas (una de manos y otra de ducha) de buena calidad y limpieza. Además está también el pie de ducha. Sobre la encimera hay una caja negra de pañuelos de celulosa, un set dental y un gorro de ducha. Echamos en falta el jabón de manos. En la pared encontramos un pequeño espejo de aumento, y un gran espejo redondo, con una zona antivaho justo encima del lavabo con moderna grifería incrustada en la pared. Caudal, presión y temperatura exquisitas. 

Del techo y sobre el lavabo, cuelga una lámpara que ilumina de forma tenue el espacio. Sin embargo, hay también otras luces, mucho más brillantes y potentes que iluminan, quizá demasiado, y quizá demasiado fríamente el espacio: dos puntos en el techo, una luz incrustada dentro del espejo... A la derecha encontramos la cabina de ducha, protegida por una mampara de cristal, que quizá se queda un poco corta y salpicamos bastante agua al exterior. Un generoso rociador en el techo y un grifo en forma de teléfono ofrecen agua a una excelente temperatura, presión y caudal. Sobre el mando para regular el agua encontramos anclados a la pared tres botes dispensadores de gel, champú y acondicionador. 

Por la mañana, en el espacio de la planta baja se sirve un desayuno buffet de buen surtido y calidad. Zumos naturales, fruta cortada, platos calientes (huevos, salchichas, judías, verduras...), fiambres, embutidos, quesos, diversos tipos de pan, bollería recién hecha y un más que correcto café. Lástima que el servicio de reposición de los alimentos, aunque amable, sea algo lento.

Después, en la recepción otro joven, bastante más amable y cercano que el de la llegada nos cobra la estancia, nos pregunta si todo estuvo bien, nos hace un par de comentarios sobre nuestro origen y nuestro viaje y adiós.

Calidad/precio: 7
Servicio: 7
Ambiente: 8
Habitación: 7
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 8
Valoración General: 8

miércoles, 16 de octubre de 2024

NH BRUSSELS AIRPORT (BRUSELAS)

NH BRUSSELS AIRPORT (****)
De Kleetlaan 14, Airpor Area
1831 Machelen (Bélgica)

Habitación: 531
Fecha de entrada: 19/06/2024
Tarifa: 165€ SA

A escasos 5 minutos de transfer del Aeropuerto de Bruselas, rodeado de edificios corporativos, en un entorno ajardinado, el hotel nos recibe en un moderno y curioso edificio de cinco alturas en granito gris y negro roto por grandes ventanales. Un enorme pórtico con una rotonda ajardinada y un enorme logo metálico de la cadena, sirve como aparcamiento del servicio de transporte al aeropuerto. Una enorme puerta giratoria sobre una mullida moqueta nos deja en la recepción. 

A la izquierda un aparato para alquiler de paraguas y una amplia zona de venta de conveniencia con productos de alimentación, bebidas y productos de higiene. Antes, un ligero armario de madera y metal ofrece, de cortesía, algunos dulces, agua fría, cafés e infusiones frías. Y un par de grandes asientos redondos en torno a algunas columnas. En el lado derecho, en una pared revestida en madera, encontramos los dos enormes ascensores de puertas metálicas. Y unos pasos más adelante, el mostrador de recepción: grande, robusto, en mármol negro. Ancho. Sobre él, varias pantallas con información sobre la cadena, y algunos aparatos de pago. Detrás dos puestos de trabajo. Nos atiende un joven alto en perfecto castellano. Rapidez y agilidad en el trámite de revisión de los datos de la documentación y del pago. Nos indica que nos han hecho un upgrade a una habitación especial y nos entrega un cartoncillo con la tarjeta que hace de llave de la habitación. Nos explica los horarios y servicios del hotel así como el funcionamiento del wifi que es gratuito y veloz en todo el edificio. Además nos advierte que es necesario reservar plaza en el transfer al aeropuerto del día siguiente, cosa que hacemos.

Giramos sobre nuestros pasos y allí encontramos, junto al pasillo que lleva a las habitaciones de la planta baja, los dos ascensores. Grandes, modernos, con un espejo en la pared del fondo, revestidos en madera también en el suelo. Botonera metálica con un aparato al que acercar la tarjeta para activar el ascensor. Algunos carteles sobre el hotel y la cadena. Las puertas se abren a un amplio distribuidor en moqueta azul verdosa, paredes en madera, abundante luz, un aparato de limpiar zapatos mecánico, algunos sofás. A derecha e izquierda se abren dos largos pasillos con las habitaciones. Algunos carteles metálicos indican la dirección de las mismas. 

