lunes, 9 de marzo de 2009

HOTEL CASTELLAR (CASTELLAR DE LA FRONTERA - CADIZ)



HOTEL CASTELLAR (****)
Ctra. Castellar Almoraima s/n
11350 Castellar de la Frontera (Cádiz)
Telf: 956.693.018
Fax: 956.693.250

info@hotelcastellar.es
www.hotelcastellar.es

Habitación: 31
Fecha de llegada: 06/03/09
Tarifa: 64€ (Alojamiento y Desayuno Buffet)

A pocos kilómetros de Algeciras y en la entrada del pueblo de Castellar de la Frontera, encontramos este enorme cortijo de estilo claramente andaluz. En torno a un patio con fuentes, jardines y una deliciosa piscina, se levanta un edificio en blanco y albero que acoge este moderno y funcional hotel.

Una pequeña zona de parking vallada nos recibe antes de la recepción, situada a la derecha de la entrada en un hall amplio pero recortado por numerosas paredes de cristal, sofás y rincones para la lectura y la tertulia. El mostrador es amplio, de mármol negro y con una zona repleta de folletos turísticos de la zona. La atención del equipo de recepción es cordial, aunque lenta. Nos piden el DNI y nos entregan la llave de la habitación.

A través de unos pasillos asépticos, con paredes blancas, puertas de madera clara, una alfombra algo plastificada en el suelo y luces frías llegamos hasta nuestra habitación. Al abrir la puerta destaca un fuerte olor a "ambientador" y la frialdad de la luz de la zona de la entrada, que contrasta con los colores azul pastel que llenan paredes y cortinas. Suelo de madera clara muy agradable y limpia. El pasillo de entrada dispone a la izquierda de la puerta del baño y a la derecha tras un maletero que impide la apertura de una puerta que comunica que con la habitación contigua, encontramos el enorme armario correctamente vestido.

El espacio del dormitorio es amplio y su colorido blanco y azul bastante acogedor. Dispone de un armario con el minibar y una televisión de plasma encima, una mesa de color blanco con un sofá de lectura y una silla de trabajo. Junto a la mesa un enchufe para el portátil. El hotel dispone de wifi pero de pago. Detrás de la mesa se abre un pequeño balcón con vistas al jardín y a los montes que rodean la ciudad.

La cama se presenta enorme, blanquísima, con un cabecero de corte rococó en blanco y sendas mesillas a juego. Lámparas con tulipas y enchufes libres en escritorio y mesillas. El colchón es sumamente confortable igual que el edredón que lo viste y las almohadas que llenan la cama. Quizá se note un punto el lavado industrial de la lencería, pero en su conjunto la cama resulta excelente. Igual de excelente resulta el aire acondicionado, que caldea en un instante la habitación, que encontramos algo fría. En la posición de más baja potencia el sonido es casi imperceptible lo que permite el descanso con el aire encendido. Hacia el exterior la insonorización es total, pero no así hacia el interior. Las paredes y la puerta resultan frágiles y escuchamos la ducha del vecino, las conversaciones del pasillo... Menos mal que el agote que llevamos nos sumerge en un sueño profundo enseguida.

El baño resulta frío. Muy frío. Baldosas de colores muy variados que van desde el rojo hasta el crudo en el suelo lo hacen gélido para el pie descalzo. Tampoco la luz ayuda a dar calidez al conjunto. Una enorme encimera completamente vacía contiene el lavabo. Sólo cuatro botecitos de amenities (gel, champú, acondicionador y crema hidratante) rellenan el espacio. Aunque los botes son de Molton Brown, quizá falten otros detalles como peine, set de afeitado, dental... La presión del lavabo es buena, pero su caudal se queda algo corto.

No ocurre lo mismo en la ducha de la bañera, donde tanto el caudal como la presión son excelentes. Tanto es así que la mampara se queda corta a la hora de contener la fuerza del agua salpicando contra el cuerpo. La lencería de baño es simplemente correcta. Tamaño normal y calidad estándar.

En recepción al salir preguntas por el minibar pero también atención por nuestro viaje e interés por si todo estuvo correcto.

Calidad/precio: 7.5
Servicio: 7
Habitación: 8.5
Baño: 6.5
Estado conservación: 8.5
Valoración General: 8.5

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