EUROSTARS MÁLAGA
Héroe de Sostoa 17
29002 Málaga
76127 Santiago de Querétaro
Habitación: 530
Fecha de entrada: 6/09/2024
Tarifa:
Ubicado a dos minutos a pie de la estación del AVE María Zambrano, en una amplia avenida llena de bares y comercios. El hotel se ubica en un edificio exento, de seis alturas con fachada de cristal oscuro junto al feo edificio de la Hacienda Tributaria. Entre ambos edificios hay un carretil de acceso para los vehículos (buses, coches...) que vayan a dejar viajeros al hotel. Allí mismo además, hay, protegidas por unas mamparas de cristal sendas terrazas del bar y el restaurante del hotel.
Tras una mullida alfombra con el logo de la cadena dos puertas automáticas de cristal se abren para dejarnos en un enorme espacio que se expande hacia los lados. Hacia la derecha, y oculta por unos biombos un bar que está cerrado. Hacia la izquierda el restaurante y desayunador. De frente el mostrador de recepción en forma de L. Sobre él tres pantallas de ordenador de los puestos de trabajo que atienden detrás. Además alguna información sobre la cadena, un grifo con agua de cortesía y un bote con chucherías. Nos atiende un joven que tiene problemas gestionando nuestra documentación por lo que el proceso se alarga más de la cuenta. Por fin, nos ofrece una tableta electrónica en la que hemos de firmar y nos entrega la llave de la habitación, gris con el logo del hotel, en un cartoncillo en el que además está impresa la compleja contraseña del wifi que funciona bastante bien en todo el establecimiento. La sensación es de cierta modernidad, y también de algo de jaleo porque nuestra llegada coincide con la de un grupo oriental.
A la derecha de la recepción, dos ascensores de puertas automáticas. Su interior, algo estrecho dispone de algo de información sobre el hotel así como un espejo en la pared del fondo. Las puertas se abren a un amplio distribuidor de luminosas paredes blancas y de moqueta en tonos grises oscuros. Por el pasa hacia derecha e izquierda un largo pasillo muy iluminado, con potentes luces y puertas de las habitaciones en blanco con una gran manilla de metal en la que se inserta la tarjeta de la habitación.
Tras la puerta, todo es blanco y luminoso. Se nota en algunos pequeños detalles (pintura, rodapiés, tarjetero...) que el hotel ha sido renovado recientemente. Paredes pintadas en gris y blanco y suelo de madera muy clara y agradable. A la izquierda de la puerta la ranura para activar la luz y a continuación un par de interruptores negros (a juego con el resto de la habitación). Después, una gran puerta, también blanca que da acceso al baño, y a continuación, y antes del dormitorio un espejo de cuerpo entero con un marco negro muy fino. Justo enfrente, a la derecha de la puerta, un armario en madera blanca sin puertas, con una zona de baldas bajo la que encontramos el minibar con un surtido de aguas y refrescos, una zona con cajones, y otra de colgador. Además allí se ofrece una bandeja con un hervidor, varios juegos de café y te y unas tazas. Esa zona está iluminada con dos puntos de luz en el techo de luz bastante fría.
A continuación, el dormitorio resulta de tamaño generoso. A la derecha hay un armario en forma de expositor con una generosa pantalla plana y una guía de los hoteles de la cadena. Antes de la ventana, enorme, que ocupa toda la pared del fondo, hay una estrecha y pequeña mesa de trabajo, de mármol blanco y metal negro. Sobre ella un moderno flexo de metal negro y algunos enchufes en la pared. Por debajo una papelera con bolsa de plástico y una incómoda silla de madera tapizada en rojo.
La enorme cristalera del fondo, en aluminio negro con una gran ventana practicable del todo llena de luz la habitación y ofrece vistas a los tejados de la Agencia Tributaria aquí, a la estación del AVE un poco más allá, y a las montaña de Málaga al fondo. Hacia un lado todavía se pueden ver algunas de las grúas del puerto. Bajo la ventana hay una incómoda silla de plástico en color fresa y una mesa redonda en color azulado. Un foscurit y un visillo en blanco tratan de impedir, sin éxito, que la luz no se cuele en el dormitorio.
A la izquierda, la cama. Enorme. Un canapé recubierto con una tela de color arena recoge un colchón de buen calibre vestido con una simple sábana y cuatro almohadas de distinta dureza. A los pies hay un largo maletero tapizado en piel azul y con patas finas metálicas. A cada lado de la cama sendas mesillas, a juego con el escritorio (mármol blanco y metal negro). Sobre una de ellas un teléfono de corte moderno, sobre la otra el mando a distancia de la televisión. Sobre ambas dos apliques de luz, anclados a la pared en tonos arena que crean una agradable sensación lumínica, que resulta algo escasa para leer en la cama. También distintos tipos de enchufe, incluidos algunos USB. También junto a la televisión hay otro enchufe USB.
En la pared restante un moderno display para manejar el aire acondicionado. Tiene función automática y funciona perfectamente y de forma poco ruidosa. La insonorización exterior es formidable, pero la interior es bastante mejorable. Se oyen los movimientos de las habitaciones contiguas y algunas voces en el pasillo (aunque el hotel resulta tranquilo).
El baño resulta de tamaño correcto. Porcelana azul en el suelo, y un alicatado hasta el techo en las paredes con teselas en distintos tonos de azul. Frente a la puerta, una encimera de cristal acoge un lavabo amplio, con el grifo monomando situado demasiado atrás, lo que hace incómodo el lavado de las manos. Escaso caudal y demasiado aire entre medio. Sobre la encimera dos vasos de cristal y una caja negra de plástico con pañuelos de celulosa. Anclados a la pared un bote de jabón de manos y otro de crema hidratante y sobre ellos un secador de pelo de buena potencia y un espejo de aumento. Encima de la encimera, un enorme espejo enmarcado en madera negra. En la parte superior del marco hay incrustadas cuatro bombillas de luz, que iluminan poco acertadamente el espejo. Detrás de la puerta un bidet con tapa y un inodoro, ambos en porcelana blanca. El inodoro está algo suelto del suelo y al sentarnos se balancea.
En el lado derecho encontramos la cabina de ducha. Con suelo de tacto muy agradable y pared en porcelana blanca. Una mampara de cristal de la que cuelgan dos enormes toallas de baño con el logo de la cadena protege la salida de agua. En el interior una buena grifería con dos terminaciones: teléfono y efecto lluvia. Lástima que la regadera de efecto lluvia quede demasiado baja y no pueda subirse en altura para los que somos de gran tamaño. Falta algo de presión aunque el caudal y la temperatura resultan correctas. Además de las dos toallas de la ducha, hay dos de manos que cuelgan a cada lado de la encimera y un pie de ducha. Todo el juego es de excelente tamaño, calidad y acabado.
El restaurante del desayuno, algo bullicioso y con mesas algo endebles, sirve por la mañana platos calientes (huevos, bacon, tortillas, revueltos...), zumos naturales, fiambres, embutidos y quesos de buena calidad, variedad de panes, crujiente bollería, algunos productos típicos de la zona... Varias máquinas de café ofrecen un café bastante aceptable en unos modernos mugs de desayuno personalizados para la cadena.
Después en la recepción, simplemente decir adiós sin demasiados alardes de atención..
Calidad/precio:
Servicio: 7
Ambiente: 7.5
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 8
Valoración general: 8