Luz abundante, con un punto sobre cada una de las puertas de las habitaciones, de madera clara brillante y una moderna manivela con una zona a la que acercar la tarjeta. La puerta se cierra con fuerza detrás de nosotros. Dentro el espacio es muy generoso. Suelo de madera oscura bien cuidada y limpia. Paredes en rugoso vescom gris verdoso. Techo blanco y mucha luz que entra desde el enorme ventanal situado en la pared del fondo. A la derecha de la puerta, una ranura para activar la luz con la tarjeta de la habitación. En el techo un punto de luz potente. Un paso más adelante el display del aire acondicionado, con botón de encendido y rueda de selección de la temperatura. Temperatura que no conseguimos alcanzar. Incluso en modo apagado se sigue escuchando un cierto ruido 'de aire'. Encendido, es algo más molesto.

A la derecha, y sin puerta encontramos una zona con el lavabo y el armario. Este es doble, de puertas de madera oscura. Al abrirlas se ilumina por dentro. En su interior una zona de maletero con lamas de metal, una barra colgadora algo corta con una decena de perchas antirrobo con el logo de la cadena, una tabla de planchar y una plancha, varios cajones con la caja fuerte, la bolsa de la lavandería y un calzador. En la balda superior se ofrece un mullido albornoz con dos zapatillas de felpa. 

En un extremo del armario, antes de dar el paso al dormitorio hay unas ligeras estanterías de cristal iluminadas por debajo con una cafetera Nespresso, un hervidor de agua, varios juegos de café e infusiones, unas copas y unos vasos. Debajo un minibar con la puerta transparente y dentro una botella de agua mineral de cortesía. Allí mismo empieza el amplio dormitorio. 

En la pared izquierda hay un espejo de cuerpo entero con un fino marco metálico. A continuación una mesa de escritorio con estructura de metal negro y tape de madera oscura. Sobre ella un par de tarjetas de bienvenida al hotel con una bebida de cortesía en el bar y un ambientador. Un flexo dirigible de trabajo. En la pared varios enchufes normales y de USB disponibles. Encima una televisión de pantalla plana anclada a la pared. Debajo una silla de trabajo en piel gris y una papelera de metal negro. A continuación y antes de la ventana hay una cómoda butaca en terciopelo azul, entre una lámpara de pie de estructura y tulipa metálicas y una mesa de centro de estructura metálica y tapa de mármol. 

La ventana es enorme y con vistas al jardín aquí, a las vías del tren allá y a los edificios corporativos que rodean el hotel. Buena insonorización que hace apenas perceptible el paso de los trenes y en general el ruido exterior. Visillos blancos y potente foscurit en color gris metalizado protegen la habitación de la luz exterior con bastante efectividad.

En la pared derecha encontramos la cama. Enorme. Dos canapés en piel blanca recogen un colchón de calibre descomunal vestido con un suave nórdico blanco. Cuatro almohadas de distinta dureza. Todo ello empotrado contra un cabecero de piel gris hasta media altura. Por encima de él una tira de led que retroilumina agradablemente el conjunto. Por encima, la pared en vescom marrón. En el cabecero hay empotrados interruptores y enchufes (normales y USB) y sendos focos dirigibles para la lectura en la cama. A cada lado de esta sendas mesillas de metal con tapa de mármol. En una de ellas el teléfono, un bolígrafo y un bloc de notas.

El descanso es agradable y sencillo gracias también a la buena insonorización interior del edificio.

El baño tiene una primera parte integrada en la habitación junto al armario. Una encimera de silestone gris de lado a lado recoge una pila de lavabo rectangular de porcelana blanca con un moderno grifo monomando. Encima, en una pared empapelada en un suave marrón, un poderoso espejo con luz retranqueada por arriba y por abajo generando una agradable sensación. Anclados a la pared, a un lado un secador de generosa potencia, al otro un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante y un espejo de aumento. Sobre la encimera, una bandeja de porcelana blanca con dos vasos de cristal y una caja metálica con pañuelos de celulosa. Bajo el lavabo cuelgan dos buenas toallas de lavabo. Y por debajo una papelera metálica. 

Al lado, y tras una puerta de cristal opaco encontramos la zona 'de aguas'. En el lado izquierdo el inodoro blanco con la cisterna empotrada. Y enfrente una generosa cabina de ducha. Suelo y paredes en pizarra gris. Dentro de ella, grifo termostático y una doble terminación: por un lado un grifo de ducha normal y por otro un enorme rociador de efecto lluvia. Todo nuevo y moderno. Temperatura y presión son más que correctos, pero quizá falte un puntito de caudal. Anclados a la pared tres botes de champú, gel y acondicionador. A los pies de la ducha, en un toallero metálico dos toallas de baño y un pie de ducha, de calidad justa. 

Por la mañana en recepción, demasiado temprano, se ofrece de cortesía una máquina de buen café, croissants crujientes, zumos, mantequillas y mermeladas. Y tras el mostrador, un rápido trámite para pagar la factura, algunos agradables comentarios sobre el madrugón y adiós.

Calidad/precio: 8
Servicio: 8
Ambiente: 8
Habitación: 9
Baño: 8.5
Estado de conservación: 9.5
Desayuno: 
Valoración General: 8.5

martes, 1 de octubre de 2024

NH SAN PEDRO DE ALCÁNTARA (SAN PEDRO DE ALCÁNTARA - MÁLAGA)

NH SAN PEDRO DE ALCÁNTARA (***)
C/Jerez 1
29670 San Pedro de Alcántara (Málaga)

Habitación: 102
Fecha de entrada: 16/09/2024
Tarifa: 121€ SA

Ubicado en el mismo centro de la población malagueña, rodeado de comercios, bares y restaurantes, algo alejado de la playa. Un edificio de seis plantas, con balcones en terrazo rojo y paredes en color crema rematado con unos enormes cubos con el logotipo de la cadena. La puerta principal se halla en una calle cortita, peatonal y llena de arbolado. Al lado, en la calle con circulación de vehículos hay una zona reservada para la carga y descarga de pasajeros. Toda la planta calle es acristalada de techo a suelo dejando ver desde el exterior tanto el comedor de desayunos como el bar y la recepción. Los cristales, lógicamente, permiten llenar de luz el espacio.

Unas puertas de cristal y aluminio blanco automáticas con los logos del hotel en los vidrios nos dejan, tras pasar por una mullida alfombra negra en la recepción. A la derecha hay un par de sillas de espera y tras ellas se abre el tranquilo bar y salón de desayunos. De frente la escalera, el pequeño ascensor y una estantería con algunas revistas, y un dispensador de agua fría con limón. A la izquierda encontramos el largo mostrador de recepción. Todo recuerda a los NH de principios de siglo: mármol claro en el suelo, paredes y mobiliario de madera brillante, algunas macetas con plantas altas, y un mostrador de mármol verdoso sobre el que hay además de una pantalla un par de pantallas con información sobre la cadena.

Tras el mismo nos atiende una joven que rápidamente nos entrega la tarjeta que hará de llave de la habitación en un cartoncillo con la clave del wifi que funciona perfectamente en todo el establecimiento. Además, nos ofrece la posibilidad de reservar el desayuno del día siguiente si nos interesa y nos explica que nos ha asignado una habitación superior con buenas vistas pero con dos camas en vez de una como hubiéramos preferido.

Unas puertas estrechas y metálicas nos meten en el pequeñísimo ascensor en el que justo cabrían dos personas con su equipaje. Botones de sensores algo anticuados y espejo en una de las paredes. Enseguida las puertas se abren con cierto ruido a un distribuidor de pasillos enmoquetado en color vino. Uno a la derecha y otro a la izquierda. Los rótulos del NH clásico (números y letras plateados sobre pletinas metálicas) nos indican el camino hacia la habitación. Atravesamos un pasillo con puntos de luz indirectos y puertas de madera clara con brillantes pomos y cerraduras de contacto. 

Pasada la puerta, el interior es luminoso. Suelo de cuidada madera clara, paredes en vescom gris claro. El primer tramo de la habitación es un corto pasillo de techo practicable metálico con un punto de luz potente. A la derecha, la ranura para la tarjeta y a continuación la puerta del baño, que se presenta cerrada. Además, el display del aire acondicionado, que funciona perfectamente con un pelín e ruido y sencillo manejo: encendido, apagado, una rueda de selección de temperatura y tres posiciones de intensidad. A continuación, y tras un cuadro con un bodegón entramos en el dormitorio.

Tamaño más que correcto. Toda la pared del fondo, cubierta por un visillo claro, es una enorme cristalera, en aluminio nuevo y cuidado, con persiana (de las de cinta para subir y bajar) que da acceso a una pequeña terraza con vistas a la calle principal peatonal de la población, justo encima de un bar. Una mesa y dos sillas para sentarse a ver la vida pasar. 

En la pared izquierda, apoyado sobre una larga madera de color rojizo brillante hay un maletero de tijera en metal y tiras verdes. A continuación un escritorio despejado en el que sólo hay una pequeña caja de obsequio por el programa de fidelidad con unos bombones. Bajo el escritorio, una papelera con bolsa de plástico blanca y una incómoda silla de trabajo en madera y metal. En la parte final del mismo hay una bandeja con un hervidor de agua, una botella de agua, varios juegos de café e infusiones, tazas y vasos y debajo un minibar de puerta transparente con una botella de agua grande de cortesía también por el programa de fidelidad. Encima de la mesa, un par de enchufes disponibles y un poco más arriba una buena televisión de pantalla plana.   

En el lado derecho del dormitorio encontramos las dos camas, con colchón de buen calibre. Vestidas con una sábana y un ligero nórdico. Dos almohadas de distinta dureza en cada una. Todo ello apoyado sobre un cabecero de madera brillante con algunos detalles cuadrados de metal. A cada lado sendas mesillas de madera, pequeñas. Sobre una de ellas un bloc de notas y un bolígrafo y el mando de la televisión. Sobre la otra un teléfono. Por encima, un enchufe en uno de los lados, interruptores para apagar la luz, y un poco más arriba sendos apliques de brazo metálico y tulipa de color crudo que generan una agradable sensación lumínica aunque quizá un punto escasa para trabajar desde la cama.

En la pared restante, un armario de tres cuerpos de puertas correderas de espejo. En su interior, baldas, una caja fuerte, y media docena de perchas normales.

El descanso es un poco incómodo. Se escuchan demasiado los ruidos de las habitaciones contiguas, del pasillo e incluso de la recepción. La puerta no cierra bien y por las rendijas se cuela la luz.  

La puerta del baño se presenta cerrada. Cuando la abrimos hay un fuerte olor a lejía y productos de limpieza. Tamaño adecuado, estilo del NH de antaño con suelos y paredes porcelánicas en tonos crudos. A la derecha el inodoro y el bidet -con tapa- en porcelana blanca. En la pared un par de portarrollos y un dispensador de bolsitas higiénicas. A la izquierda un lavabo incrustado en una encimera de mármol color arena. Sobre ella dos vasos de cristal. Anclados a la pared derecha sendos botes de jabón de manos y de crema hidratante, y un dispensador de pañuelos de papel. Encima de la encimera un espejo hasta el techo con tres puntos de luz arriba. 

Detrás de la puerta queda el toallero con dos toallas de manos bastante correctas, y un secador de pelo de buena potencia. Frente a la puerta, la gran cabina de ducha, protegida por dos puertas de cristal opaco y aluminio. Suelo de porcelana blanca. En su interior hay un toallero con dos enormes toallas de ducha y un pie de ducha. Además tres botes anclados a la pared con champú, gel y acondicionador. La ducha se remata con un grifo de teléfono algo antiguo. La temperatura del agua es correcta y la presión también, pero al caudal le falta un puntito. 

Junto a la puerta, en una percha metálica se ofrecen dos albornoces mullidos con sus zapatillas de felpa a juego.

Por la mañana, en la recepción, un trámite sencillo para el pago y la entrega de la factura y la pregunta de si necesitamos ayuda para continuar nuestro viaje.

Calidad/precio: 7.5
Servicio: 8
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 7.5
Estado de conservación: 7.5
Desayuno: 
Valoración general: 7.5

martes, 17 de septiembre de 2024

ALOFT QUERÉTARO (QUERÉTARO - MÉXICO)



ALOFT QUERÉTARO (****)
Carretera Querétaro - San Luis Potosí 10617
Col El Salitre Jurica
76127 Santiago de Querétaro

Habitación: 414
Fecha de entrada: 10/09/2024
Tarifa: 70€ (AD)

En una de las principales arterias de la ciudad, rodeado de edificios corporativos y de otros establecimientos hoteleros, encontramos el moderno y vanguardista hotel gestionado por la marca Aloft de Marriott. Un enorme cubo de cristal, a pie mismo de la carretera, nos recibe desde un enorme pórtico ajardinado con un gran logo de la cadena. Bajo dicho pórtico se pueden estacionar algunos vehículos para la carga y descarga de pasajeros. El cubo al que se nos abren las puertas automáticas de metal y cristal es enorme. Cristal de techo a suelo, llenando el espacio de luz. A la izquierda encontramos el acceso al restaurante, que ofrece música demasiado alta. También el espacio central tiene otra música moderna también quizá demasiado alta. A la derecha hay algunos curiosos elementos decorativos: un avión de juguete, unos sofás de piel en tono aguacate, algunas mesas bajas con revistas, una mesa de billar... Es la zona de espera de viajeros y también del bar que, tranquilo, se nos presenta allí mismo con un generoso surtido de bebidas.

En el centro del espacio hay un mostrador circular con tres puestos de trabajo. Algo desordenado en su interior con papeles, carpetas... Nos atiende una joven que rápidamente nos saluda amablemente, nos pregunta por el apellido y nos entrega un documento ya preparado para la firma, y un cartoncillo con la tarjeta de la habitación en blanco sin personalizar. Chequea el pasaporte, firmamos el documento y la joven, mientras nos explica los servicios y horarios del hotel nos acompaña hacia el ascensor. Nos indica que los snacks que hay tras la recepción (dulces, bebidas...) son de pago a excepción del café, que es de cortesía. Pasamos junto a una mesa con juegos para poder llevarse a la habitación, junto a una reproducción del hotel en hecha a escala con piezas de Lego y junto a una mesa alta con un ordenador y una impresora. 

Cruzamos una puerta de cristal que nos deja en un agradable jardín donde notamos excesivo ruido de la carretera contigua. Allí un corredor abierto, pero protegido por un techo de cristal nos conduce al edificio de las habitaciones. A la izquierda encontramos un bonito jardín con una sugerente piscina, y en el lado de la derecha un gimnasio y una sala para los clientes preferentes de la cadena en la que se sirve permanentemente snakcs y bebidas. Por otra puerta de acero y cristal entramos en el edificio de los dormitorios. Construido en piedra gris dispone de cuatro plantas con ventanas alargadas y estrechas que aparecen en la fachada de forma algo irregular. La planta baja está recubierta por una especie de caparazón de acero que brilla con el sol.

A cado lado ascensores enormes de puertas automáticas de metal. Hay que acercar la tarjeta a un lector para que se active la botonadura metálica. Interior algo oscuro. Suelo de moqueta y espejo en la pared del fondo. Silencioso. Hay un cartel de información sobre el bar del establecimiento y un vinilo -algo deteriorado- en las puertas, de arriba a abajo, que explica algunas cosas sobre la cadena. Las puertas se abren en el cuarto piso a un rellano generoso con una mesa con un teléfono, un extintor, una gran papelera y una ventana al exterior. A derecha e izquierda se abren los pasillos de las habitaciones, indicadas por bonitos carteles en color azul verdoso. Moqueta mullida en tonos azules y verdosos, paredes recubiertas de vescom gris con pequeños apliques en forma de cubo que iluminan agradablemente el espacio. Junto a las enormes puertas de madera oscura con moderna cerradura de contacto con tarjeta hay un vanguardista muro con cuadros de colores. Sobre él se indica en un cuadrito el número de la habitación.

Una vez abierta la puerta esta se cierra con bastante fuerza a nuestras espaldas. Cuelga del pomo interior un cartel de no molestar. La habitación está a oscuras y no resulta fácil encontrar un interruptor para prender alguna luz. A la derecha hay un pasillo largo que recoge el armario, el lavabo, el baño y la ducha. Allí encontramos un interruptor de Bticino -como todos los de la habitación- que nos ilumina esa zona. Un poco más adelante, y de frente, encontramos otro interruptor que nos ilumina el dormitorio. Antes de llegar a este, un display blanco de sencillo manejo ofrece los mandos del aire acondicionado que funciona con la modalidad automática de forma muy efectiva pero algo ruidosa.

Allí mismo está el dormitorio. De buen tamaño y aire moderno y algo vanguardista. A la derecha dos camas grandes para ser individuales y pequeñas para ser dobles. Sobre un canapé de madera negra se ofrece un colchón de buen calibre y un suave nórdico. Además hay tres almohadas pequeñas muy cómodas y un rollo tapizado en tela de colores con motivos geométricos, similar al mural que hay junto a la puerta y al interior de los estores que hacen las veces de cortinas en las dos alargadas ventanas. Ambas camas están empotradas contra un gran cabecero de piel en color azul. Y todo ello apoyado en una pared de madera oscura con un alargado mural de tonos rojizos y marrones. Entre medio de las dos camas una pequeña mesilla acoge un teléfono con un cargador USB, un despertador retro de color azul coral, varios interruptores y un enchufe disponible bajo la mesilla. Sobre el cabecero de piel, en ambas camas, se presenta un aplique de aluminio con luz cálida y agradable para crear una buena sensación en la estancia. 

El descanso se hace agradable. Los estores de las ventanas, que se suben y bajan con una ruidosa cadena paran bastante la luz que entra del exterior. La insonorización exterior podría ser algo mejor y se escucha al fondo el murmullo del pesado tráfico de la carretera. La interior es también correcta, aunque se escuchan algunos portazos en habitaciones cercanas. 

Toda la pared del frente, que se ubica a los pies de la cama, es un larguísimo escritorio. Sobre él, una lámpara de pie metálico y tulipa plateada. Unos enchufes disponibles, incluyendo uno USB. Sobre ellos, y entre medio de las dos ventanas, una enorme televisión de pantalla plana. A continuación del escritorio, en el mismo mueble pero un poco más bajo, hay un largo banco corrido tapizado en piel color burdeos que hace las veces de asiento y de maletero. Sobre él, tres cojines de tonos verdes y arena. Bajo la mesa,  una cómoda silla de trabajo con ruedas y tapizada en un feo verde en forma de espiga -algo sucia-, y un par de papeleras de plástico. Paredes recubiertas de vescom gris metálico.

El baño es alargado, al que se accede a la derecha de la entrada. En el lado izquierdo y sin puertas, se presenta un armario de madera, con dos colgadores con cuatro perchas en cada uno (normales con el logo de la cadena), un secador de pelo amarillo de buena potencia, la caja fuerte y una bandeja de cortesía para preparar café e infusiones con una cafetera, dos vasos de plástico y dos de cartón y dos botellas de agua mineral de cortesía, una tabla de planchar y una plancha. Debajo, una caja fuerte, y dos cajones en los que se encuentran la bolsa de la ropa sucia y un ejemplar del Nuevo Testamento. 

En el lado de la derecha bajo un descomunal espejo que va hasta el techo hay una enorme y larga encimera de silestone blanca que acoge un cuadrado lavabo con una espectacular y moderna grifería monomando de grifo alto del que sale agua con escaso caudal. Junto a él un botecito de crema hidratante y una pasilla de jabón con una jabonera de plástico. Sobre la encimera, además, hay una caja blanca de pañuelos de celulosa; bajo la encimera, además de colgar una correcta toalla de mano, hay un minibar vacío. Una pesada puerta de madera recubierta de espejo nos separa del inodoro y de la ducha.

El espacio pasa a ser de porcelana blanca en las paredes con pequeñas piezas de corte hexagonal. En el suelo gres porcelánico gris. El inodoro, blanco con cisterna exenta a la que le falta caudal y presión. A los pies del inodoro un portarrollos de papel higiénico. Por encima, en una estantería de sencillo metal encontramos dos toallas de lavabo, tres de baño y el pie de ducha. Todo ese juego en blanco, mullido, sin personalizar de adecuada calidad. Sobre el toallero, en el techo, a la vez que la luz -algo fría- se activa un molestísimo y ruidoso extractor de aire. Y allí mismo encontramos la enorme cabina de ducha, protegida por una mampara de cristal de techo a suelo. Dentro un grifo monomando y un buen rociador anclado a la pared a buena altura. Expulsa el agua a una excelente temperatura y presión, pero quizá falte un puntito más de caudal. Anclados a la pared, un bote de champú, otro de gel y otro de acondicionador. Y entre medio una repisa metálica para dejar otros jabones.

Por la mañana, en el restaurante, con música a buen volumen, se sirve un cortito pero rico desayuno  buffet. El servicio de bebidas (zumo, café...) es atendido. Se ofrece fruta cortada, algunos fiambres y quesos, huevos revueltos, bacon, salchichas, tortillas, frijoles, carnes y algunos dulces de hojaldre algo duros. 

Después en la recepción, con una sonrisa, nos dicen adiós y se preocupan por ayudarnos en el siguiente tramo de nuestro viaje. 

Calidad/precio: 8.5
Servicio: 8
Ambiente: 8.5
Habitación: 8.5
Baño: 8.5
Estado de conservación: 8.5
Desayuno: 8
Valoración general: 8.5

miércoles, 4 de septiembre de 2024

GRAN HOTEL LUNA DE GRANADA (GRANADA)



GRAN HOTEL LUNA DE GRANADA (****)
Guitarrista Manuel Cano 2
18004 Granada

Habitación: 321
Fecha de entrada: 02/08/2024
Tarifa: 100€ (AD)

A la entrada de la ciudad, junto a la ronda, y a la Universidad, frente a un enorme centro comercial encontramos un gran edificio, en hormigón marrón claro lleno de ventanas y balcones con forma de pirámide truncada. Un majestuoso paso subterráneo, junto a la recepción, permite la subida y bajada de viajeros y el acceso al parking. Unas puertas correderas de cristal nos dejan en un amplio recibidor, a distintas alturas y con un montón de cosas: Un cajero automático, una fuente para rellenar botellas de agua, una zona de sofás para la espera, la cafetería, bulliciosa, al fondo, el salón de desayunos, muchas macetas con plantas altas, pantallas con información del hotel, espejos, un enorme ascensor que baja al parking, una rampa que lleva a los ascensores de las habitaciones, y un mostrador en forma de ele. 

De mármol negro que contrasta con el suelo blanco, dispone de tres puestos de trabajo atendidos por tres jóvenes. El proceso de registro es un poco aburrido y lento. Demasiados datos, demasiadas comprobaciones... Por fin nos entrega la llave de la habitación, una tarjeta negra con el logo del hotel, envuelta en un cartoncillo. Nos explica el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi que aunque es gratuito y funciona bastante bien en todo el edificio resulta algo incómodo de conectar teniendo que rellenar algunos formularios web.

A partir de ahí empezamos un paseo por el enorme edificio del hotel. En primer lugar unos ascensores panorámicos abiertos a un oscuro patio con unas fuentes abajo nos llevan hasta la primera planta. Allí, atravesamos una galería con algunos sofás y elementos decorativos (entre ellos una enorme guitarra) que pasa junto a la piscina. Suelo de linoleo, paredes en vescom, puertas de las habitaciones en color madera con grandes números metálicos en ellas. Luces puntuales. Junto a unas escaleras tomamos otro ascensor, más pequeño. Puertas automáticas metálicas, botonadura de la que se ilumina en rojo al pulsar, suelo de mármol rosa y espejo en la pared del fondo. Al abrirse las puertas caemos a un pasillo largo, con moqueta roja en el suelo, paredes en vescom color crudo y molduras de madera, todo ello algo machacado. Puertas de las habitaciones a cada lado.

Introducimos la tarjeta en la ranura y accedemos a la habitación. El marco interior de la puerta está un poco desencajado. El aire acondicionado, que es ruidoso, nos recibe con la habitación formidablemente fresca. Suelo de madera en tono gris. Paredes pintadas en crudo, con bastante golpes y roces. Mobiliario moderno en madera gris un poco más oscura que el suelo. Interruptores nuevos. A la derecha hay una tercera cama con un colchón de gran calibre, dos almohadas y dos toallas. A su lado, la ventana con vistas a un oscuro y estrecho patio interior. Un visillo claro y un foscurit color vino tratan de contener la escasa luz que viene del exterior.

De frente encontramos una zona remetida, recubierta en madera con un maletero y un escritorio sobre el que se ofrece una bandeja de cortesía con un hervidor, tazas y algunos juegos de café e infusiones. Debajo una papelera, una silla de piel blanquecina y tras una puerta, el minibar correctamente surtido de aguas, refrescos y snacks. Sobre la mesa corre una lámpara alargada y hay un par de enchufes disponibles. Justo enfrente de la puerta cuelga de una columna una televisión de pantalla plana que puede dirigirse hacia los lados. Debajo, otro enorme maletero. A la izquierda, la puerta de cristal del baño y a continuación de esta, un enorme armario de puertas correderas de espejo de techo a suelo, y en su interior baldas, una caja fuerte con llave y media docena de perchas antirrobo. Además una gamuza lustrazapatos y la bolsa de la lavandería.

A la izquierda de la entrada queda la cama principal. Grande para ser individual algo pequeña para ser doble. Sobre un generoso y cómodo colchón se ofrece un suave nórdico en blanco con cuatro almohadas mullidas. A los pies, sobre una cartulina que explica los servicios ecológicos del hotel, un puñado de caramelos. La cama aparece empotrada contra un cabecero casi hasta el techo de madera y piel clara mullida en capitoné. A cada lado sendas mesillas a juego. Sobre una, el mando de la televisión y un teléfono. Enchufes e interruptores disponibles. Por encima sendas lámparas de corte moderno en metal y tulipa de tela cruda con reflectores -que no funcionan- para la lectura en la cama. 

El descanso que provee la cama es formidable pero la insonorización interior es prácticamente inexistente y se escuchan los pasos por el pasillo, las voces y ruidos de las habitaciones cercanas... La sonoridad exterior también resulta molesta por el permanente ruido durante la noche de algunos fancoils y aparatos de ventilación. 

El baño, rectangular, resulta bastante oscuro, sobre todo delante del espejo. Frente a la puerta, un moderno inodoro con cisterna exenta. A su lado el rollo del papel higiénico y un portarollos con uno de reserva. Sobre él, y en la pared, una rejilla de plástico de ventilación. Al lado del inodoro, un armario de madera recoge una encimera de cristal blanco con el lavabo empotrado en ella. Sobre la misma dos vasos de cristal y una caja de pañuelos de papel. Por encima, un espejo hasta el techo. Adherido al mismo, un espejo redondo de aumento y a su lado, un bote negro con jabón de manos y un secador de pelo de buena potencia anclado a la pared. A los pies, una papelera metálica. Frente al lavabo y en la pared de enfrente, un teléfono negro.


En la pared izquierda de la estancia encontramos la bañera, protegida por una mampara de cristal que se mueve algo para facilitar el acceso. Dentro, una ducha de grifería moderna. Demasiado moderna. Un cartel metálico indica las instrucciones de uso, pero tampoco resulta claro. El rociador, de tipo teléfono, funciona perfectamente. Y así como la presión y el caudal del lavabo resultan escasas, el de la ducha es más que generoso. A los pies de la bañera, pero fuera de ella, y colgando de la pared, un fino toallero metálico ofrece dos toallas de ducha blancas, de gran calibre y extraordinaria calidad, que junto con las dos del lavabo y el pie de ducha, que también cuelga de la bañera completan el juego de lencería.  

Por la mañana, en un enorme salón con diversas zonas se ofrece un desayuno buffet muy completo. Zumos naturales, máquinas que ofrecen agua filtrada, una zona de cocinado en directo donde se ofrecen tortitas, gofres, huevos, bacon... Además hay fruta cortada, cereales, siropes, bollería crujiente recién hecha, distintos tipos de pan, y varias máquinas de café (algunas Nespresso) que lo ofrecen de calidad más que correcta. 

Después en el mostrador de recepción, como todo estaba ya pagado, el trámite es sumamente rápido. 

Calidad/precio: 8
Servicio: 7.5
Ambiente: 7.5
Habitación: 7
Baño: 8
Estado de conservación: 6.5
Desayuno: 8
Valoración general: 7.5